
Si se pudiera hablar de los focos rojos para el PRI rumbo a las elecciones del 4 de julio próximo, hay que considerar Tampico, Valle Hermoso y quizá algún municipio de la zona centro sur del Estado administrado actualmente por el PAN. Porque en el resto seguramente los candidatos tricolores ni se van a despeinar.
Y no van a perder el gel de sus cabelleras gracias, sobre todo, al desgarriate que se trae internamente Acción Nacional, con renuncias o fintas de tirar la toalla en plena campaña como el caso reciente de Ciudad Victoria, siendo el principal protagonista Ricardo Rosales Villavicencio, candidato a la alcaldía.
Y es en la capital de Tamaulipas donde el Revolucionario Institucional no sólo va a retener seguramente la presidencia municipal, con Miguel González Salum, sino que amenaza con alcanzar el mayor porcentaje de votación que pudiera llegar al 80 por ciento, imponiendo récords de récords, siendo el PAN su gran aliado.
González Salum, sin embargo, deberá estar muy preocupado desde ahorita, pues se vería muy mal que pudiera superar en votos al doctor Rodolfo Torre Cantú en la misma elección, considerando que el candidato a gobernador es el estelar en esta película electoral.
El caso Ciudad Victoria, donde Rosales Villavicencio renunció un día y al otro dijo que “siempre no”, es la madre de todas las pruebas de que el PAN llegará a la cita a las urnas con un lastre que nunca se imaginó cargaría, con su presidente estatal, Javier Garza de Coss, durmiendo con los enemigos en sus oficinas.
Garza de Coss desea de todo corazón adelantar las manecillas del reloj para que, una vez recogiendo las migajas dentro de las urnas, presente su renuncia y vuelva a su faceta de empresario transportista en Reynosa, luego de una experiencia por demás amarga al frente de su partido.
Amarga no solamente por las derrotas electorales del año pasado cuando Acción Nacional perdió las cinco diputaciones federales obtenidas en 2004, sino porque a nivel personal el 2010 ha pintado negro por dos tropiezos dolorosos:
Primero quiso ser candidato a diputado plurinominal en el Congreso del Estado y no alcanzó ese sueño y, días atrás, no fue elegido delegado nacional.
Con ese costal tan pesado y doloroso que carga en su lomo, Garza de Coss se habrá dado cuenta que no son las buenas intenciones las que sirven para trascender dentro de su partido. Dentro del PAN mandan intereses muy altos que se cuidan, donde sólo unos cuantos están invitados a la repartición del pastel, y que se cuiden aquellos que se atrevan a afectar intereses.
El dirigente estatal albiazul llegó con buenas intenciones al puesto, siendo cobijado por los principales antagonistas del corrupto ex alcalde de Reynosa y actual diputado local, Francisco García Cabeza de Vaca, pero en el camino fue abandonado por los mismos que lo ayudaron a sentarse en ese comal ardiendo.
Entre ellos Maki Ortiz, subsecretaria de Salud federal; Angel Sierra Ramírez, director general de Fonaes, a nivel nacional; Gustavo Cárdenas Gutiérrez, ex funcionario de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), y por José Julián Sacramento Garza, candidato del PAN a la gubernatura de Tamaulipas. Todos metieron a Garza de Coss a la boca del lobo. Meses adelante harán el recuento de los daños y caerán cabezas.
Cambiando de aires, en Nuevo Laredo el aspirante tricolor a la alcaldía, Benjamín Galván, logró apagar los focos que se encendieron después que fue designado candidato por encima de los favoritos del gobernador, Eugenio Hernández Flores, y del presidente municipal, Ramón Garza Barrios.
Galván no estaba considerado para tal distinción, pero al caerse de la gracia de Carlos Montiel Saeb y Héctor Canales González, el entonces jefe de la Oficina Fiscal entró –como se dice– como tercero en discordia.
Conforme pasaron las semanas antes del inicio de la campaña, Galván empezó con lo más difícil: sanar heridas y tranquilizar los ánimos, reuniéndose con los diferentes grupos que habían quedado lastimados, y ahora todos están subidos en la canoa y remando en la misma dirección.
Ciudad Victoria, Nuevo Laredo y Matamoros, en esta última ciudad con Alfonso Sánchez Garza como candidato a alcalde, se enoja para que la elección del 4 de julio sea una repetición de la contienda de hace tres años, donde la lucha será entre ellos para ver quién logra el mayor número de votos y de porcentaje.
Aunque en Matamoros el panista Ramón Antonio Sampayo no ha tirado la toalla. En su casa de campaña de la colonia Jardín se transpiran aires victoriosos, confiados en que la población recuerda los buenos resultados de la administración que encabezó Sampayo entre 1995 y 1998.
Para Poncho Sánchez no será un día de campo, menos para Sampayo que confía en eso de que caballo que alcanza gana.
Difícil aunque no imposible se ven las elecciones municipales en Valle Hermoso, Río Bravo y Tampico, hablando de los candidatos del Revolucionario Institucional, con lo cual se echarían por tierra los pronósticos de Ricardo Gamundi Rosas, el presidente estatal del PRI, que anticipa un carro completo.
Después del asesinato del abanderado panista, Mario Guajardo, la dirigencia de ese partido llamó a María Eugenia De León, quien ya fue presidenta muncipal de Valle Hermoso, para tomar al toro por los cuernos y para enfrentar a Efraín De León, que representará al PRI.
En Tampico el panismo estatal le apuesta a la fractura interna en el tricolor para que Magdalena Peraza Guerra, ex diputada local del PRI, al menos le haga cosquillas a Miguel Manzur Nader, con una de las elecciones más cerradas. Y aunque dentro del Revolucionario Institucional hay harto optimismo, no se descartan sorpresas, sobre todo en las diputaciones locales en la zona sur del Estado.
En Río Bravo el doctor Roberto García Martínez entró al quite de última hora y no se quiere distraer prometiendo lo imposible. Sabe que los habitantes de ese municipio –el más grillo de Tamaulipas– premia o castiga a los partidos políticos. Así estuvieron sin el PRI durante 12 años y llevan seis años consecutivos con el tricolor.
A Río Bravo llegó desde la capital un viejo lobo de mar en estos menesteres, Javier Villarreal, para apuntalar la campaña del doctor García Martínez. La carrera es contra reloj pero ya tiene a todos los grupos felices y contentos con su proyecto de que todos van en el mismo barco y en la misma dirección.
Por otra parte en Reynosa, Everardo Villarreal Salinas, sabe que la entrada a la lucha del ex panista Raúl García Vivián, será en beneficio de su candidatura para prolongar al PRI en la administración municipal.
Everardo está arriba de encuestas y sondeos y tiene a su favor la gestión de Oscar Luebbert Gutiérrez. Falta solamente no confiarse y ponerle la cereza al pastel.
García Vivián, por su lado, irá en serio abanderando la causa de Convergencia por la alcaldía de Reynosa. Sabe muy bien de su capital político y apostará toda la morralla a su capacidad de operador.
Hay que poner la lupa en Reynosa, donde García Vivián pudiera hasta desplazar al PAN como segunda fuerza política.
En la batalla por la gubernatura el doctor Rodolfo Torre Cantú va con pie firme; Pepe Sacramento no ve lo duro sino lo tupido con tantas deserciones en el PAN, al tiempo que el doctor Alfonso De León Perales, candidato de Convergencia, recorre el Estado de punta a punta.
Así pasan las semanas, los días y las horas de este primer experimento de campaña con las nuevas reglas electorales. Bien, tarde pero se puso orden.