Al finalizar agosto a nadie ya le quedaba duda de que la resolución de la Sala 1a de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sobre el desafuero de Francisco García Cabeza de Vaca, vino a ser como un mejoral que se le da a quien padece una aguda neuralgia, o como dirían los antigüos griegos, una pírrica victoria que presagia la derrota definitiva.
La anterior deducción deviene del innegable hecho de que por un lado, los ministros no lo absolvieron del delito que le imputó la Fiscalía General de la República (FGR) y por el otro, que al regresar la carpeta de investigación al Ministerio Público, le dará oportunidad de subsanar deficiencias o aportar nuevas pruebas y así solicitar nueva orden de aprehensión.
Como quien dice: ¡salió peor el remedio que la enfermedad! Lo anterior provocó sarcásticos memes el mentiroso y atribulado discurso que Cabeza de Vaca difundió por las redes sociales, en el que entre otras cosas dijo que había demostrado su inocencia, y ahora sacudiría su honra del lodo que por motivaciones electorales arrojaron sobre él.
Deduzco que ni los colaboradores de él lloraron por el conmovedor mensaje, y menos les infundió valor para afrontar lo que viene a partir de octubre, mes en el que conforme les vayan esculcando las cuentas, los irán llevando al matadero, ante la algarabía de la mayoría de los tamaulipecos.
Pues como dijo Robespierre: “Los pueblos no juzgan como los tribunales; no formulan por escrito sus sentencias; lanzan rayos y esa justicia vale tanto como la de los tribunales”.
De modo que, eso de que va a sacudir su honra del lodo que según él le arrojaron por motivos electorales es algo que no pegó, toda vez que ese “lodo” consiste en imputaciones apoyadas en hechos cometidos por él como el de evasión fiscal, lavado de dinero y asociación delictuosa, delitos que a la fecha no los ha desvirtuado.
En cambio para lo que sí debe irse preparando es para el lodo que en forma de vituperios y reclamos le arrojarán cuando asista a la ceremonia de toma de protesta como gobernador de Américo Villarreal Anaya.
¿Y ACUDIRÁ?
Bueno, ya se cruzan apuestas hasta de 2 a 1 a que después del Grito de Independencia anunciará su solicitud de licencia para separarse del cargo, pues ya se le andan quemando las habas por dedicarse en cuerpo y alma en la aventura de buscar la candidatura presidencial para el 2024.
Y es que los elogios de Marko Cortez a Mauricio Vila, el gobernador de Yucatán, fue como un derechazo en la quijada de Francisco García Cabeza de Vaca, pues el dirigente nacional del PAN destapó a Vila como prospecto para la candidatura presidencial, y obvio que eso ataranta hasta al más acelerado.
¿Y LA ORDEN DE APREHENSIÓN APÁ?
Esa no debe ser motivo de mortificación para García Cabeza de Vaca, pues según él ya demostró su inocencia ante los meros meros de la justicia mexicana, pero una cosa es lo que alardea y otra la terca realidad. Y ésta última evidencia que la FGR en cualquier día de octubre va a solicitar nueva orden de aprehensión ya depurada y con más cargos.
En resumen: mientras García Cabeza de Vaca esté “péndulo” con la justicia federal, no tiene ningún objeto que ande pensando en la candidatura presidencial, pues si bien los sueños resultan agradables, lo entretenido es cuando se está despierto.
EL EQUIPO DE AVA
Hay una posición dentro del próximo gabinete estatal que ya alienta toda clase de especulaciones, y esa es la Secretaría General de Gobierno de Tamaulipas, y sobre este tema Américo Villarreal Anaya nada ha dicho.
Un hermetismo comprensible y derivado por la latente posibilidad de cambios de última hora.
Así sucedió con Américo Villarreal Guerra, quien 48 horas antes de tomar posesión del cargo como gobernador ya tenía delineado su equipo de colaboradores, pero al darlos a conocer aparecieron inopinadamente Heriberto Batres García y Rafael Díaz Piñeyro.
Batres fue designado como secretario General de Gobierno por indicación de la Secretaría de Gobernación, que vio la necesidad de reforzar el área política de Villarreal Guerra.
La Quina no ocultaba su molestia de haber desplumado a su gallo al senador Salvador Barragán Camacho, mientras que la clase política de Tamaulipas mostraba desazón por no haber sido el candidato Manuel Garza González.
Es decir, vendrían tiempos de armonizar y se requería de alguien como Heriberto Batres. Lo de Díaz Piñeiro para la Secretaría Particular, fue una petición del senado y además fue una posición que no tendría jugada política.
Pero lo que le heredan a Américo Villarreal Anaya son turbulencias económicas y modificaciones a la Constitución Política de Tamaulipas y a leyes ordinarias, porque el desmesurado de García Cabeza de Vaca pretende un gobierno transexenal como si esto se tratara de un Juego de Tronos.
Y ante ese panorama, el nuevo gobernador, atendiendo la recomendación de Maquiavelo “debe dejar a otro la disposición de las cosas odiosas”.
Que en el presente caso esa tarea le corresponderá al secretario General de Gobierno, quien por las buenas o las malas tendrá que enderezar todas las chuecuras que heredará el régimen bovino.
¿Y QUIÉNES?
Mencionan tres ex alcaldes: Carlos Canturosas de Nuevo Laredo; Oscar Luebbert y Maki Ortiz, de Reynosa, como también al diputado federal Erasmo González y al presidente municipal de Río Bravo, Héctor Joel Villegas, conocido afectivamente como el Calabazo.
La misión del No. 2 del Palacio de Gobierno, será ser persuasivo pero con mano firme cuando se requiera repartir machetazos.
NECESARIA DEPURACIÓN DEL PAN
Lo que está aconteciendo al interior del PAN en Tamaulipas, refleja por un lado la necesidad de purificarlo, y por el otro, que una pandilla de gandules de la política pretenden retenerlo a como dé lugar, lo que incluye amenazas y chantajes.
De ahí la importancia no sólo para el panismo sino para la vida política de Tamaulipas. Por ende, la participación de José Julian Sacramento es obligada; pero el Comandante Azul no lo ve así porque para él sólo cuentan sus intereses, y por lo mismo se empeña en sostener con atropellos de por medio en la dirigencia estatal del PAN a Luis René Cantú Galván.
Y aunque al Morena le conviene tal imposición por el antecedente que bajo el comando del Cachorro, el PAN perdió en 2021 nomás 7 de las 8 principales ciudades, y en junio pasado la gubernatura, a la vida política de Tamaulipas no.
Pues lo que pretende Francisco García Cabeza de Vaca es secuestrar el PAN tamaulipeco para su sueño guajiro de ser el candidato presidencial, y a la vez utilizarlo como franquicia electorera y arma de negociación con el próximo gobierno estatal.
Por lo anterior, Sacramento debe rescatar al PAN aunque está operando en su contra César Truco Verástegui, que en los hechos sigue siendo el secretario General de Gobierno, mientras que Gerardo Peña Flores está para la legalidad.
Lo dicho: urge depurar el PAN en Tamaulipas. Y hasta la próxima.