
En el calendario romano, los “idus” eran los días centrales del mes. Originalmente la historia nos dice que eran días de buenos augurios. Marzo o Martius en latín, era el mes consagrado al dios Marte, por lo tanto su importancia en el calendario más antiguo de Roma recae en que este era el primer mes del año. Sin embargo, el 15 de marzo del año 44 a.C. se convirtió en una fecha trágica para la historia de Roma: el hombre más poderoso, Julio César, fue asesinado a puñaladas por quienes defendían la República.
En el sexenio pasado, mientras el presidente hablaba de amor, muchos afines y sus operadores en nombre de la transformación tejían redes con las cuales buscaban, todos, perpetuarse en el poder, y extenderlo hasta el sexenio de la presidenta Sheinbaum, tratando de anularla, ningunearla y hasta desafiarla, pero la presidenta dio un golpe a la mesa en contra de esos intereses oscuros que pretenden seguir mandando sobre lo que ordena ella, la máxima autoridad política del país. Dos buques incautados por huachicol fiscal, una licitación millonaria de medicamentos frenada antes de que se convirtiera en un problema, un llamado directo a la senadora de Chihuahua a no adelantarse —recordándole que el sexenio es de la presidenta, no de Adán Augusto— y, sobre todo, el viraje en la estrategia de seguridad.
La gota que derramó el vaso fue el desdén en su contra por parte de Monreal, Adán Augusto, Manuel Velazco, Luisa María Alcalde y Andy López Beltrán en el evento político más significativo en lo que va del sexenio: “El llamado a la unidad en torno a la presidenta”, esto después del triunfo en las negociaciones con los Estados Unidos en el tema de los aranceles.
La presidenta dio un golpe de autoridad en contra de los distraídos que olvidan quien manda ahora. Recordemos que no hay peor golpe para el relato de un caudillo que demostrar que su estrategia era equivocada, tampoco no hay peor golpe a los adversarios que recordarles quien tiene el bastón de mando y además pegarles un coscorrón con ese mismo bastón.
Como Julio César en los idus de marzo, algunos de sus más cercanos han sentido el filo de la lealtad invertida. Pero a diferencia del romano, Claudia no está siendo apuñalada; ella es quien empuña la daga con una frialdad quirúrgica, y la dirige contra quienes pretenden servir como medio de perpetuidad del poder de quien ya se fue. No hay Bruto que se le adelante. El golpe es suyo, y el mensaje también: no hay espacio para simuladores ni para herencias tóxicas del antiguo régimen, aunque ese régimen se muestre como aliado.
Julio César había acumulado un poder enorme y poco a poco fue visto como una amenaza para la República. Se había proclamado dictador perpetuo. AMLO proclamado por sus aliados como dictador perpetuo, hoy ya es visto como una amenaza para la República, y la primera autoridad se está encargando de recordarles que lo que fue, no será.
Claudia ha demostrado en menos de un mes que al igual que sucedió en Roma, los idus de marzo se recordarán como el fin de los enemigos de su proyecto y por lo tanto, de la República.
Faltan más acciones, y al parecer el tono ira subiendo si le quieren seguir subiendo el tono.
Reenviado
“Se cuenta que un vidente ciego había prevenido a Julio César contra los Idus de Marzo; llegado el día, César le recordó divertido en las escaleras del Senado que aún seguía vivo, a lo que el ciego respondió que los idus no habían acabado aún…”.
En la antigua Roma, el idus de marzo dura lo que dura un día: 24 horas. En México estos idus de marzo duran 365 días.