
Kunishige Kamamoto sepultó las aspiraciones de toda una generación de futbolistas.
En las olimpiadas de México 68 fue el encargado de anotar los golpes con los que la selección de Japón derrotó 2-0 a los anfitriones en la medalla por el tercer lugar que concedía la presea de bronce.
Días antes del encuentro de semifinales, en el que el equipo tricolor enfrentaría a la escuadra nipona en los juegos de Londres 2012, Luis Fernando Tena, director técnico de los aztecas recordó el paso traumático de Kamamoto por el país.
Al final del torneo olímpico en México, el atacante japonés que portaba el numero 15 recibió el galardón de máximo goleador de la justa, con 7.
En ese juego semifinal, hubo una frustración terrible de la afición mexicana. Después de que fallara un penalty el equipo dirigido por Nacho Trelles, desde la tribuna del Estadio Azteca cayó una lluvia de cojines que suspendió el encuentro algunos minutos. Los ratones verdes se amilanaron en la antesala de un reconocimiento internacional, como pudo ser un metal bronceado.
El reconocimiento olímpico catapultó al estrellato a Kamamoto. A los jugadores que integraron esa camada que ganó el bronce se le conoció en su país como la Generación México. En sus apuntes biográficos, queda constancia de que ese año obtuvo el campeonato de romperredes de la superliga de Japón. En total obtuvo el gallardete en siete ocasiones.
Jugó como profesional de 1967 a 1984 y después se convirtió en exitoso entrenador y dirigente en su país. Es un prócer en Japón, además de ser político y directivo del futbol en la Superliga, está en el Salón de la Fama de su país como el más grande ariete del siglo XX con un palmarés de 201 goles en 251 encuentros disputados.
Además de arrebatarle la medalla al equipo nacional, el atacante asiático dejó otro legado, éste para la anécdota. Por esos días posteriores a la trágica debacle olímpica de semifinales, firmó para Rayados de Monterrey, de la liga mexicana, un jugador mexicano llamado Miguel Angel Jiménez. Tenía los ojos rasgados y rápidamente los aficionados le llamaron Kamamoto Jiménez.
Era esa una manera de exorcizar con algo de chunga la dolorosa derrota. La comparación, también fue irónica, pues a Jiménez sólo lo recuerdan los veteranos aficionados de La Pandilla.
Este martes 7 de agosto, México derrotó el fantasma de Kamamoto al vencer en el juego de semifinales de Londres 2012 a Japón por marcador contundente de 3-1.
Para cuando esto salga publicado se sabrá si el Tri obtuvo el oro olímpico.