
En apenas siete temporadas en las Ligas Mayores, el tamaulipeco Jorge Cantú ha pasado por todo, desde la gloria de ser el mejor jugador del equipo, una lesión que lo mandó a las ligas menores, una resurrección y una Serie Mundial donde fue un espectador más a pesar de estar participando.
Esta vez será con los Padres de San Diego con quienes busque el despertar que lo mantenga como titular en la gran carpa. Si los exámenes físicos salen positivos, Cantú firmará contrato por un año.
LA HISTORIA
Parece que fue ayer cuando el de Reynosa debutó con las Mantarrayas de Tampa Bay en 2004, demostrando que tenía madera de Grandes Ligas. En 50 partidos conectó 20 dobletes y dos jonrones…. . algo que llamó la atención.
Lou Piniella, su manager, le dio la confianza y 2005 fue su año de estrellato. El entonces segunda base se convirtió en el mejor elemento de Tampa Bay al producir 117 carreras y conectar 28 cuadrangulares.
Sin embargo el sueño terminó pronto al lesionarse un pie en el inicio de la campaña 2006. A pesar de esforzarse al máximo Cantú no pudo mantener el nivel del año anterior y todo empeoró cuando su manager, Joe Maddon, no lo contempló en sus planes para 2007.
Jorge hizo el entrenamiento con el equipo, pero fue relegado a segundo término y cuál sería su sorpresa cuando unos días antes del playball, le informaron que iría a las ligas menores.
El mexicano aceptó las indicaciones, pero por dentro sintió que la organización lo estaba traicionando. Fue llamado al equipo grande sólo para situaciones especiales y su relación con Maddon empeoró con los días.
A media temporada fue cambiado a los Rojos de Cincinnati con quienes participó en 27 partidos y tampoco entró en planes para el siguiente torneo.
Con el orgullo adolorido, Cantú se propuso volver por la puerta grande y aceptó una oferta desfavorable de los Marlines de Florida, quienes lo invitaban al campo de entrenamiento, pero sin la garantía de darle un contrato.
El pelotero se preparó en invierno a conciencia para llegar a febrero en plenas facultades y el resultado no se hizo esperar. Se ganó un puesto con los Marlines como tercera base titular y fue colocado en un lugar privilegiado entre los bateadores.
La química con el manager el cubano Fredi González se dio de inmediato y durante dos temporadas Cantú repartió batazos por todos los confines de la Liga Nacional ganándose el respeto de todos.
Pero los nubarrones volvieron cuando menos se esperaban. La temporada 2010 comenzó con bombos y platillos ya que el reynosense logró batear de hit y producir carrera en los primeros 10 partidos del año, algo que quedó como un récord de las Ligas Mayores.
Todos le auguraban la temporada de su vida, pero el ritmo comenzó a bajar. Luego de 97 partidos y 54 carreras producidas, los Rangers de Texas llegaron a un acuerdo con Florida para obtener a Cantú.
Ese sería un mal movimiento…
Los Rangers en realidad estaban bien cubiertos en la primera base y Cantú comenzó a tener muy pocas oportunidades de adaptarse al pitcheo de la Liga Americana.
Al final, en 30 partidos, el mexicano apenas pudo batear para .235 con un jonrón y una carrera producida. Es cierto, llegó a la Serie Mundial ante San Francisco, pero eso en nada aminoró el dolor de no estar en el line up diario.
¿Qué pasó con Cantú?
Sólo el tiene la respuesta, pero lo cierto es que ahora debe volver a ganarse un puesto en la organización de San Diego, que lo invita al campo de entrenamiento con un contrato no garantizado.
De nueva cuenta la situación es cuesta arriba para Jorge, quien sabe que no puede dejarla pasar.