
Matamoros no se merece lo sucedido en días pasados, cuando la alcaldesa panista Leticia Salazar Vázquez, prácticamente tuvo que decretar un toque de queda ante los enfrentamientos de fuerzas federales y grupos armados, y el ajuste de cuentas entre ellos mismos.
Tal parece que desde hace tres años en esa heroica ciudad de Tamaulipas se hace todo lo posible para recordar uno de los peores días que ha vivido la población, el 5 de noviembre de 2010, sembrando el terror entre la población.
En esa fecha, en los cuatro puntos cardinales de Matamoros retumbaron las ametralladoras, las armas de grueso calibre y volaban los helicópteros de la Marina a baja altura. El objetivo era Ezequiel Cárdenas Guillén, el número uno de la organización.
Sin repetirse de nuevo un sobresalto de esa magnitud, habían pasado tres años con más buenas que malas noticias para la población fronteriza.
Una de ellas fue el descubrimiento de un yacimiento petrolero frente a sus costas, que ubicaría a Matamoros en una posición estratégica para Petróleos Mexicanos, con el eventual progreso de una zona que ha quedado rezagada del desarrollo en Tamaulipas.
La inversión nacional y extranjera ha dado la espalda a sus autoridades porque no había garantías para llevar capitales y ofrecer empleo, siendo el sector maquillador la única esperanza para que los jóvenes en edad laboral dieran la espalda a otras tentaciones.
En contraste, Reynosa, Nuevo Laredo y la zona metropolitana de Tampico-Madero-Altamira crecían y daban mejores garantías al capital externo, aunque en los últimos tres años estas localidades no estuvieron exentas de la violencia.
La joven alcaldesa del PAN, quien transita por las calles y avenidas protegida por una decena de elementos de la Secretaría de Marina, levantó la voz y alertó a sus gobernados de los riesgos que significaba salir a las calles entre el domingo 3 y martes 5 de noviembre.
Haciendo memoria, su antecesor Alfonso Sánchez Garza prefería evitar hablar de situaciones de riesgo cuando subía la temperatura en la plaza. Peor todavía, en su mandato acuarteló a los policías una vez que se militarizó la corporación de Seguridad Pública.
Ante esta realidad, la población fue la principal afectada con el incremento de delitos como el robo a casas habitación, simplemente porque apenas 40 policías –según cifras de Salazar Vázquez–, están listos para reaccionar cuando es necesario.
¿Cuál es uno de los principales retos de la nueva alcaldesa? Sin duda es devolver la confianza a sus conciudadanos que le confiaron su voto para que catapulte a Matamoros en lo general, y que se olvide, al menos en sus primeros dos años, de llegar a ser candidata de su partido al gobierno del Estado.
El ascenso al poder de Salazar Vázquez recuerda lo sucedido en 2004, cuando con el apoyo de un gran colchón social traducido en sufragios, Acción Nacional ganó por primera vez en su historia la alcaldía de Reynosa.
Pero en menos de tres años Francisco García Cabeza de Vaca enloqueció de poder, creyéndose el primer gobernador panista de Tamaulipas antes de tiempo, una historia ya conocida por muchos que seguramente no sucederá en Matamoros.
Por eso la dama debe ir con pies de plomo, sin despegarse del piso. Todo a su tiempo. Primero a lo primero, como se dice: que se respire seguridad, que haya más empleos, que se note el desarrollo, que bajen los índices delictivos comunes, y que poco a poco empiece a quitarle a Matamoros la mala imagen ganada desde hace varias décadas.
Ese fue el compromiso que se echó a cuestas la alcaldesa albiazul cuando ganó las elecciones. Ella sabía muy bien que no sería un viaje a Disney meter en orden ese desorden.
Y empezó bien cuando la ciudadanía quiso saber de qué estaba hecha. El lunes 4, a nivel nacional y en el noticiero de mayor audiencia con Joaquín López-Dóriga, hizo declaraciones nunca escuchadas por otras autoridades.
Decretó un virtual toque de queda sugiriendo a la población no salir de sus casas, alertando que en esas horas estaban entrando a la ciudad grupos armados que no identificó con nombre o siglas.
El martes 5 las aulas de escuelas primarias, secundarias, preparatorias y la Universidad Autónoma de Tamaulipas lucieron sin alumnos, ante el riesgo de nuevos enfrentamientos y bloqueo de calles, como sucedió el primer domingo de noviembre.
Casi al mismo tiempo que la alcaldesa debutaba en horario triple A del noticiero de Televisa México, el gobernador Egidio Torre Cantú llegaba a la ciudad y entraba a una funeraria junto con su esposa.
Ese lunes fue descubierto el cuerpo sin vida de la mamá de la actual secretaria de Economía de Tamaulipas, y del ex secretario del Trabajo, ex coordinador de campaña de Enrique Peña Nieto y ex candidato a diputado local del PRI.
Torre Cantú fue a darle el pésame a Mónica y Raúl González García, la noche en que Matamoros seguía siendo tierra de nadie.