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San ‘Tuca’

19 de diciembre de 2011 por Héctor Hugo Jiménez

Aunque parezca una broma adelantada del Día de los Inocentes, el alcalde panista de San Nicolás de los Garza, Carlos de la Fuente, declaró que levantaría estatua de Ricardo “Tuca” Ferreti si los Tigres ganaban el campeonato.
Cuando escuché esa versión, faltando unos minutos para que finalizara el partido de vuelta, me pareció una tomada de pelo, por lo cual quise confirmarla con una de las personas más cercanas al político, resultando cierta la intención de inmortalizar al entrenador del equipo de fútbol.
Hace varios meses Carlos de la Fuente movilizó a los fieles católicos de su municipio para juntar llaves de bronce y mandar hacer una estatua del beato Papa Juan Pablo II. Por cierto, una idea que fue la envidia de otros alcaldes de la zona metropolitana, sobre todo por anticiparse a ellos.
Pero esta vez Carlos De la Fuente se pasó de la raya en tratar de inmortalizar a un gran técnico de fútbol que, con toda seguridad y conociendo su temperamento, sería el primero en oponerse a que su mostacho sea venerado con veladoras por los fanáticos felinos.
Está bien que después de casi 30 años los Tigres no eran campeones; también aplausos por esas tres décadas de puros desencantos y complejos cuando los Rayados levantaban la corona, pero de que una estatua del “Tuca” luzca en San Nicolás de los Garza, es un exceso del promotor.
Por eso las críticas a los aficionados de Rayados y Tigres, que se sobrepasan en sus amores por sus clubes, diferente a cómo se vive el fútbol en otras plazas como el Distrito Federal o Guadalajara donde los equipos son repudiados cuando andan mal.
No recuerdo que al alcalde de Monterrey, Fernando Larrazabal Bretón –quien por cierto apoya al Cruz Azul–, haya tenido una idea similar de homenajear en bronce a Vìctor Manuel Vucetich por los dos títulos que conquistó con los Rayados.
En diciembre de 2010, todo el plantel albiazul recibió los honores de las autoridades municipales y estatales, como pasará esta vez con los Tigres cuando el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz reciba al equipo completo en Palacio de Gobierno, como lo hará Carlos de la Fuente en su momento.
El alcalde de San Nicolás tiene gente inteligente a su alrededor que seguramente le hará saber que hay límites, que si bien fue acertada la idea de erigir una estatua al casi santo Juan Pablo II, que no le gane el entusiasmo con san “Tuca”.

CARTA A PAULINA
Sabrá Dios si realmente existe una persona con el nombre de Héctor Zagal, quien en un blog escribió una carta dirigida a la hija de Enrique Peña Nieto, el precandidato presidencial del PRI que parece que nunca ha leído un libro en su vida, quien a través del Twitter llamó pendejos y proles a quienes criticaron a su papá.
Zegal puede ser un anónimo panista o perredista con ganas de molestar a Peña Nieto, pero por su contenido quise transcribir su texto en este espacio:
No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?
Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no le preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.
¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?
Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!
“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.
Cuando leas estas líneas has el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?
Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.
Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?
Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños.
Paulina, haz puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: si los jóvenes pudientes de México piensan como tu: ponen en riesgo el futuro de México.

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