Con tanto aguacero este Neptuno ya se sentía como en su casa. Afortunadamente el saldo que dejó el huracán “Dolly” fue blanco, pues no se registraron decesos, pero en el campo de la polaca vaya que hubo algunos que casi se ahogan, otros quedaron bastante remojados y hubo hasta quienes nadaron “de a muertito” porque no sabían flotar.
Pero vamos entrando en materia. El término de las presentes vacaciones va marcar no solamente el regreso a las actividades cotidianas sino que, además, se convierte en el banderazo de salida para dos importantes carreras que están muy ligadas una con la otra.
La primera es la de las candidaturas a las diputaciones federales, donde hay más apuntados que en las listas de damnificados del huracán “Dolly”.
Sin embargo, van a ser pocos, muy pocos, los elegidos a buscar las curules en el Congreso de la Unión que le corresponden a Tamaulipas.
Y esta competencia, que poco tiene que ver con las que se realizarán en Beijing con motivo de los Juegos Olímpicos, está íntimamente ligada con la otra carrera, la grande, la que reunirá a los aspirantes a ocupar el palacio de Gobierno de Ciudad Victoria.
Claro que los díceres y los runrunes están a todo lo que dan y el principal de ellos es que el gobernador, Eugenio Hernández Flores, Geño, y el presidente, Felipe Calderón, tienen un pacto de honor que deberán cumplir para que los procesos electorales tamaulipecos se desarrollen de manera tranquila y ordenada.
Las malas lenguas, que abundan y conocemos como la palma de nuestras manos, nos cuentan que en la elección anterior el inquilino de Los Pinos le dio la oportunidad al entonces flamante mandatario tamaulipeco de armar su equipo con los alcaldes y diputados locales que mejor le cuadraran, para que armara su equipo de trabajo sin tropiezos ni malas sombras.
Entonces, como en política la forma es el fondo (ya lo dijo Jesús Reyes Heroles pero aprovecho para recordarlo) las formalidades marcan que ahora Eugenio debe devolverle la copa a Calderón de la misma manera y con el mismo objetivo: que el presidente se afiance y refuerce su gobernabilidad.
La tirada sería la siguiente: que el PRI se quede con los distritos que tienen cabecera en Ciudad Victoria, Reynosa y Nuevo Laredo, para cederle al PAN las diputaciones de Ciudad Mante, Matamoros y Tampico, mientras que las dos restantes quedarían abiertas para que gane el gallo que tenga más plumas.
Así que mientras vacacionen no se les olvide que ésta tranquilidad que se siente no es más que la calma chicha que viene antes de la tormenta. Bueno, hasta “Dolly” se le va a hacer un buche de agua cuando empiecen los primeros movimientos de este ajedrez político y los suspirantes empiecen a acomodar sus ansiosas humanidades en la mira del inquilino del palacio de Ciudad Victoria.
Y si no me creen, aquí les tiro los primeros dados para que vayan viendo los números y hagan sus apuestas: en Ciudad Victoria el más lógico para buscar un lugarcito en el Congreso de la Unión es Manuel Muñoz Cano, quien es visto con muy buenos ojos por el Góber y haría un buen papel.
En Nuevo Laredo se mueven los nombres de Fernando Castillo, aunque a él no lo quiere el alcalde actual, Ramón Garza Barrios. Otro que se quiere subir al caballito es Ramiro Ramos pero tiene muy pocas oportunidades y menos cuando les cuente que el mero bueno en este distrito es Carlos Montiel y ese gallo canta fuerte, por lo que si Geño se anima a mandarlo va a ser para ganar, pero aquí la duda es ¿se animará a ponerlo en riesgo?
Por el lado de los distritos dispensables o que podrían obsequiársele al Partido Acción Nacional como una atención al presidente Calderón, en Matamoros la opción sería dejarle al actual alcalde, Erick Silva, la tarea de elegir al bateador de sacrificio que daría la cara por el PRI en la elección.
En ese puerto azotado por “Dolly” hay que tomar en cuenta el factor Mario Zolezzi, quien tiene ganas de llegar a la diputación federal, pero si lo dejan puede convertirse en la puerta negra para que Tomás Yarrington entre de nueva cuenta a la escena política y por ahora el grupo Matamoros no lo quiere ni de presidente del Club Rotario.
Además, dejarle un espacio al ex gobernador Tomás sería darle la oportunidad de que él negociara por su cuenta con el presidente Felipe Calderón. Lo que es un hecho es que Geño no tiene gente en Matamoros y quien entre de candidato va a ser una carta débil.
Por el lado de Ciudad Mante quien suena es Víctor de León Orti, secretario de Desarrollo Rural Agropecuario, y aunque es bien querido por el gobernador Eugenio Hernández y tiene su camino andado, la intención no es tanto meterlo al juego, más bien darle una salida bienaventurada.
El caso es que el gobernador necesita dejar en las curules federales a gente de su confianza y si es o no cierto lo del pacto entre Geño y Calderón eso lo vamos a ver cuando se definan los candidatos del PRI a las diputaciones federales.
Y, todavía más importante, ya una vez definidos esos caballos vamos a tener una visión más clara de los que van a correr para tratar de alcanzar la silla del palacio de Gobierno de Ciudad Victoria.