El término “misoginia” tuvo su origen en la Grecia antigua alrededor del siglo IV a. C., proviene de las voces griegas miséin (“odiar”) y gyné (“mujer”). Según el portal Concepto.
La misoginia puede considerarse como cualquier actitud o razonamiento que atribuya rasgos de inferioridad a las mujeres o que asocie lo femenino con un rol pasivo, subordinado, secundario y de sometimiento a la voluntad masculina. Esto aplica tanto en áreas laborales, académicas y profesionales como las interpersonales y sexuales. Ojo, no hay que confundirla con el machismo, eso es otra cosa completamente distinta.
Ahora bien, si enumeramos casos de misoginia en nuestra historia nunca terminaría y el breve espacio que tengo para escribir no bastaría para poner todos los ejemplos, sin embargo me voy a enfocar en por lo menos los más notables y que están a la vista de todos:
1.- En la biblia se le atribuye precisamente a la mujer el desastre del pecado original al ser tentada por la serpiente y enseguida tentar ella al “pobre inocente” y “bonachón” de Adán.
2.- La mujer desde la antigüedad era usada solo como instrumento para producir descendencia, su rol no era otro más que ese.
3.- En tiempos más recientes a la mujer no se le permitía opinar ni hablar, inclusive era la última en comer una vez que el hombre de la casa y los hijos habían terminado; bueno hasta hay un dicho que dice que la mujer debe de ser como la escopeta, cargada y detrás de la puerta.
4.- La mujer no podía educarse, no podía votar y mucho menos ser votada, y de eso no fue hace muchos años.
5.- El golf, sí, el deporte, su nombre es el acrónimo de “Geltlemen Only, Ladies Forbidden”, algo así como “Solo caballeros, prohibido las damas”.
Y bueno, así puedo seguir dando ejemplos, pero si ya entramos en materia, permítame explicarle un poco de lo que pasa en la política tamaulipeca. La misoginia se puso más de moda en los últimos meses, y no quiero decir años, porque es algo que ha sido más evidente del 2021 a la fecha y es sumamente penoso para quienes la ejercen, tal vez por cultura, por desconocimiento, por coraje o por alguna extraña razón, pero aquí sí entran todos. Lo mismo lo he visto en políticos como en comunicadores, columnistas, etc.
Se ensañaron con la diputada y coordinadora de la bancada morenista, Úrsula Salazar, con las diputadas Magaly Deándar y Casandra de los Santos, a diario le tupen contra la alcaldesa de Díaz Ordaz, Nataly García, en tiempos de campaña para gobernador, se dejaron caer en contra de María de la Luz Santiago, con la Consejera Jurídica del gobernador, Tania Contreras, y junto con ella a quienes integran la administración estatal, lo mismo la secretaria de bienestar, Verónica Aguirre como la directora del Injuve, Katalyna Méndez, o el caso de la periodista Martha Olivia López, bueno le puedo seguir y tampoco terminaría con la lista.
Ahora bien, lector o lectora, ¿cuál es el común denominador en todo esto?, exacto, los que la ejercen han sido actores políticos del PAN, y no voy a generalizar, porque en todos lados se cuecen habas, pero los que se llevan la estatuilla en esta categoría son los azulados.
El caso más reciente es el que han ejercido en contra de las diputadas panistas (sí, sus propias compañeras) Sandra Luz García, Nora Gómez y Mireya González, y esto por no coincidir con las formas en que son tratadas por los líderes de su bancada, el mismo que le subieron un audio donde les grita muertas de hambre y un montón de insultos más. Simplemente las damas no han votado en bloque como se acostumbraba y eso les valió una campaña difamatoria en redes sociales, y medios de comunicación, bueno he leído columnas en las que las acusan de “centaveras”, algo así como mujeres que no tienen cerebro, solo necesidades económicas.
Que pena que sean tratadas de esa manera. Que pena que sean reducidas a eso, que pena los que escriben así en contra de ellas, que pena que sus propias compañeras no las defiendan, que pena y que pena que no exista una voz que le ponga un alto a ese trato; no se lo merecen.
Para finalizar, debo advertir que no soy estandarte de nada, que no soy especialista en el tema, que hablo (escribo) sobre algo que por lo menos quiero dejar como precedente que yo sí me di cuenta de lo que han hecho en contra de todas estas mujeres, y que a lo mejor no me queda, pero que alguien lo tenía que decir y fui yo. No solo es misoginia azul, es misoginia pura. v
Reenviado
En el último round en el congreso, los morenistas le asestaron dos ganchos al hígado al de los pantaloncillos azules, iban por un tercero, pero sonó la campana. Ya habrá tiempo en la permanente para los jabs, y otros cuantos ganchos, de mi se acuerdan.