
Estaba un día El Apuntador preparando varias docenas de tamales para cumplir con todos los monitos que salieron el Día de Reyes, cuando una comadre habló para platicarnos varios temas dignos de comentar que se dieron en la pasada celebración del Día del Periodista en Reynosa que, por cierto, la organizaron cuatro días después de la fecha.
El primer tema: que la asistencia de los compañeros al evento fue mucho menor a años anteriores, y que incluso hubo mesas donde era evidente que faltaba gente.
Parte de la culpa fue el relajo que se traía el personal de Comunicación Social a la hora de repartir las invitaciones, pues hubo personas a quienes simplemente no les llegó, o les llegó un día antes del evento. Y como podrán comprender: ¿quién asiste a una fiesta en esas condiciones?
Otro prietito en el arroz fue el asunto de la rifa de regalos, pues hubo quejas de mano negra, lista rasurada y otras linduras que enojaron a más de dos compañeros.
Por ejemplo, ahí tienen que al momento de la rifa de un iPad, sale el nombre de Dolores Cerda que, como seguramente muchos los saben, no puede salir de su casa pues acaba de nacer su hermoso bebé.
El asunto es que de pronto los organizadores del evento se pusieron muy legales asegurando que si Lola no estaba, no le podían dar su premio, y que su esposo Julio Vargas no podía recogerlo en su nombre, no obstante la mayoría de los presentes apoyaba que le entregaran el aparato.
Al ver el desprecio, Julio se molestó y decidió retirarse del evento. Pero ahí no queda el asunto: minutos después su nombre salió premiado con otro iPad pero el compañero decidió recurrir a la dignidad y rechazó el regalo.
Y si esto no fuera suficiente, que salen nombres repetidos en la lista de ganadores en la rifa, lo que generó una sonora rechifla del respetado auditorio presente en el evento.
Otro detalle que pudo verse en la fiesta del Día del Periodista, es lo quebrado que está el gremio y la poca unidad que prevalece entre los reporteros.
Resulta que en el festejo era muy evidente ver los “grupitos”. En un rincón estaban los “puntos rojos”, como se les conoce a los policiacos; en otro estaban los de sociales; en otro más allá la raza de locales, y por el otro los deportivos.
Lo feo es que la interacción entre los diferentes grupos era nula, quedando comprobado que amigos, amigos, no son.
Todo lo contrario pasó en la fiesta de Comunicadores Unidos de Matamoros, donde su eterno dirigente Mario Díaz acertó con invitar al reconocido periodista Ricardo Rocha, actualmente al frente de la agencia Detrás de la Noticia y conductor del programa Animal Nocturno que transmite TV Azteca México.
En la parranda no hubo rifas, pero sí mucha camaradería y reconocimientos para miembros del gremio que cumplieron 20, 25, 30 y hasta 45 años en el oficio. Asistió la alcaldesa Leticia Salazar, regidores y otros invitados especiales. Y la conducción estuvo a cargo de José Pinales.
Quienes sí se pasaron de la raya fueron los reporteros que estaban sentados en una mesa al fondo del casino, entre ellos Marco Rodríguez Mex de El Expreso, y Alberto Galván de Contacto, mostrándose irrespetuosos cuando Rocha tomó el micrófono al hablar en voz alta y carcajeándose, amén de introducir en sus chamarras una yoga de guachicol sin despistarle.
En otros temas hay que comentar que tras siete años de laborar en el departamento de comunicación social de Reynosa, donde sobrevivió a tres alcaldes, Isael Castillo presentó su renuncia como redactor.
Nos cuenta que el buen Isael estaba cansado del ritmo de trabajo en la presidencia municipal, además de tener un par de ofertas laborales muy atractivas.
Incluso no descarta la posibilidad de cambiar de residencia e irse a Estados Unidos con su familia. No están para saberlo pero nosotros sí para contarlo: Isael cuenta con la doble nacionalidad mexicana y norteamericana.
Por mientras Isael se está tomando un par de semanas de vacaciones en lo que decide qué hará con su vida durante los próximos años. Muchas felicidades y suerte con los proyectos que decida emprender.
NOVEDADES EN MATAMOROS
Por los rumbos de Matamoros nos informan que Abraham Pineda, ex reportero de Hora Cero, acaba de tomar posesión de su nuevo puesto como editor de El Expreso de Matamoros.
Pineda fue rescatado por Rosy Pereda quien le dio la confianza para editar páginas y notas de sus compañeros reporteros en el periódico que ha dado mucho de qué hablar en meses recientes.
La única duda que nos queda es si Pereda le va a permitir a su nuevo editor andar con el pelo largo y sin ningún rumbo como sucedió en Hora Cero, donde le pidieron que anduviera con la greña corta y bien peinada.
Y puede ser que mucha raza, incluyendo él, no lo entienda, pero la apariencia física es muy importante y más cuando se trata de alguien con un puesto de jerarquía como ahora tiene Pineda.
Por cierto la raza del Expreso sigue muy molesta porque es fecha que los directivos no han cumplido con el pago del reparto de utilidades.
La molestia no es para menos, porque por un lado tenemos a los jefazos de El Expreso presumiendo que son líderes de la plaza y que venden mas que El Bravo pero eso no se refleja ni en los salarios, mucho menos en el pago de esta prestación de ley.
Tan triste está el asunto, económicamente hablando, que los empleados del diario de Tomás Yarrington ni siquiera tuvieron una Posada en las pasadas fiestas decembrinas por falta de dinero.
La raza se tuvo que conformar con una reunioncita en los patios de la prensa del periódico donde no completaron ni para los tamales. Con decirles que la única botella de whiski que hubo la anduvieron paseando de mesa en mesa hasta que se acabó. Para llorar, en serio.
Por otro lado quien anda estrenando chamba es José María Barrientos, reincorporándose a El Mañana de Matamoros como el nuevo jefe de información.
Hay que recordar que esta es la segunda etapa de Barrientos en El Mañana de Matamoros, pues hace ya varios ayeres estuvo en el periódico pero tuvo que salir después de un intento de revuelta en contra del entonces director Alejandro Irigóyen.
Tan contento andaba con su nueva chamba, que Barrientos llegó a El Mañana armado con una rosca de reyes para compartirla con sus nuevos compañeros y de una vez granjearse simpatías.
Barrientos llegó justo a tiempo de que el director editorial, Enrique Juárez, quien ya lleva 17 años en El Mañana de Matamoros, acaba de regresar de sus vacaciones en las paradisiacas playas de Sinaloa donde comió todo el aguachile que pudo y se bebió todas las Pacíficos que encontró.
EL DESASTRE DE INDIGO
Es muy lamentable el caos en el que está convertido este proyecto editorial que llegó a hacer mucho ruido y que se llama Reporte Índigo.
Para los lectores despistados de este espacio, hay que recordarles que el fundador de Reporte Índigo es Ramón Alberto Garza, por muchos años director general editorial de El Norte y mancuerna de mi hermano del alma, Alejandro Junco de la Vega; a quien pareciera que lo besó el diablo después de su salida del periodicote en el año 2000.
Antes de entrar en detalle publicamos textualmente dos correos electrónicos que llegaron a la Caja de Pandora a mediados del mes pasado, donde se reflejaba la situación que pasaba dentro de ese medio de comunicación que nació digital y después tuvo ediciones impresas en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara.
Por cierto, por la grave crisis financiera que atraviesa Reporte Índigo por culpa de los malos manejos de Ramón Alberto Garza, según los nuevos dueños de Grupo Mac Multimedia, tuvieron que cerrar la plaza de la capital de Jalisco, siendo un duro golpe moral para los empleados que todavía mantienen su planta laboral hasta nuevo aviso de recorte de personal.
Aquí están los correos:
“Reporte Índigo está para llorar y Ramón Alberto ha sido desplazado en labores de administración por los nuevos dueños. Acaban de despedir a los publicistas quienes agregaron sus demandas en la Junta de Conciliación a las de otras personas que fueron cesados como el esposo de Mariana Ramos, que era el brazo derecho de Ramón Alberto, y también del fotógrafo Armando Arrambide”.
“La situación está tan crítica que no han pagado meses de renta en la Torre América y van pa’ afuera a principios de año”.
“Los nuevos socios admiran mucho a Ramón Alberto como periodista porque tiene un criterio y feeling especial para la noticia, y es un verdadero sabueso en seguir pistas para la investigación en profundidad además de su pasión por el medio, pero en donde es un desastre es en la administración y no hallan qué hacer con tanta demanda laboral”.
“También se enteraron de su tristeza -verdadera tristeza- porque afirma él que Alejandro Junco no lo puede ni ver cerca, pues cuando coinciden en algún lugar el dueño de El Norte ni le saluda e inclusive se retira a un sitio más lejano o se va para evitar contacto. Qué dolorosa situación de quien vivió otro estatus en nuestro periodismo regiomontano y a nivel nacional”.
Esos fueron los mensajes que recibió El Apuntador quien, antes de publicarlos como Dios manda, se dio a la tarea de confirmar su contenido, con la sorpresa que el 99 por ciento es cierto.
Antes de continuar con el sismo que causó el despido de casi 70 empleados de la edición de Monterrey antes de la Navidad, les presentamos quién es Ramón Alberto, según Wikipedia:
Ramón Alberto Garza García es un periodista con más de 40 años de trayectoria profesional en los medios de comunicación de México.
Nació el 9 de enero de 1956 en Monterrey, Nuevo León, México. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Cursó periodismo, ciencias políticas y sistemas en la Universidad de Texas, en Austin, donde se desempeñó como editor y editorialista para el periódico The Daily Texan.
Su carrera periodística se inició en 1973 cuando ingresó como reportero investigador al periódico El Norte. En 1982, a los 26 años, fue designado director editorial.
Durante los 18 años en los que Ramón Alberto fungió como director general editorial, El Norte fue reconocido con 18 premios internacionales por periodismo de investigación, ayuda a la comunidad y por la defensa de los derechos humanos en América Latina, además de innumerables reconocimientos por su diseño de avanzada y fotografía.
En 1990 fue director editorial fundador de Infosel, el servicio de información financiera en tiempo real que más tarde se transformaría en Terra México.
En 1993 fue el director general editorial fundador del periódico Reforma, que en muy pocos años se convirtió en el líder de la ciudad de México; en 1997 fue director fundador del diario Palabra en Saltillo, y en 1998 del diario Mural en Guadalajara.
En febrero del 2000 fue designado vicepresidente de Televisa y en septiembre del mismo año presidente de Editorial Televisa, el más importante grupo de medios impresos en el mundo de habla hispana con 44 millones de títulos vendidos anualmente.
En junio del 2001 funda en México, con el escritor Gabriel García Márquez y Emilio Azcárraga Jean, la revista Cambio. En febrero del 2002 se incorpora al periódico El Universal, como vicepresidente y director general editorial.
En octubre del 2004 fundó Índigo, un centro de inteligencia y asesoría política que publica Reporte Índigo, la primera experiencia de comunicación virtual multimedia en México dedicada al entendimiento de temas de alto impacto político, económico y social.
Ramón Alberto ha sido maestro de periodismo y opinión pública, profesor invitado en mercadotecnia y en el programa emprendedor del Tecnológico de Monterrey.
En octubre de 1996 recibió la máxima distinción que la academia de los Estados Unidos otorga a un periodista extranjero, el premio María Moors Cabot, otorgado por la Universidad de Columbia, en Nueva York, como un reconocimiento por su defensa de los derechos humanos y la promoción del periodismo de investigación en América Latina.
Actualmente es presidente y director general de Reporte Índigo, una empresa dedicada a la asesoría en creación y desarrollo de medios de comunicación, imagen pública, así como relaciones empresariales y políticas en las Américas.
La grave situación por la que atraviesa Reporte Índigo empezó en agosto del año pasado cuando Grupo Mac Multimedia adquirió una importante participación en la empresa formada por Ramón Alberto, quien con el paso de los meses tuvo que hacer severos recortes de personal, reducir costos y el peor golpe moral para su fundador: la desaparición de la edición Guadalajara.
Los nuevos dueños son Luis y Anuar Maccise, quienes encabezan un corporativo que edita periódicos en el Distrito Federal y en diferentes regiones del país, así como son propietarios del Grupo Radiodifusoras Capital con 13 estaciones en la República Mexicana.
Cuando los Maccises asumieron el control total de Reporte Índigo, relegando a Ramón Alberto a tener un puesto simbólico como presidente del consejo pero sin voz ni voto en la toma de decisiones, se dieron cuenta de la millonaria nómina que ni El Norte, ni Televisa, ni El Universal tenían.
Esa fue la primera medida de Grupo Mac Multimedia: rasurar la planta laboral y, sobre todo, sacar de la empresa los incondicionales de Ramón Alberto por el riesgo de fuga de información.
Y fue a mediados de diciembre pasado cuando el departamento de recursos humanos de Reporte Índigo que llegó de la Ciudad de México citó a varios empleados para anunciarles su despido y ofrecerles un trato, con la opción de llegar a la Junta de Conciliación y Arbitraje si no era de su agrado la oferta.
Si bien el resto de los trabajadores despedidos cumplían una función importante dentro de la empresa, muchos de ellos desde 2013 cuando se empezó a recortar la nómina, la salida del editor y reportero de investigación, Hugo Gutiérrez, desnudó la grave realidad de la empresa.
Desde los años 90 Gutiérrez se convirtió en una persona leal de Ramón Alberto desde que ambos estaban en El Norte, en una relación de director-reportero, nexo que se estrechó todavía más cuando Gutiérrez renunció al periodicote para seguirlo en sus aventuras que empezaron en Televisa Monterrey, El Universal, Cambio, Televisa México y Reporte Índigo.
Han sido 18 años, desde el divorcio con Alejandro Junco de la Vega, que el gran director general editorial de El Norte ha vivido con ese fantasma.
Y cuando se suponía que Reporte Índigo sería su gran plataforma para tomar revanchas, el tratar de medir fuerzas con El Norte al sacarle editores, publicistas, fotógrafos, diseñadores y reporteros para debilitarlo, fue el principio de su fin porque engrosó una nómina que ni el New York Times podía presumir.
Ramón Alberto tiene el talento suficiente para un día resurgir, pero antes deberá superar baches. Se sabe además que ex empleados han ganado laudos en la Junta de Conciliación y Arbitraje y amenazan con embargar sus propiedades porque, según ellos, fueron despedidos de manera injustificada y demandan una justa indemnización.
Esta historia apenas comienza. Mientras, así como desapareció la edición Guadalajara, se asegura que los nuevos dueños de ese medio sólo mantendrán el periódico de la Ciudad de México… y que Monterrey tiene sus semanas o meses contados.
No nos vamos sin antes dejarlo con la gustada pregunta de la quincena: ¿Quiénes son los compañeros que ya respiran tranquilos pues finalmente parece que se está empezando a arreglar el problemón que tenían por el pago de un fondo de ahorro que andaba volando?