
Una noche platicando con Angel Sierra Ramírez en un restaurante de la Ciudad de México, el funcionario federal albiazul hacía una reflexión en voz alta: El PAN solamente puede ganar el Gobierno de Tamaulipas con un “golpe de timón” del presidente Felipe Calderón Hinojosa en el siempre complejo tema del combate al narcotráfico.
Era octubre del año pasado, cuando la dirigencia nacional empezaba el proceso interno para que se apuntaran aquellos aspirantes a la candidatura del PAN con miras a los comicios del 4 de julio próximo. Una cita cada vez más cercana.
Los mismos estrategas electorales panistas consideran que hay cuatro entidades de la República Mexicana donde el PRI está arraigado y difícilmente cedería el poder: El Estado de México, Veracruz, Coahuila y Tamaulipas. Con o sin alianzas entre el PAN y el PRD ahora tan de moda.
Sierra Ramírez, alto funcionario de la Secretaría de Economía como coordinador general del Fondo Nacional de Empresas de Solidaridad (Fonaes), comparte esa misma realidad.
Y sobre el “golpe de timón” aseguraba que un operativo de las fuerzas armadas y las federales ayudaría a su partido, como pasó en Michoacán a principios de 2007, pero que no les alcanzó y, meses después, el PRD conservó el gobierno estatal.
Originario de Matamoros, el también ex presidente estatal experimentó que cuando está en juego la gubernatura, el PRI se convierte en uno solo, se hincha y pone a funcionar todo el aparato.
Si bien en las elecciones de 1995 el PAN en Tamaulipas ganó Matamoros, Ciudad Victoria y Tampico, entre otras ciudades, tres años después Tomás Yarrington Ruvalcaba retuvo el gobierno con una aplanadora de votos que cayeron sobre Gustavo Cárdenas Gutiérrrez.
Ahora bien, en estas últimas semanas el PRI es el más preocupado sobre lo que publican los medios nacionales con relación a Reynosa y a otras ciudades de Tamaulipas, porque la gente está acumulando sentimientos que pueden ser adversos para ese organismo político durante la cita a las urnas.
Si bien los mexicanos no podemos presumir de tener una gran memoria, cuando se trata de hechos así casi siempre se reflejan en unas elecciones y el perjudicado es el partido que gobierna.
¿Qué le pasó al PAN el año pasado cuando en México los temas sobre seguridad no estaban del todo bien? Respuesta: El partido en el gobierno fue el más castigado por los electores y el presidente, Felipe Calderón Hinojosa, recibió el repudio que merecía en una boleta.
Los focos rojos están encendidos en estos momentos dentro del Partido Revolucionario Institucional en Tamaulipas, con los elegidos pidiendo el voto de sus militantes en una campaña abierta que quieren disfrazarla como precampaña.
El caso Sonora se puede repetir en Tamaulipas, cuando el PAN se levantó de la lona lamentablemente por una tragedia en una guardería del IMSS que sensibilizó a la población para sacar al PRI del gobierno.
Cuando muy pocos se imaginaban pintar de azul a Tamaulipas, ahora la balanza se puede cargar a favor del senador José Julián Sacramento, con todo y la estructura del tricolor que empujará al doctor Rodolfo Torre Cantú.
El PAN le apuesta a la imagen de Sacramento y a tener buenos candidatos en las principales ciudades como en Matamoros con el ex alcalde, Ramón Antonio Sampayo. No así en Nuevo Laredo donde no hay de dónde escoger y todo indica será Everardo Quiroz Torres.
A estas alturas, cuando a nivel nacional el PRI y el PAN confirmaron lo que todo mundo sabía, que la política era negociación, todo puede suceder. Hasta que un partido se deje perder a cambio de conquistar algo más.
Ya sucedió en las presidenciales de 2004, cuando los tricolores apoyaron al PAN y a Calderón Hinojosa, dándole la espalda a Roberto Madrazo Pintado.
También pasó en 1991 en Nuevo León, con la famosa “concertacesión” a la mitad del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando el PRI sacrificó al candidato a la alcaldía de Monterrey, Jorge Manjarrez, para aceptar la victoria del PAN.
Por eso no hay que descartar que en Tamaulipas suceda algo tras bambalinas, con un gobernador, Eugenio Hernández Flores, tan cerca de Los Pinos en la segunda mitad de su mandato.
Por lo pronto Hernández Flores tuvo mucho que ver para que César Nava, el dirigente nacional del PAN y Fernando Gómez Mont, el secretario de Gobernación, desecharan a Francisco Cabeza de Vaca como el candidato albiazul a la gubernatura.
Vendrán horas, días, semanas y meses de preocupación para el PRI.