La jornada electoral del domingo 2 de junio deja muchas dudas, pero la principal es: ¿qué negoció MORENA con el PAN para abandonar a su suerte a los candidatos de cuatro Estados, sobre todo en Tamaulipas, y enfocarse a ganar las gubernaturas de Puebla y Baja California?
Porque en la política mexicana aún en tiempos de la 4T con Andrés Manuel López Obrador en la presidencia no hay casualidades, se negocia en lo oscuro y se entrega “A” a cambio de recibir “B”, y ese aroma se huele después del cierre de las casillas.
Para no irnos tan lejos hasta la tierra del camote o de los xolos, en Tamaulipas pasaron cosas tan extrañas empezando por la sospechosa actitud de la dirigente nacional de MORENA, Yeidckol Polevnsky.
La señora primeramente escogió a los peores candidatos a diputados locales, tan grises como pobres, y durante la campaña nunca cuestionó la elección de Estado que iba a suceder en ese triste pedazo de México en manos del narcotráfico.
El casi “carro completo” para Acción Nacional no se debió al furor en las urnas, sino a una extraña estrategia del partido del mandatario nacional para que perdiera en una entidad que debió arrasar, sobre todo por sus cacareados beneficios para la franja fronteriza: menor IVA, mejores salarios mínimos y gasolina barata.
Ninguno de esos regalos para los
tamaulipecos del norte, desde Nuevo Laredo a Matamoros donde se concentra la mayor población, sirvieron para evitar que el PAN se riera del partido de López Obrador.
Porque sucedió eso, Francisco García Cabeza de Vaca se despachó en grande sin que nadie lo intimidara para que sacara las manos del proceso.
Con una bajísima afluencia a las urnas de 32 por ciento en el mejor de los casos, pues los pronósticos anticipaban porcentajes de hasta 80 por ciento, MORENA no fue capaz de hacer click entre sus abanderados y los electores.
Hubo casos en la frontera donde varios candidatos juntaron 15 mil pesos pasando la charola a familiares y amigos, porque su partido no les hizo llegar recursos asignados para gastos de campaña.
En el sur del Estado, extrañamente MORENA no dejó poner candidatos al alcalde de Ciudad Madero, Adrián Oseguera, cuando pudo haber dado una pelea más digna en los cuatro distritos que abarcan esa población, Altamira y Tampico.
Pero la señora Polevnsky impuso su voluntad a través de los dirigentes tamaulipecos y Oseguera no tuvo otra opción que ver la pelea desde las gradas, cuando pudo haber estado en la esquina del ring como manager.
Porque haber perdido MORENA 21 de 22 distritos locales eso no es producto de la casualidad, no señor presidente, no señora Polevnsky.
Entonces quiere decir que los programas sociales de la 4T en la frontera han servido como hojas ásperas para ir al baño a hacer del dos.
Si eso pasó en 2019, nadie descarta que otra negociación de dar “A” para recibir “B” volverá a suceder en 2021 cuando López Obrador llegue a la mitad de su mandato y haya elecciones para gobernador en Nuevo León y otros Estados.
¡Aguas!, porque MORENA parece que sabe negociar a sus candidatos para mandarlos al matadero a desangrarse y ser descuartizados, como pasó en Tamaulipas.