
¿Será posible replicar a escala municipal la lucha política, la trayectoria, las acciones y la estrategia que utilizó el presidente Andrés Manuel López Obrador, no sólo para llegar a la presidencia de la República, aún más, para empezar a desmontar un gobierno al servicio de unos cuantos, un gobierno neoliberal, y sentar las bases de un régimen al servicio de las mayorías?
Considero que sí es posible trabajar en la construcción de un proyecto político que aglutine a las mayorías, que represente a los segmentos de la población que jamás han tenido presencia en los órganos de dirección y de gobierno, un proyecto para hacer realidad la expresión de estar al servicio del pueblo, con el pueblo y para el pueblo.
Si AMLO llevó su mensaje a todos los rincones del país, a todos los municipios, el candidato a la presidencia municipal deberá hacer lo propio con todas las colonias, con todos los ejidos y las comunidades rurales.
Si López Obrador asumió el liderazgo de un gran movimiento y una gran causa que requería trabajo de tiempo completo, de la misma manera quien pretenda encabezar la lucha política para arrebatarles el poder a las 10 familias que han gobernado en las últimas décadas en el municipio, deben dedicarle jornadas de sol a sol.
Si el ahora presidente denunció despilfarros, robos, injusticias y exhibió cómo los gobiernos no sólo evadían su misión de redistribuir la riqueza, antes al contrario colaboraban para concentrarla en unas pocas manos, así tendrá que hacerlo quien pretenda ganar la confianza y el voto de los ciudadanos, además de cumplir con la tarea pedagógica de señalar las injusticias y demostrar que se pueden hacer mejor las cosas.
Si el presidente conjuntó a las mentes más brillantes y a la vez comprometidas con la nación y con el bienestar del pueblo para elaborar los planes, programas y proyectos que requiere la nación, así lo debe hacer quien pretenda ser un candidato de MORENA con propuestas sensatas, viables, atractivas, novedosas y en beneficio de las mayorías.
A manera de ejemplo, y solo como ejemplo, les mencionó que se tendría que hacer un análisis exhaustivo del presupuesto municipal y del programa anual de obra pública. En los últimos años se ha dado preferencia a la pavimentación de calles, es decir se ha trabajado e invertido en obras al servicio de quien tiene automóvil, que de cierta forma es ya un privilegiado. Con el criterio que encierra la expresión que fue lema de campaña del presidente Lopez Obrador, y que afirma: “por el bien de todos, primero los pobres”, con esa consigna me parece que no se debería seguir invirtiendo en pavimento, en tanto existan hogares que no cuenten con el servicio de agua potable. Agua para todos, todo el tiempo, debe ser la prioridad número uno.
En relación al pavimento, parámetro que por mucho tiempo se ha usado para medir la efectividad de un gobierno y la modernidad de una ciudad, se puede aplicar también el criterio de poner primero a los pobres, y esto se logra si las obras de pavimentación se realizan en los circuitos que recorren las unidades de transporte público.
Estas propuestas nos pueden servir para iniciar el debate. Acudir a los barrios populares, a los fraccionamientos de clasemedieros, a las colonias de los trabajadores y aún a los asentamientos “irregulares”; le dará a los candidatos otra perspectiva y seguro estoy que enriquecerá el programa de ciudad (y de su zona rural) que será su propuesta de campaña y eje del plan de desarrollo cuando se logre el triunfo.
Desde luego que el estilo personal del presidente Lopez Obrador, austero, directo y sencillo, representa un modelo a adoptar por quienes pretenden ganar la confianza y el voto de obreros, comerciantes, empleados, profesionistas, amas de casa, estudiantes y todos los segmentos de la población que en su conjunto llamamos pueblo.
Para usar esa gran palabra “pueblo”, que no era del agrado de los neoliberales, porque implica la conciencia de clase, y eso no les conviene, porque juntos pueden actuar y organizarse.