Raúl César González García, designado por el gobernador Egidio Torre Cantú como el coordinador general de las campañas electorales del PRI en Tamaulipas, puede presumir a su favor que no tiene cola que le pisen. Y esto es muy importante en tiempos venideros, cuando el PAN está desesperado buscando mugre en sus contrincantes.
Cuando estuvo como secretario del Ayuntamiento de Matamoros en el pasado trienio, con Erick Silva Santos como alcalde, González García fue leal a un proyecto, donde calentó motores para la campaña que debió ganar su amigo Rodolfo Torre Cantú (QEPD).
En esa contienda del doctor Torre Cantú en busca de la gubernatura de Tamaulipas, misma que terminó con los hechos trágicos de todos conocidos, el abogado originario de Matamoros hizo su primera incursión en ese ambiente, con una responsabilidad en el noreste del Estado de sacar la elección del candidato.
Al final final los resultados favorecieron a Egidio, quien tomó el lugar de su hermano una semana antes de la cita a las urnas. Y como premio y respetando un compromiso de su hermano, nombró a González García como secretario del Trabajo.
En lo que va del actual sexenio, si un funcionario del gabinete del gobernador tenía los reflectores encima era precisamente el titular de dicha secretaría. Primero por la crisis de empleo que existía a causa de la inseguridad y que habría que reactivar, y también por la cercanía de los comicios federales.
Antes de finalizar el 2011 y al comenzar el presente año, el nombre de Raúl César González sonaba fuerte para convertirse en el candidato a diputado federal por el Distrito IV con cabecera en Matamoros, su ciudad natal, pero no fue así.
Paciente y despachando en su oficina del piso 17 de la Torre Administrativa de Ciudad Victoria, el abogado laboral no cayó en frustración cuando el PRI se decidió por Yanín García Delgado, una funcionaria municipal que fue propuesta por el alcalde Alfonso Sánchez Garza.
Ante la feroz arremetida del PAN de desprestigiar al PRI vinculando a militantes con el crimen organizado, el gobernador de Tamaulipas tomó la mejor decisión, designar a una persona de sus confianzas y limpio en una responsabilidad que muchos querían: ser el coordinador estatal de Enrique Peña Nieto, de los ocho aspirantes del Congreso de la Unión y de la fórmula para el Senado de la República.
Por lo mismo, habrá voces inconformes dentro del tricolor que rápido serán aplacadas por la disciplina que caracteriza a ese partido y, desde ya, García González se puso a trabajar y empezó reuniones con candidatos, con la dirigencia del PRI, alcaldes y las organizaciones y movimientos para aceitar la maquinaria.
Egidio Torre Cantú se sacó un as de la manga al encargar la elección de Tamaulipas a uno de los hombres más leales y cercanos a su hermano Rodolfo, confirmando que va a prescindir de los operadores del sexenio pasado, algunos de ellos en la cárcel como Mario Ruiz Pachuca y Oscar
Pérez Inguanzo, y otros exiliados como Ricardo “el negro” Gamundi Rosas.
El gobernador desconfía de ellos y ni intentó acercarlos al corral. Para los comicios del primero de julio próximo se la jugará con los suyos. Juntos buscarán que el barco tricolor se mantenga a flote y sume los votos que Peña Nieto necesita para ganar la carrera a Los Pinos.
Por el lado del Partido Acción Nacional, la incógnita que flota en el aire es si Maki Ortiz irá como candidata al Senado o declinará como alguna vez lo hizo Ramón Antonio Sampayo Ortiz, cuando en 1998 renunció al mismo puesto junto a Gustavo Cárdenas Gutiérrez.
En aquella ocasión Sampayo Ortiz –el nuevo aliado del corrupto Francisco García Cabeza de Vaca–, dejó colgado de la brocha a su partido, haciendo el berrinche cuando Cárdenas Gutiérrez consiguió ir primero en la fórmula del Senado.
En la elección de 1998, los abanderados del PRI fueron Oscar Luebbert Gutiérrez y Laura Alicia Garza Galindo, mientras que el PAN tuvo que parchar la ausencia de Sampayo Ortiz con Abelardo Perales Meléndez.
Con el paso del tiempo, Sampayo Ortiz y Cárdenas Gutiérrez ahora sí van juntos, en esta ocasión para apoyar a su amigo Cabeza de Vaca. Vueltas que da la vida. O lo que es lo mismo: venderse por unos cuántos pesos.
Por cierto, sobre Cárdenas Gutiérrez pesa una inhabilitación de la Secretaría de la Función Pública, acusado de malos manejos cuando estuvo al frente de una oficina de la Sagarpa.
Maki Ortiz no está obligada a aceptar la candidatura después de la contienda interna que tuvo lugar el domingo 19 de febrero pasado, pudiendo regresar a su puesto como subsecretaria de Salud, como lo hizo hace unos días Angel Sierra Ramírez al no obtener la candidatura a diputado plurinominal por el sur de Tamaulipas.
Sierra Ramírez y Maki Ortiz son del mismo grupo y sobre ellos recae el “pecado” de que hace seis años se fueron a ocupar puestos federales y se olvidaron de su partido, mientras otros lo tienen secuestrado pero sin ganar elecciones desde 2007. ¿Con miras a los próximos comicios qué es peor?
Resuelta la fórmula del PAN al Senado, con el corrupto Cabeza de Vaca como casi seguro candidato, pero sobre todo con lo que se viene en las campañas donde van a sacarle sus trapos al sol al ex alcalde de Reynosa, los demás partidos Verde, PRD y sus aliados y Panal no deben dormirse.
Por lo pronto ya se ventilaron los nexos que tuvo el corrupto ex alcalde con Antonio Peña Argüelles, un miembro del crimen organizado detenido recientemente en San Antonio por la DEA de Estados Unidos, quien ha declarado ante autoridades del vecino país haber tenido estrechas relaciones con políticos de Tamaulipas.
Ahora que la Procuraduría General de la República anda desempolvando expedientes y filtrando averiguaciones previas a algunos medios, seguro este caso debe ser de sus competencias.
¿O solamente a la PGR le interesan los enemigos políticos del presidente Felipe Calderón Hinojosa? Pos si es así, qué chulada.
Siguiendo con el tema de los panistas, quien mordió el polvo en la pasada elección interna para la candidatura a
la diputación federal en el Distrito III, con cabecera en Río Bravo, fue el senador José Julián Sacramento.
El resultado tomó por sorpresa a algunos, más porque el ex candidato al gobierno de Tamaulipas fue derrotado por un desconocido en la política de nombre Alejandro Llanas.
Sin embargo, dicen en Río Bravo, el verdadero motivo de la derrota de Sacramento fue la operación política que realizó el alcalde Juan Diego Guajardo Anzaldúa.
Se dice que el edil metió mano en el proceso para beneficiar a su pariente Roberto Guajardo Maldonado, quien contenderá bajo las siglas del PRD.
El plan del alcalde, dicen por aquellos rumbos, era hacer ganar a Llanas (un flan políticamente hablando) para que entonces Roberto Guajardo tuviera más posibilidades de ganar la elección, considerando que el candidato del PRI, Gabriel de la Garza, tiene que presentarse en el Distrito III con un gafet con su nombre escrito, pues como hizo su carrera en la capital del Estado, por acá nadie lo conoce.