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En espera de los franceses en Reynosa, 1864

18 de febrero de 2021 por Especial

Por Martín Salinas

Durante el año de 1864, los reynosenses estuvieron involucrados en una serie de eventos históricos que sucedían a nivel nacional e internacional. Las fuentes documentales del Archivo Histórico de Reynosa (AHR) nos dan una muestra de las circunstancias en donde actuaban el gobierno estatal guiado por Juan Nepomuceno Cortina, el gobierno itinerante Republicano de don Benito Juárez y las fuerzas del Segundo Imperio Mexicano. 
    Todo esto sucedía mientras que el país vecino se encontraba inmerso en una lucha fratricida entre los ejércitos de los unionistas y los confederados. La región fronteriza entre México y los Estados Unidos se convirtió en el lugar de acopio de la producción del algodón cosechado en los estados sureños del país colindante. 
    El tráfico del algodón y sus ingresos eran importantes para mantener no solo a las fuerzas confederadas, sino también en forma indirecta, con los impuestos podían mantener vivas a las fuerzas Republicanas de Juárez o también a los intereses del Imperio de Maximiliano en México.  Las “balas o bales” (sic. pacas) de algodón eran frecuentemente utilizadas como parapetos en los campos de batalla o para protección en los buques de vapor artillados, que navegaron por el río Bravo en esos años.
La lucha entre los liberales
Desde mediados del año 1861, el Estado de Tamaulipas estuvo inmerso en un tipo de guerra civil entre los partidos liberales conocidos como los “crinolinos o amarillos” contra los “rojos.” Juárez trató de solucionar el conflicto nombrando a Santiago Vidaurri (gobernador de Nuevo León y Coahuila) para que pacificara Tamaulipas, dándole todas las facultades para organizar la defensa del territorio nacional en suelo tamaulipeco; con la libertad de utilizar las rentas estatales y federales. Vidaurri manejaría todos los recursos aduanales en los puertos de Tampico, Matamoros y las Villas del Norte. Tenía el apoyo de tropas militares de Durango, Chihuahua y la Huasteca.
    La decisión del gobierno federal de dar a Vidaurri el control de Tamaulipas fue criticada no solo por los líderes rojos en Tamaulipas, el propio general Ignacio Zaragoza desde Xalapa le hizo ver a Juárez que la nominación de este personaje podía acarrear graves conflictos entre Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila. 
    A finales de enero de 1862 Vidaurri, con autorización de Benito Juárez, decidió nombrar al expresidente de México Ignacio Comonfort como gobernador de Tamaulipas, para terminar momentáneamente la seria contienda civil en el Estado de Tamaulipas. Durante la segunda mitad de ese mismo año fungieron como gobernadores juaristas en Matamoros el general Juan Bautista Traconis, Albino López y finalmente Manuel Ruiz. Este último fue sorprendido en el puerto de Matamoros desde Texas por el general José María Cobo, quien apoyaba la invasión francesa en México.
    Este español, quien fue parte del Ejército Imperial francés, fue apoyado en ese momento por el caudillo local Juan Nepomuceno Cortina, quien era el jefe de las Guardias Nacionales en la región. El teniente coronel Cortina terminaría fusilando al imperialista Cobos cuando este último trató de ejecutar al gobernador Manuel Ruiz en Matamoros, después de haber presentado una proclama en contra del gobierno Republicano de Juárez.
    Cortina obligó a Ruiz a retirarse de Matamoros, pero éste regresaría con un ejército desde San Fernando entre el 12 y el 13 de enero de 1864.  Después de una batalla campal de 18 horas en Matamoros, Juan Nepomuceno sería el vencedor. Quedando como el absoluto amo de la contienda se autoproclamó gobernador del Estado de Tamaulipas. Estos hechos fueron conocidos en Reynosa por un comunicado enviado por el propio Cortina el 14 de enero.
El Presidente Juárez en Monterrey
El 12 de febrero de 1864, asediado militarmente por los franceses, don Benito Juárez llegó desde Saltillo y ocupó el antiguo Palacio de Gobierno en Monterrey. Mientras que el gobernador Vidaurri, sintiéndose despojado de su investidura política se atrincheró en la Ciudadela, la parte fortificada de la ciudad.
    Dos días después a la hora de la comida, Santiago Vidaurri, quien era aclamado en las calles por una muchedumbre que repudiaba la presencia del presidente, se presentó a negociar con Juárez. Se reunieron en un despacho donde la diplomacia duró tan solo 10 minutos, la tensión dio a una ruptura definitiva entre los dos personajes, ordenando Juárez subir todos a sus carruajes y retirarse hacia Saltillo. Se cuenta que, al salir el séquito presidencial, el hijo del gobernador, Indalecio Vidaurri, accionó su pistola sobre el coche del presidente, enardecido por la situación y apoyado por un grupo de lugareños. Aunque el padre reprendió a su hijo con una bofetada, el destino del gobernador ya estaba escrito.
    En Saltillo, bajo un decreto, Juárez separó los gobiernos de Coahuila y Nuevo León, declarándolos en estado de sitio. Además, pidió a Vidaurri se presentase en persona en Saltillo, pero éste no lo hizo. El gobernador había empezado negociaciones con los franceses, por lo que el presidente lo declaró como un traidor y dio orden para su arresto. Todo había comenzado por los dineros de la Aduana de Piedras Negras, donde alcanzó a recolectar entre $40,000 y $50,000 pesos por mes.
    Desde Matamoros, Juan Nepomuceno Cortina aprovecharía congraciarse con el gobierno de Juárez mandando partidas de $20,000, $25,000 y $40,000 pesos, que lo llevaría a ser ratificado en el mando militar y político de la entidad. Su hermano José María sería el encargado de llevar las libranzas al gobierno de Juárez.
   Aunque Juan Nepomuceno había mantenido anteriormente una estrecha relación con Vidaurri, el 27 de febrero Cortina publicó en Matamoros un pronunciamiento en su contra, donde se menciona el comportamiento de Vidaurri en Monterrey encontra del Presidente de la República.  Bajo el nombre de Gobernador y Comandante militar de Tamaulipas mencionaba Cortina que estaba dispuesto a combatir a los intrusos invasores franceses. Según un despacho fechado el 16 de marzo de 1864 en el AHR, el Ministro de Guerra le adjudicó este puesto a Cortina el 28 de febrero.
    Vidaurri renunció al cargo de gobernador el 29 de marzo de 1864, abandonando la Ciudad de Monterrey rumbo a Texas. Desde diez días antes, se pedían en Reynosa no menos de 25 hombres para que fueran a juntarse con otro contingente en el Charco Escondido, desde donde partirían hacia Monterrey. En el comunicado se pedía que permanecieran 15 hombres como guardias en la villa de Reynosa. Existe un extenso listado en la Sección de Presidencia del AHR, donde se menciona la amplia aportación de caballos, monturas, pasturas y armas que proporcionaron los vecinos de Reynosa durante la preparación de este contingente.
    En las estériles llanuras colindantes a las faldas de la Sierra de la Goma, los hombres que escoltaban a Vidaurri fueron atacados y destrozados por un contingente de 1,600 soldados Liberales en las inmediaciones de Villa Aldama, Nuevo León. Vidaurri alcanzó a huir hasta Laredo, Texas, donde encontró apoyo con el Coronel de los Confederados, Santos Benavides.
    En el verano de 1864, la familia de Juárez, su esposa Margarita y sus hijos, se embarcarían en Brazos Santiago, al sur de la actual Isla del Padre en Texas, hacia Nueva Orleans y Nueva York. Fue a las 3 de la tarde del 15 de agosto de ese año, que Juárez decidió viajar hacia el norte sin su familia, pasando por Santa Catarina, Santa María, donde se le unieron 1,500 hombres que estaban en Saltillo al mando del General Jesús González Ortega. Siguiendo el Camino hacia Monclova, en el Anhelo, decidió virar hacia Parras en su viaje por la Laguna, Chihuahua y El Paso.
    Juan Nepomuceno Cortina, el gobernador de Tamaulipas, pronto se vio acorralado en todas direcciones en Matamoros por las tropas del Imperio. Ya no tenía forma de comunicarse con los republicanos juaristas o anhelar a tener algún respaldo militar. En ese momento, por la otra banda del río Bravo o Grande, las tropas confederadas se encontraban acantonadas en el poblado de Brownsville, mientras que el ejército unionista en Brazos Santiago esperaba que se decidiera el futuro de aquella nación vecina.

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