
Donde debería de estar el corrupto senador panista Francisco García Cabeza de Vaca, en vez de andarse promocionando en panorámicos y en spots, es en la cárcel, por sus estrechas relaciones que tuvo con Antonio Peña Argüelles, ligado a un grupo del crimen organizado, detenido en San Antonio y principal testigo protegido en contra del exgobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba.
Es claro que aprovechando que rendiría su supuesto informe legislativo –porque en realidad nada tiene que presumir–, el “gran estafador” de Tamaulipas volvió a la carga.
Y si todavía tiene algo de vergüenza, debería rendir un informe detallado ante la Procuraduría General de la República sobre las reuniones que tuvo con el narcotraficante Peña Argüelles, quien cada 31 de diciembre atendía a Cabeza de Vaca a cuerpo de rey en su rancho de Nuevo Laredo, antes, durante y después que fue alcalde de Reynosa (2005-2007).
Este personaje presume ante los tamaulipecos que se opuso al incremento del IVA y a los llamados “gasolinazos”, pero en política las buenas intenciones sin resultados no se pueden presumir.
Porque si no pudo convencer a los legisladores para dar marcha atrás a esas medidas, con qué cara buscará convencer al electorado para concretar sus ambiciones. Las buenas intenciones en política, dicen en el rancho: son como los llamados a misa.
Este senador “caza-goles” estuvo ausente en los recorridos que hicieron los diputados federales del PAN de Tamaulipas por la frontera, como Carlos García González, Humberto Prieto y Glafiro Salinas, entre otros de la bancada, que sostuvieron reuniones con empresarios y sociedad civil antes de que la mayoría en el Congreso cometiera esa barbaridad.
¿Cuándo vieron a Cabeza de Vaca organizar marchas, repartir volantes o convocar a una huelga de hambre? Nunca, jamás. Ni se apareció.
Por eso la patética campaña que organizó previo a su informe, sin presumir resultado alguno como senador, en vez de beneficiarlo fue el hazmerreír de la clase política de Tamaulipas.
Cambiando de canal, es un hecho que Rafael González Benavides no iba a ser el nuevo presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional, sino Antonio Martínez Torres, ex perredista, ex secretario de Gobierno con
Eugenio Hernández Flores y ex diputado local en la pasada legislatura.
Pero algo pasó con el deseo del gobernador Egidio Torre Cantú, el principal promotor de Martínez Torres para suceder al gris neolaredense Ramiro Ramos Salinas, que hasta filtró ese nombre entre amigos y enemigos; priistas,
panistas y perredistas, y en la misma estructura gubernamental.
Aunque no solamente Martínez Torres estuvo en el ánimo de Torre Cantú. También se pusieron sobre la mesa otros nombres con posibilidades reales, sobresaliendo dos: Edgar Melhem Salinas, delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en Tamaulipas, y Manuel Muñoz Cano, hombre de todas las confianzas de Hernández Flores y ex secretario estatal de Sedesol.
Sin embargo, la balanza se inclinó sorpresivamente a favor del veterano González Benavides, quien el 28 de noviembre pasado entró al Congreso local como secretario del Trabajo a comparecer ante legisladores después del informe de gobierno, y salió como fuerte aspirante para dirigir el partido.
Al día siguiente la prensa de Tamaulipas filtró los nombres de él y de Aída Zulema Flores, diputada por el distrito de la Ribereña con cabecera en Miguel Alemán, como precandidatos de unidad para la presidencia y secretaría general, cuando en horas sus nombres no figuraban en la grilla.
¿Qué pasó en esas horas cruciales cuando se cayó Martínez Torres como el candidato del ejecutivo estatal? Muy pocos conocen la verdad.
Hasta César Camacho Quiroz, presidente nacional del Revolucionario Institucional, respaldó la idea de que Martínez Torres fuera el hombre que dirigiera los destinos del tricolor para contener al PAN y su arrastre en Tamaulipas demostrado en las elecciones de 2012 y 2013.
Lo único cierto en esos días de finales de noviembre fue que Amelia Vitales Rodríguez, quien fungía como presidenta interina en sustitución de Ramos Salinas, no iba ser la elegida.
Y otra decisión tomada dentro de Palacio de Gobierno es que Ramos Salinas no iba a continuar en la presidencia, como bien pudo serlo ya que ser diputado y pastor del PRI no era impedimento, pero el gobernador –molesto con él por las derrotas en las urnas– simplemente se impuso.
Basta recordar que en la segunda mitad del sexenio de Hernández Flores, Ricardo Gamundi Rosas fue legislador y presidente estatal tricolor al mismo tiempo, y que la reynosense Vitales Rodríguez fue secretaria general y presidenta interina sin abandonar el Congreso, en este gobierno.
Torre Cantú estaba más enchilado que un habanero con Ramos Salinas, por haber puesto en riesgo Ciudad Victoria y Tampico, amén de entregar a Acción Nacional, Nuevo Laredo y Matamoros.
El gobernador no le perdonó a su entonces líder tricolor las mentiras de que si bien en Nuevo Laredo la causa estaba perdida, en Matamoros Leticia Salazar Vázquez, actual alcaldesa en funciones, iba a sucumbir frente Salvador Treviño Garza.
Si bien el ejecutivo estatal pidió su salida a Ramos Salinas del edificio del PRI, dentro del organismo político aún hay muchas dudas por qué lo ungió, como ganador de la medalla de oro a su indiscutible ineficiencia, como presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso.
¿Por cierto, que jabón o shampoo patrocinó al gris político neolaredense a encumbrarse en el PRI? Esa es otra de las preguntas sin respuesta.
Se suponía que el entonces alcalde Benjamín Galván. Pero no. Eran como el agua y el aceite. Más bien todas las sospechas llevan al ex gobernador Manuel Cavazos Lerma. En fin, puras suposiciones.
Cierto es que de un momento a otro Torre Cantú se impondrá y terminará con algún compromiso que cumplió en su momento, para poner al presidente del PRI y actual diputado, en su justa dimensión.
En Reynosa está en renta el local del comité municipal de Partido Verde por la calle Herón Ramírez, que el excandidato a diputado local en 2012, Héctor Quiroz, estaba acondicionando como trinchera para futuras batallas electorales.
¿Será que el líder moral en el Estado, Jesús González, no le cumplió algunas promesas? Y en ese mismo corral político, en Matamoros el ex legislador local interino, Humberto Rangel Vallejo, sigue en espera de un puesto federal, amén de una probable invitación de Torre Cantú.
Quien andaba de vacaciones en Europa a finales de diciembre visitando a sus hijos que estudian en Inglaterra es Carlos Díez Gutierrez, hermano de Arturo, ex alcalde de Ciudad Victoria.
En las últimas horas de 2013 fue visto por algunos tamaulipecos cenando bajo laTorre Eiffel y junto al Río Sena de París, con la familia entera, con un frío del demonio.