
Señor presidente, por su esposa y sus hijos no deseo que se muera de Covid como mi hermano César, y como miles que han fallecido en México por su culpa en buena parte.
Pero sí deseo que antes de su recuperación sufra, sí, sufra los peores síntomas de miles de mexicanos contagiados: que su temperatura suba hasta 40 y sienta que la cabeza le estalla; que sus pulmones no le respondan y mande a sus parientes a buscar un tanque, de esos tan escasos, y los rellenen de oxígeno a precios cinco veces más de lo normal; que su pecho sienta que lo aplana una pesada roca.
Que la diarrea la sufra por días sin encontrar el remedio para detenerla; que la tos seca no le permita dormir en días; que su esposa pida una ambulancia y no la encuentre, y si por suerte hay una no vayan por usted por temor de contagiarse los enfermeros; que salga de su casa en un vehículo particular y empiece el peregrinaje de no hallar cama en el IMSS y menos en el ISSSTE.
Que ya internado entre en pánico porque debe firmar una hoja para ser intubado; que ya intubado en cuidados intensivos sus familiares pasen 24 horas esperando información de los doctores sobre su estado de salud, y si tienen suerte lo vean en la pantalla de una Tablet; que si no fue intubado los médicos les pidan a sus familiares medicamentos que no tienen en la clínica.
Pero se me olvidaba que usted es el presidente que llamó a los 130 millones de sus compatriotas a no usar cubrebocas, y que tendrá los mejores cuidados a partir de hoy. Atención médica de primer mundo que, según sus discursos, es el peor.
¡MUCHO CUIDADO!
Con lo que he aprendido como periodista sobre el Covid-19, la única explicación -aparte de los excesos de diciembre-, de que en Nuevo León y en México se estén alcanzando cifras récords de muertos y nuevos positivos a diario, es que ya están activos los contagios comunitarios de la nueva cepa británica (más contagiosa y en estudio si es más mortal) que la primera.
Y en Nuevo León pese a tres domingos con cierre total de comercios. ¡Mucho cuidado!
DESCANSA EN PAZ “LONCHO”
Descansa en paz Alonso “Loncho” García Cantú. Hoy el Covid te llevó a reunirte con César y Asael que también murieron por el mortal virus. Los tres de la misma colonia de Matamoros; vecinos de cuadra; de esa generación de adolescentes que nos reuníamos a jugar en las canchas de la 18. Tantos partidos, tantas risas, tanto sudor sobre ese rayado de basquetbol y voleibol.
Cuántos bailes disco y cuántas reuniones para aprender a tomar nuestras primeras cervezas. Te recordaré como el hijo del gerente de la Chevrolet que siempre traía carro del año. Compañeros de un modesto hospedaje cuando nos vinimos a estudiar a Monterrey, donde duraste unos meses hasta que te fuiste a vivir con tu hermano Carlos a una casa en Platón Sánchez.
Volviste a Matamoros, pero antes fuiste flechado por una guapa muchacha de General Bravo que hiciste tu esposa y que te recibió en el Cielo. La última vez nos vimos en tu dulcería en la Mariano Matamoros sobre el Boulevard Cavazos Lerma, y siempre que nos despedíamos les mandabas saludos a mis papás y a mis hermanos.
Hasta luego amigo.
twitter: @hhjimenez