
Estaba un día El Apuntador encendiendo una veladora en recuerdo a todas las personas que perdieron la vida el pasado 18 de septiembre tras la explosión en las instalaciones de Pemex, y muy especialmente por nuestro amigo y compañero Ignacio Cedillo, cuando tuvimos que dejar la tristeza a un lado y ponernos a trabajar.
Y es precisamente esta tragedia la que nos dio mucho material de qué hablar con respecto a la cobertura que le dieron los medios de comunicación locales, regionales, nacionales e internacionales.
Como seguramente lo han visto, el seguimiento que se le dio a esta nota desde el momento mismo de la explosión, pasa de los sublime a lo ridículo.
Pero vamos a empezar con un tema que sigue siendo uno de los más comentados y que es, también, una de las más impresionantes reacciones del público lector en contra de un medio de comunicación.
Estamos hablando de la decisión de La Tarde de Reynosa de publicar en toda su horrorosa dimensión las fotografías de los cuerpos calcinados de algunos de los trabajadores que fallecieron.
Seguramente muchos de ustedes tuvieron la oportunidad de ver estas fotos que, desgraciadamente, no dejaban nada a la imaginación con respecto al estado en la que quedaron algunos de los cuerpos.
Lo impresionante es que tras la publicación de las fotografías, cientos (quizás miles) de lectores comenzaron una verdadera campaña de linchamiento en contra de La Tarde y sus directivos, a quienes acusaron de faltos de ética, irresponsables, insensibles y otros epítetos que la verdad no podemos consignar en este espacio porque es una columna familiar.
Poco a poco y como un efecto “bola de nieve”, la inconformidad de los lectores de La Tarde fue invadiendo las redes sociales y el portal de internet del vespertino, donde se podían leer todo tipo de mensajes de condena a la decisión de mostrar los cuerpos calcinados.
Fueron tantas las manifestaciones de repudio, que La Tarde decidió retirar las fotos de su perfil de Facebook, más no así de su portal de internet.
Pero no vayan a creer que la medida aminoró el enojo. Durante varios días los mensajes siguieron llegando y varias personas con una agenda mucho muy diferente a la de pedir respeto para las familias de los trabajadores fallecidos, aprovecharon el viaje para sacar sus frustraciones y, según ellos, “desquitarse” de los “agravios” cometidos en su contra por directivos, editores y reporteros de La Tarde.
Lo interesante es saber de dónde sacó La Tarde las fotografías pues, se supone, el lugar de la explosión era un sitio sellado mientras se desarrollaban las investigaciones.
Nuestras fuentes aseguran que los principales sospechosos de haberlas filtrado al vespertino son unos funcionarios del Servicio Médico Forense de la Procuraduría Estatal, quienes las pasaron al periódico vía un fotógrafo policiaco.
Nos cuentan nuestras fuentes que esta no es la primera ocasión en que la raza del Forense le pasa imágenes a La Tarde, incluso se habla de que el “favor” nunca es gratuito, que hay un pago de por medio.
La verdad sea dicha, la decisión de La Tarde de mostrar estas fotos abre una vieja discusión que siempre ha existido en los medios de comunicación respecto al material que los periódicos vespertinos muestran a su lectores.
Porque sí, aunque existen muchas personas que se rasgan las vestiduras con las fotos de cadáveres y chicas con muy poca (o nada ) de ropa, nadie puede negar que los vespertinos tienen los mayores niveles de circulación y ventas en el país.
Desgraciadamente estos medios explotan el morbo que existe en todos los extractos de la sociedad y que nos hace, por ejemplo, convertir portales como El Blog del Narco (con sus ejecutados, balaceras y demás linduras) en uno de los más visitados, tuiteados y comentados de la red.
La sangre vende, dicen los periodistas de Estados Unidos, y la verdad tienen muchísima razón.
Hay que decir que en este tema existe mucha hipocresía y doble moral, pues muchos de los que gritaron insultaron y agredieron a La Tarde, son los mismos que ven videos de ejecuciones, retuitean notas de narcos y balaceras y corren a enterarse de lo que sucedió cuando escuchan un choque en la esquina de su casa.
¿Por qué La Tarde muestra este tipo de fotos? Simplemente porque allá afuera hay miles de personas que las quieren ver.
Es muy sencillo. Las reglas de la oferta y la demanda nos demuestran que si un periódico publica ejecutados, quemados y chicas encueradas, es porque mucha gente quiere leer esas notas y ver esas fotos.
Es muy feo decirlo, pero en este caso tenemos que vernos al espejo y hacernos una autocrítica como sociedad y como lectores.
Porque esta no ha sido la primera vez que La Tarde saca en su portada un cuerpo calcinado, sin embargo sí es la primera ocasión en la que tantas personas se indignan con estas imágenes.
Es cierto, mostrar estas fotos es una falta de respeto a las familias de los fallecidos, pero ¿por qué nadie protestó cuando se han publicado con lujo de detalle los restos mortales de un albañil, un estudiante, un obrero? ¿Quién defiende a esas familias?
E insistimos, publicar estas fotos fue una mala decisión de Ciro Andrés Ibarra, director del vespertino, quien no sopesó el efecto que iba a tener entre la gente unas imágenes de este tipo; pero que tampoco nadie se tire de la parte más alta del puente internacional en señal de indignación, en otras circunstancias estas gráficas le hubieran significado al periódico enormes ganancias en ventas.
Desgraciadamente la difusión de estas imágenes provocó tal indignación entre la gente, que podríamos decir que La Tarde es parcialmente responsable de la agresión que sufrieron tanto la compañera Mallely González Jasso, como unos enviados de Multimedios Monterrey, quienes fueron golpeados cuando hacían unas tomas de una de las funerarias donde estaban velando los restos de un trabajador de Pemex que murió en la explosión.
La cosa no fue menor. Había tanta indignación entre los familiares del occiso, que no dudaron en arremeter a golpes en contra de los reporteros y hasta les quebraron la cámara. Supuestamente Multimedios pretende iniciar acciones legales en contra de los agresores.
MAS ECOS DE LA TRAGEDIA
Como les comentamos al arranque de esta entrega, tras el lamentable accidente de Pemex se vieron una serie de situaciones dignas de comentarse.
Por ejemplo ahí tienen el susto que se llevó el compañero y amigo Javier Ramos, fotógrafo de la Dirección de Comunicación Social de la paraestatal, quien por andar cumpliendo con su deber casi pone en riesgo su vida.
Ahí tienen que Javier estaba tomando fotografías del lugar del accidente, pero las llamas eran tan intensas, que de repente le pegó un golpe de calor que hizo que casi se desmayara.
Fue necesario que Javier recibiera suero para que pudiera recuperarse y continuara con sus labores
Quien también salió lesionada tras una caída fue Mallely González de Multimedios Reynosa (pobre chica, le vamos a recomendar un brujo para que le dé una “barrida”).
Donde casi cometen un error tamaño elefante, fue en Comunicación Social de Pemex, quienes estuvieron a cosa de nada de poner, para la conferencia de prensa del director general de la paraestatal, un cartoncito donde venía mal escrito el nombre del gobernador, Egidio Torre Cantú.
Resulta que en el citado papel, el primer apellido del mandatario venía escrito como Torres. Afortunadamente para la raza de Pemex, alguien se dio cuenta del gazapo a tiempo.
Los que también cometieron una metida de pata, y bastante penosa, fueron los compañeros de Reporteros en la Red, el portal encabezado por el buen amigo, Luis Alonso Vázquez.
Resulta que a unas horas del estallido sacaron una nota que aseguraba que el presidente de la República, Felipe Calderón, iba a venir a Reynosa para visitar a algunas de las familias de los trabajadores fallecidos en el accidente.
Mucha raza se fue con la finta del dato filtrado por Reporteros en la Red, que al final resultó ser más falso que una moneda de tres pesos y la promesa de este columnista de que ahora sí se va a portar bien.
RETAZOS
Pasando a otros temas, no habíamos tenido la oportunidad de comentarles de la intrascendente llegada de Milenio Tamaulipas a la ciudad de Reynosa.
Resulta que desde hace varias semanas los encargados de las tiendas Oxxo decidieron dejar de vender El Mañana de Reynosa, y como necesitaban algo con qué llenar los estantes de los diarios, tuvieron la brillante idea de traer Milenio Tamaulipas.
El problema es que esta edición la hacen en Tampico y, aunque es Tamaulipas, resulta ser una región muy diferente al norte de la entidad.
Por ello las notas de Milenio Tamaulipas se ven raras, fuera de lugar para los lectores reynosenses.
Todavía si hubieran traído Milenio Monterrey, que es un área geográfica más afín al norte de la entidad, el arribo del diario no hubiera sido tan sin chiste como ha resultado ser.
Quizás por ello basta darse una vuelta a cualquier tienda Oxxo en horas de la tarde-noche, para encontrarnos con una gran cantidad de ediciones de Milenio Tamaulipas que no se vendieron.
Pasando a otras cosas, quienes cometieron un garrafal error fueron los encargados del portal de Internet de Radio Fórmula y su corresponsal Nora González.
Resulta que el pasado 19 de septiembre apareció en la edición electrónica una nota que daba cuenta de un supuesto atentado con una granada a las instalaciones de la Dirección de Tránsito de Reynosa.
El problema es que el ataque no fue en la ciudad fronteriza, sino en Ciudad Victoria, que está como a chorrocientos mil kilómetros de distancia.
No nos queremos ir sin compartirles una extracto de una nota aparecida en el portal clasesdeperiodismo.com que ha estado circulando en las redes sociales y que ha generado una muy interesante polémica entre los compañeros de los medios.
La nota es una entrevista que la compañera Esther Vargas le hizo a Alma Delia Fuentes, editora de CNN México, quien sentencia: “Lo que mata la calidad del periodismo es la incultura de los periodistas, la mala preparación que reciben en las universidades. Terminan la licenciatura y no saben hacer una nota. No leen, no saben preparar una entrevista. A ti y a mí nuestros maestros nos decían que para ser periodistas había que leer las 24 horas del día e informarnos, incluso en vacaciones. El problema del periodismo es la mala educación, como cualquier problema latinoamericano”.
Vale decir que estas declaraciones han recibido diversas opiniones por parte de la raza, pues así como hay algunos que están de acuerdo con lo dicho por la editora de CNN, hay otros que consideran que el ritmo de trabajo de los medios mexicanos hacen imposible que el periodista pueda leer libros y cultivarse mejor.
Lo que es indudable es que más allá de lo horrible que puede ser la regla de “cinco a las cinco” (cinco notas a las cinco de la tarde), es que los medios de la región están plagados de personas que no tienen la menor idea o respeto de lo que se trata ser reportero o periodista.
Ya lo hemos dicho en este espacio, hay muchos que entraron a esta profesión porque creen que es sencilla, porque piensan que van a hacerse famosos o que pueden ganar poder político y económico.
Son estos invasores los que con su incultura le están dando al traste al periodismo tamaulipeco.
Y como la verdad ya nos dio mucho coraje en esta ocasión los vamos a dejar sin pregunta de la quincena.
Reclamos, saludos, colaboraciones
y peticiones enviarlos a:
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