
Pablo Zárate, ex titular del Instituto Tamaulipeco para la Vivienda y la Urbanización (ITAVU), durante el sexenio de Tomás Yarrington Ruvalcaba, se une a la lista de los políticos tamaulipecos acusados de nexos con la delincuencia por un fiscal en Estados Unidos.
El pasado 12 de marzo, la nueva acusación en contra del ex funcionario se hizo pública y corrió como reguero de pólvora por los corrillos de la grilla estatal, donde ya no ven lo duro sino lo tupido, considerando la gran cantidad de políticos tamaulipecos que han sido acusados de tener relación con los delincuentes.
Las acusaciones en contra de Zárate no son nuevas, hace un par de años una corte norteamericana le decomisó un avión que se dijo, en realidad era de Tomás Yarrington. Dicho sea de otra forma, el ex jefe de ITAVU le andaba sirviendo de prestanombres a su jefazo.
Hay que ver en qué acaba todo este asunto, pues con excepción del ex gobernador, que es buscado por policías de todos los rincones del mundo, ningún otro funcionario es buscado de manera formal por las autoridades del país vecino.
Esta ola de acusaciones de supuestos nexos con la delincuencia de políticos estatales ha puesto en el ojo del huracán al fiscal federal Kenneth Magidson, quien se ha vuelto una especie de abogado anti PRI, considerando que todos los políticos que investiga son de este partido.
Seguramente el fiscal gringo nunca lo va a reconocer, pero sus acusaciones que tanto ruido han hecho en este lado de la frontera seguramente van a tener un impacto en el proceso electoral que se avecina.
Se necesitaría ser muy ingenuo para pensar que las cosas no serán así, considerando que solamente políticos tricolores son mencionados como cómplices de la delincuencia.
Aquí lo curioso es que ningún ex alcalde, diputado o ex delegado federal de extracción panista o perredista es mencionado en las indagatorias de mister Magisdon.
Es más, las cosas se ponen más curiosas cuando observamos que ha habido políticos tamaulipecos encarcelados por su relación con la delincuencia que nunca han merecido la atención del fiscal gringo. Curioso ¿no creen?
Mientras tanto, alguien en el alto mando del Partido Revolucionario Institucional encabezado por Rafael González Benavides, necesita salir ante la sociedad para establecer de una vez por todas la posición del partido ante todas estas acusaciones por parte de mister Magidson.
La estrategia que han utilizado hasta hoy, de esconder la cabeza en el piso como viles avestruces, no sólo no les está funcionando, sino que pone al partido como cómplice de estos políticos acusados y eso no le conviene al priismo.
En otros temas, la tranquilidad que había reinado en el Cabildo de Reynosa oficialmente ha llegado a su fin pues, sabrá Dios a santo de qué, pero al regidor de extracción perredista, Oscar Díaz Salazar, le ha dado por cuestionar todas las acciones del ayuntamiento.
Pueden existir los mal pensados que crean que esta súbita belicosidad del edil perredista se debe a la proximidad del proceso electoral, cuando se vuelve urgente que los políticos hagan la mayor cantidad de ruido posible para llamar la atención de los ciudadanos.
Sin embargo lo importante es que en las últimas tres reuniones del cuerpo edilicio, Díaz Salazar se ha aventado “joyitas” como aquella de asegurar que “Reynosa huele a mierda” por los problemas con el drenaje.
Semanas después Díaz Salazar volvió a las andadas al exigir rechazar la solicitud de licencia interpuesta por Ismael García Cabeza de Vaca, quien se agandalló la candidatura del PAN a la diputación federal.
Para el regidor perredista, Cabeza de Vaca debió de haber renunciado a su cargo ya que es muy comodino aquello de dejar sus obligaciones en el Cabildo para hacer como que hace campaña para luego, una vez que pierda, regresar al puesto.
El más reciente pleito de Díaz Salazar fue exigir la cancelación de los trabajos de reducción de carriles del boulevard Hidalgo, en la intersección con la avenida El Maestro, donde Petróleos Mexicanos tiene programado colocar una estatua.
De entrada la solicitud fue rechazada de forma tajante por el secretario de Obras Públicas, Jorge Herrera Bustamante, quien aseguró que la dependencia a su cargo no tiene que andarle pidiendo permiso al Cabildo para realizar su trabajo.
Como no quedó nada contento con la respuesta de Herrera Bustamante, el regidor Díaz Salazar volvió a la ofensiva metiéndose en un pleito con su compañero de extracción priista, Salvador Portillo.
La verdad sea dicha, se agradecen los exabruptos de Díaz Salazar -no porque ande defendiendo las causas de la ciudad (ya sabemos que todo esto lo está haciendo para llamar la atención por las próximas elecciones)-, sino porque ha vuelto un poquito más divertido el trabajo de los regidores que, la verdad, habían dado muchísima flojera.
Hablando del Cabildo de Reynosa, definitivamente el alcalde de Reynosa, José Elías Leal, necesita con urgencia traer a esta frontera a un chamán, brujo, pitoniso o lo que sea que le ayude a controlar un poco los elementos en la región.
Lo anterior viene a colación porque no habían pasado ni un par de semanas del llamado Operativo Anti Bache, ejecutado por las autoridades municipales con una inversión de chorrocientos mil millones de pesos, cuando las lluvias volvieron a caer sobre el territorio reynosense.
Obviamente lo que provocó es que todo el avance que las autoridades municipales había realizado en las calles de la ciudad, reparando los cientos (literal) de baches que hay en Reynosa, se fuera al caño.
A nadie sorprende que alguien diga que estas lluvias que van a seguir golpeando a la región durante un par de días más, le cayeron como balde de agua fría a las autoridades municipales que ya no ven lo duro, sino lo tupido.
Es cierto, el malestar de la ciudadanía por el estado de las vialidades es justificable. A todos nos cae muy gordo andar con las botas llenas de lodo porque el carro sufrió daños al caer en un boquete.
Sin embargo no toda la culpa es del ayuntamiento, pues el clima de plano no ayuda.
Y aprovechando que estamos a nada del arranque del proceso electoral, se está empezando a armar (otra vez) una controversia muy sabrosa entre el gobierno del Estado y el ayuntamiento panista de Matamoros.
El motivo: el ataque a balazos que sufrió el convoy de vehículos donde se transportaba la alcaldesa de aquella frontera, Leticia Salazar Vázquez, el pasado domingo y en donde, afortunadamente, nadie resultó herido.
Como seguramente ya lo saben, cuando no habían pasado ni 24 horas del incidente, el gobierno del Estado presentó a la sociedad a los cuatro presuntos responsables de la agresión, además de que habían descartado (con las supuestas declaraciones de los delincuentes) que se haya tratado de un ataque directo contra la edil panista.
Según Herminio Garza Palacios, secretario general de Gobierno, todo se trató de “una confusión”, pues los pistoleros confundieron el convoy de la alcaldesa con los integrantes de un grupo rival ,y por eso le tiraron.
Llama poderosamente la atención que esta versión de que no fue un atentado la divulgaron en un inédito video de una reunión del Grupo de Coordinación Tamaulipas, mismas que generalmente se llevan a cabo con mucha secrecía y misterio.
Fue precisamente este anuncio el que le permitió a los tamaulipecos ver por primera vez un video de una reunión de este Grupo.
Por supuesto que la gente de la alcaldesa no se ha quedado callada ante estos anuncios, y en una declaración “bomba” Nora González, vocera del Municipio, de plano ya dijo que la alcaldesa no reconoce a ninguna de las personas presentadas por las autoridades como los agresores.
Todo parece indicar que este asunto del ataque ha balazos se ha convertido en un tema político que ha enfrentado, de nueva cuenta, a las autoridades estatales y municipales que ya habían aprendido a convivir con cierto grado de civilidad. Claro que las elecciones cambian todo el panorama.