Estos son los hombres fuertes de la seguridad desde Ernesto Zedillo hasta el presidente Andrés Manuel López Obrador. Aquí hablo del rol que jugaron y de qué se les acusó, cómo atravesaron la delgada línea de lo bueno y lo malo. ¿Por qué es importante saber cómo llegaron y cómo se fueron? Porque ese es el riesgo que corre la presidenta electa Claudia Sheinbaum al final de su mandato: causar altas expectativas, concentrar poder en unas cuantas personas y que sean recordadas más por sus fallas que por sus aciertos. México necesita cambiar de rumbo, crear una nueva estrategia, y dejar de lado lo que ya se ha hecho y no funcionó, México ocupa un golpe de timón:
Ernesto Zedillo Ponce de León:
Su gobierno no quedó exento de los escándalos de corrupción e ineptitud en temas de seguridad, desde los procuradores de justicia Antonio Lozano Gracia y Jorge Madrazo, hasta el General Gutiérrez Rebollo, a quien se le nombró jefe del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), desde donde tuvo acceso a la inteligencia mexicana y a la inteligencia proporcionada a México por los EE.UU., incluidas las investigaciones antidrogas, escuchas telefónicas, programas de interdicción, las operaciones y las identidades de informantes mexicanos. Este sexenio estuvo marcado por las matanzas de Acteal y Aguas Blancas. Gutiérrez Rebollo fue encarcelado y obligado a cumplir una condena de 40 años por distintos cargos completamente contrarios a su encargo como funcionario. Zedillo señalado como asesino y represor.
Vicente Fox Quezada:
Aquí se desmorona todo, su gobierno fue un desastre en temas de seguridad e inteligencia. El hombre fuerte en seguridad fue Rafael Macedo de la Concha, quien fungió como Procurador General de la República, su gestión fue significativa en materia de seguridad, especialmente en el combate al narcotráfico, lo poco destacable. Alejandro Poire en el Cisen, terminó de desmantelar el aparato de seguridad nacional. La poca atención del presidente en temas de seguridad derivó en la problemática que hoy en día se tiene.
Felipe Calderón:
La máxima figura en temas de seguridad fue Genaro García Luna, quien se desempeñó como secretario de Seguridad Pública. García Luna fue responsable de la implementación de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, que fue el eje central de la estrategia de seguridad. A pesar de la importancia de Guillermo Galván, secretario de la Defensa Nacional y de Mariano Francisco Saynez Mendoza, secretario de Marina, fue García Luna el hombre fuerte. Ese “todopoderoso” hoy está preso en los Estados Unidos en espera de un juicio y condena por narcotráfico y unos cuantos delitos más. A éste se le suma Cárdenas Palomino, y un gran número de funcionarios que han sido señalados o acusados.
Enrique Peña Nieto (2012-2018):
El principal responsable en temas de seguridad fue Miguel Ángel Osorio Chong, quien se desempeñó como secretario de Gobernación. Bajo su mando, la Secretaría de Gobernación tuvo un papel clave en la estrategia de seguridad del país. Además, el General Salvador Cienfuegos, quien fue secretario de la Defensa Nacional, y Manuel Mondragón y Kalb, primer Comisionado Nacional de Seguridad en el arranque de su administración y Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República. El sexenio de Peña estuvo marcado por avances significativos en la seguridad como la detención de importantes objetivos que generaban violencia, sin embargo, estuvo también marcado por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, hecho que derivó en la detención de éste último y la huida a Israel, de Tomás Zerón, director de la Agencia de Investigación Criminal. El general Salvador Cienfuegos fue apresado en los Estados Unidos para después ser liberado en una negociación con el gobierno mexicano, sería la primera vez que un ex secretario de la Defensa Nacional fuera detenido.
Andrés Manuel López Obrador:
Si bien los hombres fuertes del presidente en materia de seguridad son el General Luis Crescencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional y el Almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina. También destaca una mujer, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Ciudadana. No se puede entender la seguridad interior del país sin el rol protagónico del general en retiro, Audomaro Martínez, director del CNI. Aún no sabemos cómo trascenderán estos personajes, por lo pronto, Rosa Icela Rodríguez ya amarró posición en el siguiente gobierno, como secretaria de Gobernación. El sexenio cierra con números altísimos de asesinados y desaparecidos.
Estamos a pocos días de que el nuevo gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum inicie. Todo indica que el hombre fuerte en temas de seguridad es Omar García Harfuch, quien ya se desempeñó como secretario de Seguridad en la Ciudad de México mientras Claudia estuvo al frente como jefa de gobierno. Junto a OGH, estará Francisco Almazán Barocio en el CNI, y como secretarios de la Defensa Nacional y Marina, estarán el General de División Ricardo Trevilla Trejo y el Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, respectivamente.
Lo he comentado en otras ocasiones, creo que Claudia renovará la relación con los Estados Unidos en materia de seguridad e inteligencia, aunque actualmente respalde al presidente AMLO en su discurso en contra del vecino país, al fin y al cabo, él sigue mandando y no se ha ido.
Claudia tendrá la mano dura. No tendrá nada que ver con el “abrazos no balazos” de este gobierno; se acabaron las puntadas de “acusarlos con sus mamás y sus abuelas”. Claudia sabe que la situación no está para eso.
Solo hay un pequeño detalle que no se puede escapar: hay una delgada línea entre hacer de este un país ordenado o seguir en el desorden. La concentración de poder no solo corrompe, también agrede, y en esa agresión hay miles de heridos regados en el camino. Arriba puse ejemplos claros que sustentan estas palabras. Claudia debe de ser cuidadosa para que ninguno de los suyos, ni ella misma la crucen. No sé si todo México confía en su estrategia, pero si sé que todo México espera que lo que haga, funcione. Yo espero que no cruce esa línea.
Reenviado
“López Mateos decía que los presidentes que quieren mucho a su pueblo tienen proclividad para hacerle el bien. Pero que, por amarlo tanto, también tienen facilidad para hacerle el mal. Por eso requieren que sus más cercanos los equilibren ante sentimientos encontrados y confusos.
Porque esos gobernantes, decía, algunos días son dominados por el coraje ante tanta injusticia. Otros días, son doblegados por el dolor ante tanta miseria. Y otros más, son sometidos por la angustia ante tanta desesperanza. Por eso, hay momentos en que quieren matar a quien no deben, gastar lo que no tienen o prometer lo que no pueden…
… Que tan sólo lo ayudaran a cumplir con lo suyo. Por eso, remataba, “no permitan que nadie me arrebate ni que yo extravíe las llaves de la Presidencia”.
El síndrome de Aquiles o mareo de altura
José Romero Apis.