
En McAllen Carlos Peña Ortiz transcurrió su envidiable infancia y su adolescencia lejos de Reynosa; lejos de los charcos que dejan las lluvias y el pestilente drenaje; lejos de las polvorientas avenidas, y lejos de las intransitables calles con más baches que asfalto como hasta hoy. Nada ha cambiado.
En el Valle de Texas todo era felicidad para ese niño que nació en 1993 y creció sin que nada faltara a su alrededor, pues tuvo todo, como estar en las mejores escuelas privadas que coronó con estudios de posgrado -nada más y nada menos- que en la Universidad de Harvard.
Por eso no puedo pedirle al actual alcalde de Reynosa tener memoria, de que en 2007 -cuando era un chamaco de 13 años rumbo a los 14-, Hora Cero inició una lucha periodística contra el principal enemigo dentro del PAN de su mamá Maki, y de su papá Carlos: Francisco García Cabeza de Vaca.
Es mucho pedir que esa falta de memoria lo lleve a saber que esa primera batalla ganada por Hora Cero, orilló al destierro de Francisco y huyó de Reynosa para que su mamá, y luego él años después, se convirtieran en alcaldesa y alcalde, y se adueñaran primero del PAN, luego de Morena y hasta del Partido Verde.
Entre el 2000 y 2010 su papá Carlos también fue humillado por Francisco cuando quiso ser alcalde de Reynosa y diputado… y se quedó con las ganas. Todo para los Cabeza de Vaca. Nada para los Peña Ortiz.
En la arena política dentro de PAN local la cartelera anunciaba el interminable combate entre los supuestos técnicos, los Peña Ortiz, contra los rudos, los Cabeza de Vaca. Una lucha por el control y el poder dentro de un partido.
Pero gracias a Hora Cero, y sin comprar boleto, Carlos papá llegó a ocupar dos puestos de consolación en el gobierno federal como subdelegado del IMSS y de Capufe.
Todos los astros se habían alineado en la política y dentro de Acción Nacional en Reynosa para los Peña Ortiz. Todo era felicidad y sonrisas los años venideros. Mientras Francisco, desterrado, se iba de diputado local, luego al gabinete de Felipe Calderón, y al Senado antes de ser gobernador.
Su mamá Maki también obtuvo sus premios. Llegó por vez primera a senadora de 2012 a 2016 como panista, y actualmente como verde. Y cuando quiso ser candidata a gobernadora en 2016, Francisco la aplacó, la consoló y la presentó como aspirante a la alcaldía de Reynosa que ganó. No se me olvida ese humillante video.
Por eso, no le puedo pedir memoria a Makito. Es imposible. En 2007 era casi un niño, sin embargo me sorprende su comportamiento en 2025 ante la grave contingencia por las inundaciones y las necesidades de miles de damnificados.
Parecería que el alcalde está viviendo sus años de adolescencia cuando ya tiene 32 años, está a punto de casarse y llama “pendejos” a los conductores que perdieron sus vehículos cuando quedaron atrapados en el agua.
Que cambie es mucho pedir. Cierto, tampoco el Makito es un Dios, como él mismo desafortunadamente lo escribió, cuando la mitad de la población lo había perdido todo y estaba con el agua hasta el cuello, mientras se desconocía dónde estaba el edil.