Las protestas por la extinción de los 13 fideicomisos que cubren prestaciones de los empleados del Poder Judicial se caracterizaron por el escaso acompañamiento ciudadano lo que, de paso, dejó de manifiesto algo indubitable:
Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) están solos frente al poder social que detenta el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Por lo anterior, el conflicto entre ambos Poderes no debe llegar hasta sus últimas consecuencias, porque si bien los ministros tienen la facultad de pedir retiren del cargo al presidente, éste tiene a su disponibilidad la coerción que le deviene ser el jefe de todas las instituciones armadas y, sobre todo, el apoyo de un 60 por ciento del pueblo.
¿AUTÓNOMOS LOS MINISTROS?
Con respecto a la autonomía no está demás recordar de dónde provienen los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quienes regularmente han mantenido una relación armónica con el Poder Ejecutivo, por la imperativa necesidad de evitar que la República se desestabilice.
No por nada los constituyentes confirieron al presidente la facultad de proponer al Senado a todo aquel que quisiera formar parte de la SCJN. Obvio que para el efecto de mantener entre ambos Poderes un nexo, pues si bien hay autonomía, tampoco es cosa de que cada quien estire por su lado.
Esa facultad del Ejecutivo de proponer candidatos a ministros establece un vínculo hasta de gratitud que ocasionalmente invoca cuándo tiene interés por el bien de México, en alguna propuesta que al ser tildada de inconstitucional llega a la SCJN.
Por tanto, si los ministros no fueron formados con barro por alguna deidad, no deben olvidar que fue la institución presidencial la que los llevó al máximo tribunal de justicia; si bien para someterse únicamente al imperio de la Ley, eso no implica que luego escudados en su autonomía practiquen bateo con las iniciativas del Poder Ejecutivo.
En resumen: la cordura debe aparecer en los titulares de ambos Poderes para que los disentimientos no lleguen hasta el extremo de calar cuál tiene más fuerza. El Judicial tiene la Ley, pero sin el vigor que proporciona la coerción lo que ordene en un oficio sólo será eso: un papel.
Por su parte López Obrador cuenta con un potente cañón social, y eso marca la diferencia. Por ello, al participar en forma escasa la ciudadanía en las protestas por la extinción de los fideicomisos, la ministra presidenta, Norma Piña y los siete ministros que la apoyan, ya vieron que si va a seguir subiendo de nivel el enfrentamiento entre ambos Poderes estarán solos frente a López Obrador y el pueblo.
Porque es con él con quien se están confrontando y no con los diputados y senadores, que no solamente aprobaron eliminar fideicomisos, sino que también tienen en mente disminuirles el presupuesto.
TAMAULIPAS TRANQUILO
En el tema político Tamaulipas experimenta una calma atípica ante la inmediatez del período de precampañas preelectorales. Cualquiera diría que no parece importar quiénes van a participar.
Y es que con todo y que se perdió el interés por la elección presidencial ante lo que parece una derrota cantada de Xóchitl Gálvez, aún así por ésta entidad no se siente efervescencia política.
Lo cual hace conjeturar que tal desinterés deviene de dos circunstancias: una, que los del PAN y el PRI perciben que van a participar por no dejar ante las escasas posibilidades de triunfo con excepción de Tampico y algunos municipios serranos.
Y la otra, que los morenistas están esperando la señal y esa la verán en cuanto se registren las precandidaturas, evento que está a la vuelta de la esquina ( segunda decena de noviembre).
¿QUIÉNES POR REYNOSA?
Para la precandidatura a presidente municipal por el Morena se mencionan cuatro. Dos y dos por la equidad de género, y ellos son:
El alcalde, Carlos Peña Ortiz; el senador, José Ramón Gómez Leal; la diputada local, Magaly Deándar; y la
diputada federal, Claudia Hernández.
Una cuarteta sólida que refleja el nivel de hegemonía política de los guindas. Con cualquiera de ellos ganarían la elección para presidente municipal, por lo que las disquisiciones de Américo Villarreal Anaya como jefe político de los morenistas tamaulipecos, será optar por el que más le inspire un proyecto político de largo plazo.
¿Ganar?, seguro tiene medido que con cualquiera de los cuatro y esto también lo sabe la cuarteta de mérito que por lo mismo no se aceleran. Conscientes están de que no tiene objeto y menos recurrir a las zancadillas entre ellos.
¿Y EL PRIAN?
Tienen su cuarteta compuesta por panistas como el diputado federal Gerardo Peña; Jesús María Moreno; y los
diputados locales, Luis René Cantú Galván y Myrna Flores. Saben que están enlistados; pero no se aceleran porque las posibilidades de ganar son mínimas.
No tendrán mecenas, o sea, contratistas que le inviertan al proyecto ni operadores políticos, porqué ésos se ponen a disposición del que está en el poder.
Y los priistas están tan pálidos que ya se dan por servidos con suplencias o un par de regidurías. En lo que vino a terminar el otrora partido invencible.
¿Y LAS SENADURÍAS?
Por el Morena no hay duda que la mancuerna será Maki Ortiz y José Ramón Gómez Leal, aunque él podría ser direccionado hacia la candidatura para presidente municipal de Reynosa y ese cambio abriría las puertas al alcalde matamorense, Mario López Hernández.
Mientras que por el PAN tampoco tienen dudas: Jesús Nader Nasrralah e Ismael García Cabeza de Vaca. El pendiente es si no aplicarán la equidad de género y también quién de los dos irá en primera posición, ya que aún perdiendo accesaría a la Cámara Baja.
Y hasta la próxima. v