Estaba El Apuntador haciendo un recuento de lo bueno y lo malo de 2019 en los medios de comunicación, sobre todo de aquellos que se portaron muy mal y por eso Santa Clós no se acordará de ellos en Navidad, cuando sacó lápiz y libreta para elaborar, precisamente, esa lista negra.
Por votación unánime del H. Consejo Editorial Externo, Interno e Internacional de la Caja de Pandora, la agencia de noticias del Estado -mejor conocida como Notimex-, se llevó el único Trofeo Grinch por el maltrato que han padecido sus trabajadores en la presente administración.
Ya se han escrito millones de palabras, líneas y párrafos en notas periodísticas de medios tradicionales, además de publicaciones y comentarios en redes sociales, sobre los escándalos -un día sí y el otro también- que brotan al interior de la dependencia pública.
El último de ellos tuvo que ver con una nota inventada dentro de la redacción el 3 de diciembre pasado donde, según el texto y la fuente adjudicada al Sindicato Unico de Trabajadores de Notimex (SunNotimex) anunciaba una inminente huelga por ese acoso a los empleados.
Horas después se supo que la página de la agencia había sido hackeada, y desafortunadamente, la nota donde se pedía seguir la lucha contra el sindicato blanco ya había sido compartida a los abonados de Notimex dentro y fuera del país.
Para pronto los jefazos de la agencia se dedicaron a denunciar la intromisión, sin embargo, el daño ya estaba hecho y la nota voló por redes sociales y cadenitas de WhatsApp.
¡Por cierto! Y hablando de los que se han portado mal en el año, hay que reportar que aquellos que le apostaron a que los jefazos de El Norte le iban a aplicar una sanción a Miguel Arizpe, mejor conocido como San Cadilla, más vale que vayan preparando su pago.
Como seguramente ya se dieron cuenta, el escándalo en el que se metió el jefe de la sección Cancha por sus comentarios misóginos, machistas e hijos del patriarcado no tuvieron ningún efecto en el periodicote.
Basta checar la cuenta de Twitter de San Cadilla para darse cuenta que Arizpe sigue llevándose muy pesado con el que se deje.
¿Cuánto apuestan que le va a seguir así por mucho tiempo? ¿Alguien, alguien le entra a la apuesta?
En otro tenor de temas que no es lo mismo que chismes, los periódicos El Norte y Reforma, también afectados por la crisis, organizaron su posada para los pocos empleados que le quedan en el estacionamiento subterráneo del edificio.
Rara fue la decisión tomada por Alejandro Junco junior, director general de El Norte y compañero de prácticas de equitación de El Apuntador, pues el periodicote tiene un salón de eventos llamado Las Ventanas en Washington entre Zuazua y Doctor Coss que renta a particulares… a lo mejor ese día estaba ocupado.
Pero donde las cosas se pusieron color de hormiga fue en Reforma, donde por medio de una carta anónima que se pegó en diferentes puntos del periódico, se está convocando a los empleados a boicotear la posada.
Habrá que ver qué sucede.
RETAZOS
En otros asuntos quien de plano se pasó por el arco del triunfo la imparcialidad que, se supone, debe de existir en las notas periodísticas fue el editor web de esta casa editorial, José Luis Montemayor.
Ahí tienen que Pepe Luigi es un declarado fanático de los Rayados de Monterrey, algo que no tiene nada de malo, excepto cuando llevas tu fanatismo al trabajo.
Resulta que en la pasada gran final de la Liga Femenil, el joven reportero Sebastián Estrella fue el encargado de redactar la crónica del titulo de las Rayadas, sin embargo, al momento de revisar y publicar la nota, Pepe Luigi se dejó llevar por su euforia azul y blanco.
En el párrafo donde el reportero reseña la anotación de las Rayadas, el editor pensó que era una buena idea agregar la siguiente línea: “¡Gooool de Rayadas!”.
Sobra decir que esta jubilosa línea viola todas las reglas de imparcialidad que deben existir en una crónica de este tipo, pero a eso hay que agregarle lo horrible que se lee la palabra gol ¡con cuatro o´s!
Se entiende que uno le tenga cariño a una casaca, pero llegar a estos excesos es lamentable.
Y no nos vamos sin dejarlos con la gustada pregunta de la quincena:
¿Y las posadas para los periodistas apá?
