
Cuando llegué a la vulcanizadora sobre la carretera Reynosa-Nuevo Laredo, el dueño me reconoció y me preguntó: ¿Y Hora Cero seguirá siendo crítico con el próximo gobernador de Tamaulipas?
No sé su nombre, pero cuando mi auto sufre una avería en las llantas siempre acudo a ese negocio ubicado a unos 500 metros del edificio del periódico donde trabajo desde hace 18 años y medio.
El señor que ronda mi edad está muy bien enterado. Me recordó cuando en los años noventa don Heriberto Deándar Martínez se enfrentó al entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari y a su hermano Raúl; al gobernador Manuel Cavazos Lerma, y al procurador general de la República Jorge Carpizo McGregor.
El dueño del periódico El Mañana de Reynosa, padre del propietario de Hora Cero, tuvo que exiliarse en McAllen, Texas, cuando el poder político arremetió en su contra y usó la justicia para querer arrodillarlo con falsas acusaciones.
Hubo empleados de El Mañana que fueron encarcelados con absurdas acusaciones que no prosperaron ante los jueces. Y el rotativo fue arropado por periodistas del calibre de Julio Scherer, fundador de Proceso.
Esa historia me la contó luego Heriberto Deándar Robinson cuando me invitó a esta aventura editorial al llegar a Reynosa en abril de 1998 proveniente de Monterrey.
Volviendo a la duda del dueño de la vulcanizadora, en lo personal y en lo profesional decidí que no me interesa lo que vaya a suceder en Tamaulipas en los próximos seis años.
Si se roban todo el dinero que iba destinado a obras públicas; si nace una generación de nuevos millonarios, o si los moches a los proveedores suben de porcentaje. Como coloquialmente se dice: “Me valdrá un cacahuate”.
Sobre los funcionarios públicos estatales que entrarán en funciones el 1 de octubre, tampoco me gana la curiosidad de saber ni nombres ni apellidos ni puestos.
Pero que ninguno se atreva a intentar pisotear a Hora Cero porque tengo el permiso de Heriberto para empezar, junto con mi equipo de reporteros, a rascar con periodismo de investigación hasta que salga la pus.
La postura neutral de Hora Cero, que se traduce en una línea editorial que rayará en la indiferencia en el nuevo gobierno, se tomó porque no queremos distraernos en la encomienda empresarial de impulsar desde Monterrey la empresa Hora Cero Encuestas.
La apuesta de accionar desde Nuevo León es lo que mejor nos conviene, en una estrategia de abarcar nuevos mercados como sucedió -guardando todas las abismales comparaciones-, con franquicias nacionales que se hicieron presentes en otros mercados como Cemex y Oxxo, entre otros.
En la función pública dos, tres o seis años se van como agua entre los dedos. Mientras que en el comportamiento humano la dignidad, la lealtad, la honestidad y la congruencia son virtudes que retratan a las personas.
Estoy enterado que el equipo de transición del futuro gobierno empezó a filtrar información a ciertas páginas de Internet, o publicados en perfiles falsos de redes sociales, sobre pagos a algunos proveedores en el área de comunicación social.
Es una estrategia recurrente cuando se trata de tomar venganza contra medios de comunicación que fueron incómodos durante un proceso electoral. Nada que en lo personal me asuste.
Podrán rascar y rascar, o echarse un clavado en archivos documentales o digitales que guardaron con celo las nóminas secretas. Cierto es que mi nombre no aparecerá, al menos que inventen con alto grado de perversión.
Ni en Tamaulipas ni en Nuevo León, los dos Estados donde Hora Cero tiene influencia y clientes del sector público, me pueden acusar de haberme robado un Peso producto de una corrupción cancerígena que en el periodismo se hizo metástasis.
Durante 18 años y medio en Hora Cero he trabajo con honestidad y entrega enfermiza, textualmente, provocándome un padecimiento que tiene relación con el estrés en alto grado: fibromialgia.
Decidí cambiar de residencia a Nuevo León de manera voluntaria por mi salud, por mi familia y por el futuro de la empresa, y mejor recibimiento no pude tener al asistir como invitado a la Noche del Grito en Palacio de Gobierno.
Junto con mi esposa y nuestro pequeño hijo de siete meses, el gobernador Jaime Rodríguez Calderón y su esposa fueron los anfitriones del primer festejo de una nueva clase política nunca antes vista en el país: los independientes.
Volviendo a Tamaulipas, suerte a ese Estado tan golpeado por décadas por la inseguridad y la corrupción. Pero sobre todo a sus habitantes. Que Dios los cuide.