La imaginación parece ser el límite de los fraudes a través de la Internet. Ahora, un cliente de Mercado Libre ha puesto al descubierto una nueva e ingeniosa forma de estafa: la compra de antigüedades valiosas para desvalijarlas y luego regresarlas como inservibles o con piezas faltantes. Interrogado al respecto, manifestó haber vendido un reloj de pared y péndulo con sonería de Westminster, de la marca Junghans, muy apreciada en el mercado.
Tan pronto como recibió el paquete el comprador dijo que le faltaban bisagras y tuercas, mostrando fotos de las ranuras donde debía estar afianzada la puerta y el mecanismo fuera de su nicho. Además, dijo que una de las varillas del diapasón estaba rota y que, en general, el reloj no servía. Como el reloj, de más de cien años de antigüedad, se envió entero y funcionando (nunca permitió Mercado Libre subir un video como evidencia) el vendedor se inconformó y presentó una controversia.
En respuesta fue obligado a recibir el reloj como devolución. Frente el mensajero de Mercado Libre abrió el paquete y se encontró con el reloj en pedazos. Pasado el trago amargo, argumento sobre el desperfecto; pero, Mercado Libre simplemente cerró la controversia, sin ninguna posibilidad de llevar a cabo alguna acción de defensa. No se le ha permitido ver las fotos que subió el comprador, donde se ve claramente que los desperfectos fueron provocados.
Pero eso no es todo. Al revisar el diapasón roto se percató que es de otro reloj pues la varilla es más delgada y la cabeza muy ancha. Además, el muelle y la suspensión del péndulo son de un color diferente y están fuera de lugar. Ello lleva a pensar que, con la colusión de Mercado Libre o no, el comprador se apropió de las piezas que necesitaba y luego hizo la devolución con absoluta impunidad. Para colmo, como burla, puso dentro de la caja del reloj una pieza que nada tiene que ver.
La nueva legislatura federal tiene una tarea por delante: meter en cintura a las empresas de ventas online que se manejan por la libre, sin ninguna protección para los clientes, toda vez que organismo oficiales como la Profeco y Condusef aseguran no tener jurisdicción.