Amás de tres meses de las elecciones en Tamaulipas, no hay duda de que el PRI ganará la mayoría de las ocho diputaciones federales en un carro casi completo, y los dos escaños para el Senado, sin embargo donde el escenario está complicado es la presidencial de Enrique Peña Nieto, donde las preferencias no son tan holgadas.
Si se toman en cuenta los resultados de la primera de tres encuestas que realizará Hora Cero, si las condiciones de seguridad en el Estado lo permiten, será urgente que el gobernador Egidio Torre Cantú meta el acelerador a fondo porque Peña Nieto lleva apenas 1.9 puntos de ventaja ante Josefina Vázquez Mota, candidata de Acción Nacional.
Porque si el PRI gana la mayoría de los distritos federales, como se perfila, además de sentar a Manuel Cavazos Lerma y Guadalupe Flores en la Cámara Alta, Tamaulipas no será muy bien visto si Peña Nieto llega a Los Pinos.
Que a nivel nacional el aspirante presidencial tricolor gane la elección del primero de julio próximo, pero que pierda Tamaulipas o gane por un escaso margen, habrá un tiradero de cadáveres políticos, como si la situación que prevalece en la entidad estuviera para tener en contra al próximo mandatario de México.
Torre Cantú puso la campaña en las manos de su hombre de todas las confianzas quien fue su secretario del Trabajo, Raúl González García, al designarlo representante de Peña Nieto en la elección, y responsable de sacar adelante al tricolor en las tres contiendas: Presidencia, Cámara de Diputados y Senado.
Ahora bien, si con esa mínima ventaja de Peña Nieto ante Vázquez Mota iniciará la campaña, seguramente García González pedirá más apoyo y refuerzos al gobernador, sin descartar recurrir a operadores de colmillo largo y retorcido para garantizar la victoria por un amplio margen, de diez o más puntos.
Por razones inexplicables –y otras explicables– muchos operadores tricolores como Ramón Garza Barrios, Erick Silva Santos, Roberto Benet Ramos y Oscar Luebbert Guitíérrez, por citar algunos alcaldes recientes de la frontera norte, están viendo los toros desde la barrera y no han recibido invitación para la fiesta.
Está bien que Torre Cantú quiera luchar como técnico, pero en esta batalla cuando el Revolucionario Institucional tiene reales posibilidades de volver a Los Pinos, hay que recurrir a los rudos, pues en la esquina contraria el corrupto Francisco García Cabeza de Vaca, candidato del PAN al Senado, jugará sucio.
En Tamaulipas el PRI ya sabe lo que es perder la carrera presidencial. Basta hacer memoria y aterrizar en los comicios de 2006 cuando el candidato Roberto Madrazo Pintado logró 25.9 por ciento, 41.2 del PAN y 26.4 de la izquierda encabezada por Andrés Manuel López Obrador.
Hace seis años el entonces gobernador, Eugenio Hernández Flores, regaló al PAN la elección presidencial y el ganador fue Felipe Calderón Hinojosa en este bastión tricolor.
Pues bien, un sexenio después, en un Tamaulipas tan violento como Nuevo León y otras entidades del país, Vázquez Mota se mantiene muy cerca de Peña Nieto, y no se descarta el fenómeno del voto cruzado: que si hoy fueran las elecciones para presidente de México, Peña Nieto sufriría para ganar, mientras que los diputados y senadores van en caballo de hacienda.
Aunque los pronósticos de que Peña Nieto ganará con más de diez puntos (hasta se habla de 16 de ventaja)
pudieran ser ciertos, falso es que esa ventaja la lleva ahorita en Tamaulipas, sino en su natal Estado de México, que con cerca de 10 millones de electores, es la joya de la corona
para cualquier candidato.
Por eso desde ¡ya! el PRI estatal y nacional deben recapacitar, ajustar sus estrategias y garantizarle a Peña Nieto una maquinaria que, cuando está bien aceitada y financiada, no tiene problemas para sacar triunfos holgados, para enterrar de una vez por todas los fantasmas de 2006.
Egidio Torre Cantú ganó de manera aplastante en su elección para gobernador y al PAN le pasó una locomotora encima, Y esos mismos resultados, o mejores, deben repetirse, no otros. Aún hay tiempo para levantarse de la hamaca.
Ahora bien, la encuesta de Hora Cero arroja otros resultados lógicos, como los 11 puntos de ventaja que lleva el PRI en el Senado y que, empezando la campaña, pudiera ampliarse porque Cavazos Lerma es un diablo que no dormirá para hacer picadillo a Cabeza de Vaca.
El distrito VIII con cabecera en Tampico es donde el tricolor tiene desventaja, sobre todo porque el Puerto Jaibo es administrado por Acción Nacional con la alcaldesa Magdalena Peraza Guerra, ex diputada local del PRI, y trinchera de Cabeza de Vaca al ser un panista apestado en su natal Reynosa.
El candidato a diputado federal del PRI en Tampico, Fernando Azcárraga, tiene 36 por ciento de preferencias por 44 de su adversario albiazul, convirtiéndose en foco rojo –el único– para la causa del tricolor que buscará el carro completo.
En Reynosa, las corruptelas de Cabeza de Vaca cuando fue alcalde lo colocan con 29 por ciento, por 50 de la fórmula del PRI al Senado. La misma desventaja para el PAN se puede ver reflejada en los restantes siete distritos de Tamaulipas, salvo en Tampico.
El trabajo a favor de los candidatos a diputados y senadores también deja bien parados a los alcaldes, según la encuesta de Hora Cero: a Everardo Villarreal Salinas, de Reynosa; Alfonso Sánchez Garza, de Matamoros; Benjamín Galván, de Nuevo Laredo y Efraín de León, de Valle Hermoso.
En el distrito III con cabecera en Río Bravo, el PRI tiene ligeras ventajas, siendo la más amplia la de Gabriel de la Garza, que aspira a la diputación federal. Seguro el alcalde panista riobravense, Juan Diego Guajardo, no se quedará con los brazos cruzados al ver los resultados de este ejercicio de opinión pública.
En cuanto a los otros partidos, los candidatos a diputados federales del Partido Verde logran preferencias arriba de los ocho puntos, y hasta casi 15 como es Nuevo Laredo, Reynosa (Héctor Quiroz Torres), Mante, Madero-Altamira y Tampico.
Y en la lucha para el Senado la fórmula Verde conformada por Jesús González y Humberto Rangel Vallejo tienen 6.7 por ciento por 12.2 de la izquierda que, al cierre de esta edición, aún no definía a sus candidatos.