
Días antes de las elecciones del año pasado, al comité directivo estatal del PAN llegó una carta elaborada por órdenes del candidato al Senado, el corrupto Francisco García Cabeza de Vaca, donde responsabilizaba de todas las derrotas que iba a sufrir su partido al presidente José Alberto López Fonseca.
Fiel a su estilo, Cabeza de Vaca se deslindaba de las campañas y se lavaba las manos ante Josefina Vázquez Mota, pero el tiro le salió por la culata: Tamaulipas desentonó con el resto de las entidades del país donde el PRI fue aplastante, con victorias de casi todos los candidatos albiazules.
Amarrada su posición en el Senado por ser primero en la fórmula, con esa carta el corrupto ex alcalde de Reynosa desconfiaba de la misma Vázquez Mota, y deseaba que su compañera Maki Ortiz tropezara en su intento de ocupar una curul en la Cámara Alta.
Cuando se conocieron los resultados que confirmaron que Tamaulipas se había pintado de azul como Nuevo León y Guanajuato, Cabeza de Vaca se acobardó y mandó al diputado local, Leonel Cantú Robles, a recoger la misiva a la oficina de López Fonseca, con resultados negativos.
Esta actitud confirmó que cuando el PAN está por hundirse como pasó en 2007 al perder la alcaldía de Reynosa, el corrupto panista busca repartir culpas.
Y luego de ser recibida la carta y enviada a la dirigencia nacional, quedó claro que fue López Fonseca, sus colaboradores y los panistas que siempre creyeron en los resultados, los primeros que hicieron la ‘v’ de la victoria.
Con la alianza del PRI, Nueva Alianza y Verde para las elecciones de julio próximo en Tamaulipas, se dio un paso importante para que el tricolor pueda resucitar, pero falta que en la selección de candidatos los genios no se vuelvan a equivocar gacho como sucedió el año pasado.
El esperado humo blanco que salió de la chimenea el pasado 10 de enero, hace creer a Ramiro Ramos Salinas, dirigente estatal del Revolucionario Institucional, que los triunfos están garantizados en los principales municipios y que su partido puede retener la mayoría en el Congreso local.
Y de última hora no se concretó la coalición de Acción Nacional con el Partido de la Revolución Democrática para contender juntos en cinco municipios.
Así pues, la alianza PRI y Panal postulará candidato en cinco distritos de mayoría relativa, entre ellos el quinto, sexto y séptimo con cabecera en Reynosa; además del 19 de Altamira y 21 de Tampico sur. Y con el Verde en el octavo de Río Bravo y el distrito 22 del Puerto Jaibo.
En el resto de los distritos cada partido tendrá a su propio candidato. Es decir, cada uno se rascará con sus propias uñas, con una chiquillada que aspirará a migajas, mientras PRI y PAN se servirán con la cuchara grande.
Para los ayuntamientos los tres organismos políticos conformarán la coalición denominada “Todos somos Tamaulipas”, postulando candidatos en 40 municipios, con excepción de Cruillas, Palmillas y San Nicolás.
Después de las elecciones de julio de 2012, donde el PAN arrasó en cinco de los ocho distritos federales, en la fórmula al Senado y a la presidencia de México, en Tamaulipas parecía que lo peor estaba por venir.
Los fantasmas de lo sucedido en Nuevo León, donde el PRI perdió la mayoría del Congreso estatal, todavía rondan en los aires tamaulipecos.
Ramos Salinas, originario de Nuevo Laredo, entró al relevo de Lucino Cervantes con la consigna de levantar la moral a un PRI que estaba por los suelos después de que una aplanadora albiazul los borró del mapa político hace apenas cinco meses.
La catástrofe del año pasado deberá pronto pasar al olvido para un partido que este 2013 no se puede permitir arrodillarse de nuevo ante el PAN, pues el escenario es muy diferente: tras 12 años un priista regresó a Los Pinos, y las delegaciones federales con sus monumentales presupuestos estarán bajo su poder.
Ya nunca más, ni el gobernador Egidio Torre Cantú, como tampoco los dirigentes del Revolucionario Institucional, deberán palomear nombres que significarán sólo derrotas, como pasó con Yanín García, una completa desconocida postulada para diputada federal en Matamoros.
Ahora, el próximo abanderado de la coalición PRI-Panal-Verde para la alcaldía en Matamoros se verá las caras seguramente con Leticia Salazar Vázquez, quien irá en busca de algo que no parece imposible: recuperar para el PAN esa ciudad que ya fue gobernada por su partido.
La ex diputada federal, muy ligada a Vázquez Mota, seguramente tomará el estandarte ante la declinación (aún no hecha pública) de quien era el aspirante natural a la alcaldía: el legislador Carlos García González.
En esa ciudad, ya sea con Salvador Treviño, Raúl González, Daniel Sampayo o Jesús de la Garza Díaz del Guante, el tricolor tendrán un hueso muy duro de roer, sobre todo porque la dama estará apadrinada por el corrupto senador, Francisco García Cabeza de Vaca, quien busca apoderarse de ese territorio.
Si el PAN tiene ya un candidato o candidata segura es en Matamoros, pues nadie más hará sombra a Salazar Vázquez. Ni el ex senador José Julián Sacramento, ni Ramón Antonio Sampayo, ni Angel Sierra Ramírez, serán invitados a la fiesta.
Cabeza de Vaca quiere que Matamoros sea la caja de las galletas para financiar su eventual campaña a la gubernatura en 2016. Ahora falta que Peña Nieto, Torre Cantú y los priistas de Tamaulipas lo permitan.
El diputado federal García González anda como pez en el agua después de volver al Congreso de la Unión. El también agente aduanal no tuvo vacaciones, pues fue integrante de la Comisión Permanente.
Al final le hizo caso a Cabeza de Vaca, quien después de sus respectivos triunfos le sugirió dejar libre el camino a Salazar Vázquez este año para ir juntos en 2015, uno por la alcaldía y el otro por la gubernatura. Cuatro años serán una eternidad, con un PAN desinflado, sin militancia y sin presupuesto.
En la trinchera del PRI vendrán días y semanas de nervio, cuando tengan que ver perfiles y desechar precandidatos, porque el partido del presidente de México no puede permitirse dos derrotas consecutivas en Tamaulipas.
Por ejemplo Reynosa, la ciudad más grande del Estado y con el padrón electoral más abultado, sólo quedarían tres tiradores: José Elías Leal, Ernesto Robinson Terán y Reynaldo Garza Elizondo, éste último entra en la terna porque fue el candidato (perdedor) en la pasada contienda.
Aunque tampoco hay que quitarle el ojo de la mira a dos más que aún se mueven: Carlos Solís Gómez, legislador local, y Rigoberto Garza Faz, funcionario estatal.
No cabe duda que los quereres del alcalde Everardo Villarreal Salinas favorecen a Solís Gómez y Robinson Terán, pero todo puede pasar. Y un error en la decisión puede abrirle la puerta al PAN.
Entre los albiazules el diputado local José Ramón Gómez Leal no descartaría una reconciliación con su cuñado Cabeza de Vaca, quien ya marcó a su celular luego de varios años de distanciamiento.
Esto se podría interpretar de que el corrupto ex alcalde de Reynosa ve potencial en su cuñado y no se quiere equivocar y perder por tercera ocasión. Una cuando en 2007 se aferró e impuso de candidato a Gerardo Peña Flores, y la más reciente en 2010 con Jesús María ‘Chuma’ Moreno.
Ya sabe que Raúl García Vivián puede ser un buen operador electoral, pero es un insípido no solamente para los panistas, también para los votantes. En 2010 dejó el PAN y contendió por Convergencia (Movimiento Ciudadano) para la alcaldía de
Reynosa, dejándolo para el arrastre en las urnas.
Una eventual alianza entre PAN y PRD en Reynosa, con un candidato imán como Gómez Leal, es lo menos conveniente para el PRI y sus aliados.
Si un municipio está en verdaderos aprietos para el tricolor es Nuevo Laredo, en donde ya se cocina la postulación de Carlos Cantú Rosas por la coalición entre el PRD y PAN.
Basta recordar que este municipio fronterizo, considerado el bastión de bastiones del PRI estatal, sucumbió ‘requetefeo’ en las elecciones pasadas.
Dicen que Cantú Rosas, hijo de uno de los considerados mártires de la oposición en Tamaulipas, va galopando en caballo de hacienda y tiene como su principal aliada a la administración del alcalde, Benjamín Galván Gómez, otro alcalde que designó una pésima candidata en 2012.
Definitivamente, este 2013 no será aburrido.