Antonio Garza García, el nuevo secretario de Seguridad Pública de Tamaulipas, pasó con más pena que gloria cuando estuvo en el mismo cargo en la recta final de la administración estatal del ex gobernador de Nuevo León, José Natividad González Parás.
El sustituto de Ives Soberón Tijerina, quien por cierto deja su cargo cuando la entidad arde y fue noticia a nivel internacional por el caso de la muerte de 72 migrantes centro y sudamericanos en un rancho de San Fernando, viene a rellenar un hueco en la agonía del sexenio de Eugenio Hernández Flores.
Garza García seguramente viene recomendado por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, pues en los últimos meses estuvo dentro de la Policía Federal Preventiva como coordinador en Coahuila, y antes en Michoacán.
Cuando estuvo como titular de Seguridad Pública en Nuevo León, hasta octubre del año pasado, los resultados de Garza García fueron bastante opacos, pues 2009 fue uno de los más violentos en el vecino Estado, una papa caliente que heredó el titular del ejecutivo Rodrigo Medina de la Cruz.
Soberón Tijerina se fue como otros altos funcionarios que harán lo mismo cuando abandonen el barco con bandera geñista, algunos porque sentados en comales ardiendo en puestos claves procurando la seguridad de la ciudadanía. Y otros, que son la mayoría, esperando una llamada de Egidio Torre Cantú para ponerlos de nuevo en la nómina.
Tampoco se descarta que Garza García sea el primer nombramiento –fuera de tiempo– de un alto funcionario del gabinete de Torre Cantú, pues estaría cuatro meses con Hernández Flores y continuaría en el próximo sexenio, teniendo la bendición del inquilino de Los Pinos.
Por otro lado en el caso Río Bravo, el Tribunal Federal Electoral (Trife) ordenó al tribunal local que emitiera una nueva resolución con respecto a las elecciones para alcalde en aquella ciudad, que originalmente habían sido anuladas.
A ver qués es lo que determinan las autoridades locales, pues el más interesado en que se convocaran a nuevos comicios, como lo propuso el Tribunal Electoral de Tamaulipas, es el candidato del PRI, el doctor Roberto García Martínez quien ya se estaba preparando para la segunda vuelta.
La suspensión total o parcial festejo del Bicentenario de la Independencia de México en algunos municipios del norte de Tamaulipas, son decisiones acertadas que han tomado algunos alcaldes, entre ellos el de Matamoros Erick Silva Santos, quien solamente dará el tradicional Grito en la plaza principal.
Para ello se redoblarán las medidas de seguridad que estarán coordinadas por Rubén Hiram González Barrera, el titular de Seguridad Pública, contando con el total apoyo del Ejército Mexicano y otras dependencias federales.
En Reynosa el presidente municipal, Oscar Luebbert Gutiérrez, decidió trasladar la ceremonia del Grito al nuevo Parque Cultural para tener mayor control y evitar que ingresen personas con malas intenciones.
En donde definitivamente no habrá Grito es en Miguel Alemán, San Fernando, Camargo y Díaz Ordaz, entre una quincena de municipios que no quieren poner en riesgo a la población.
Al Ayuntamiento de Matamoros regresó Fernando Pérez Chapa, quien al iniciar la administración de Silva Santos se desempeñó como su secretario particular, para luego irse a la campaña por la gubernatura de Rodolfo Torre Cantú (QEPD) en el área de comunicación.
Pérez Chapa descansó dos meses y se incorporó como secretario técnico a partir del primero de septiembre pasado, esperando que los meses transcurran y, de ser posible, pertenecer al futuro gobierno estatal.
Uno de los posibles candidatos a ocuparse de la comunicación social del próximo gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, es José Manuel Flores, quien era bien visto por su hermano Rodolfo, estuvo en su campaña y sigue al frente de esta cartera en el DIF estatal.
Por cierto, la edición de despedida del actual sexenio del Festival Internacional Tamaulipas podría ser otra víctima de la inseguridad, pues no se descarta que sufra un grosero recorte en los eventos y la participación de solistas o compañías provenientes de otros países.
Hay esperanzas de que esto no suceda, pues cultura es lo que realmente falta en el Estado y el Festival ya es una tradición. Al mal tiempo buena cara.
YEIMI MURIO EN EL INTENTO
Hay historias que impactan a cualquiera, y la de Yeimi es una de ellas. Originaria de El Salvador, la adolescente de 15 años salió de su casa para cumplir un sueño: encontrarse con su madre que vive de ilegal en Estados Unidos.
Pero Yeimi nunca llegó a su destino. Su cuerpo, junto con otros 71 inmigrantes, fue encontrado en el rancho de San Fernando, Tamaulipas, en un caso que trascendió fronteras y conmocionó no solamente a los seres humanos comunes, sino también a gobiernos y la diplomacia internacional.
Esta nota sobre Yeimi en vida fue publicada en El Diario de Hoy de El Salvador el 29 de agosto pasado Y a continuación se reproduce:
Dice la sabiduría popular que una madre no se equivoca; una abuela tampoco. Victoria Castro no quiere hablar con nadie y está sumida en la más amarga de las tristezas, luego de que representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores la visitaron ayer para confirmar sus sospechas: su nieta Yeimi Victoria Castro, de 15 años, es una de las víctimas de la masacre de Tamaulipas, en México.
El sábado pasado, en una publicación de El Diario de Hoy, la señora aseguró haber reconocido a su nieta en una imagen de televisión que mostraba los cadáveres apilados. “La mamá de Yeimi (quien vive en Estados Unidos) conoció la ropita que llevaba; yo también reconozco la ropita de mi niña”, dijo entre sollozos Castro.
Cayetano Molina, compañero de vida de doña Victoria y abuelo de Yeimi, dice que los funcionarios les aseguraron que el Gobierno cubrirá los gastos para repatriar el cuerpo de la joven. La noticia no lo alivia. Lo acerca más a un momento que no quiere vivir: “Tenerla en una caja en la casa donde la vimos crecer”.
“El corazón se me hace chiquito cuando me acuerdo de ella”, dice Cayetano. Segundos después, el dolor hace rodar las lágrimas y, para mostrar valor, toma una cuma y sigue preparando el patio de su casa para velar a su nieta, “probablemente la próxima semana”.
Los vecinos no hablan del caso. Los lugareños consultados el viernes dijeron que sospechan que el “coyote” con el que viajaba la niña es originario del cantón El Rebalse, de Pasaquina, La Unión, donde también vivía la menor y por eso temen meterse en problemas.
SE OPONIAN AL VIAJE
Cayetano Molina es un hombre sencillo, pero claro al hablar. El y su mujer se oponían a que la niña viajara sola, “pero ya nada se puede hacer”, enfatiza.
Molina agrega que la idea de que Yeimi viajara a Nueva York fue de su hija Mariluz Castro, madre de la joven. “Victoria y yo nos oponíamos, pero un nicaragüense andaba conquistando a la niña y para que no cometiera errores, su madre se la llevó, porque quería que estudiara”, dice.
El abuelo asegura que no sabe nada sobre el traficante de ilegales. Sospecha que el trato lo hizo la madre de Yeimi a inicios de agosto, cuando estuvo junto a su hija para celebrarle los quince años. Los parientes aún recuerdan que la fiesta de Yeimi fue la mejor que ha habido en el cantón.
Hay una pausa repentina. Da la impresión de que los recuerdos de Yeimi aprisionan y laceran a Molina. Cuando se recupera, dice que “no puede haber errores. A la niña muerta le encontraron la partida de nacimiento. La muerta es mi nieta”, asegura triste. Luego se excusa porque ya no quiere hablar más y sigue podando.
El presidente de la República, Mauricio Funes, el Organo Legislativo, la Iglesia Católica y los ciudadanos de a pie han condenado la brutal masacre y han exigido que se investigue el crimen. Pero en Pasaquina los Castro sólo quieren hallar la paz que perdieron desde que Yeimi se fue.