
Es sobradamente explorado en el espectro político, que los gobernadores aparte de ser titulares del Poder Ejecutivo son los jefes políticos de sus respectivas entidades, y por esa circunstancia cuando inicia el proceso para el cambio en la presidencia de México, los mandatarios estatales se ven orillados a tomar partido por alguno de los prospectos.
Obvio es, que el Partido en el Poder es el que resiente convulsiones políticas al decidir quien será el candidato presidencial, porque no todos jalaron con el mismo prospecto, y más cuando unánimemente confían en que quien sea el candidato éste ganará la elección.
Por todo lo anterior Américo Villarreal Anaya, sin ambages, mostró su simpatía por Claudia Sheinbaum Pardo y cuando fue designada pre candidata. AVA puso a su disposición para operar en favor de ella por Tamaulipas, al elemento de mayor confianza: Américo Villarreal Santiago.
Vino el proceso interno de la cual emergió victoriosa Claudia Sheinbaum, y con ello se vigorizaron los bonos políticos de Américo Villarreal Anaya, con lo que de paso disolvió el maleficio que pesaba sobre los gobernadores tamaulipecos.
¿CUÁL MALEFICIO?
Pues el de equivocarse de candidato presidencial, errores que después tuvieron costos políticos y que ya hasta parecían maleficios.
Como el de Hugo Pedro González, quien al equivocarse le costó que en el año de 1947 lo derribaran de la gubernatura aprovechando un incidente policíaco. Luego, Enrique Cárdenas González, al pronunciarse en 1976 por Mario Moya Palencia, un año después se le escapó por puertas a José López Portillo cuando a don Enrique ya le tenían redactada su renuncia.
Emilio Martínez Manautou, que se vino a gobernar Tamaulipas en el ocaso de su carrera política, se abstuvo de participar y terminó sin sobresaltos su sexenio en 1987. Por su parte Américo Villarreal Guerra optó por ver los toros desde la barrera.
En cambio, Manuel Cavazos Lerma arribó con toda la estamina y sin recato se lanzó al ruedo por Pedro Aspe, equivocándose de punta a punta.
Recordemos que en 1994 el PRI destapó a Luis Donaldo Colosio, quien al ser asesinado fue sustituido por Ernesto Zedillo, tecnócrata como Cavazos Lerma; pero con aversión a los priístas y el matamorense era de los de hueso colorado, que por es filia también lo traían entre ojos aunque su habilidad le permitió concluir su período.
Tomás Yarrington Ruvalcaba, también se equivocó al pretender ser él el candidato presidencial y por esa osadía hoy está en prisión aunque próximo a salir.
Eugenio Hernández Flores no quiso dar color y por ello terminó operando para Felipe Calderón Hinojosa, una colaboración que luego le costó que el priísmo no metiera las manos por él cuando tuvo problemas judiciales.
Y Egidio Torre Cantú, gobernador por una desgracia, resultó un mamarracho político, pues sabedor de que no tenía futuro se marginó, en cambio, sí cooperó con el PAN para que en 2016 el PRI perdiera por primera vez la elección de gobernador.
Por su parte Francisco García Cabeza de Vaca también le falló. Nunca se identificó con Ricardo Anaya en 2018, no conforme con eso desafió al ya presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lo toleró para ajustarle las tuercas en 2022. En ese año no solamente lo echó en corrida sino que también lo tumbó del mando político.
Y hoy, Américo Villarreal Anaya sobresale como el único gobernador tamaulipeco que no se equivocó, lo que le da un plus político y por ende en factor de decisión tanto para las candidaturas para las 43 presidencias municipales, como para las 22 diputaciones locales, porque las de representación proporcional o de Partido, en ésas es mano la dirigencia nacional del Morena.
Así que una vez roto el maleficio, el horizonte político de Américo Villarreal Anaya, se aclara. Sólo que, habrá de tener tacto para proponer candidatos, ponderando pros y contras de cada uno de ellos.
El PAN con el respaldo de los restos del PRI se apresta a dar la batalla en Tampico, Ciudad Victoria, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, por lo que papitas no van a estar las elecciones.
LA DE REYNOSA EN EL HORNO
Posiblemente para cuando tenga en sus manos Hora Cero el Morena ya habrá destapado a quien será su candidato o candidata a la presidencia municipal de Reynosa, pues la equidad de género al iniciar febrero estaba revoloteando sobre los que decidirán, independientemente del resultado que arroje la encuesta que ya son pocos los que creen en ese método.
Así que las diputadas Magaly Deándar Robinson y Claudia Hernández Sáenz prosiguen en su posicionamiento por aquello de no te entumas. Saben que las cosas no caen del cielo pues con todo y la equidad hay que prepararse.
Han causado revuelo con la eventual postulación como candidatos al senado, de Eugenio Hernández Flores y Maki Ortiz Domínguez, una mancuerna de atractivo para una parte del electorado, y mientras deciden Manuel Muñoz Cano y Miguel Cavazos Guerrero, despliegan operación política para cuando inicien las campañas. Ya se verá la mano política de ambos en el proyecto Geño-Maki.
¿Y XÓCHITL?
Pues de plano con todo y el mega mitin de diciembre pasado en la arena de la CDMX, mientras que su encendido discurso como que fuera de panistas y priístas no caló.
Así lo demuestran las encuestas de enero, en las que en promedio Claudia Sheinbaum supera a Xóchitl Gálvez, con una ventaja promedio de 25 a 30 puntos, aunque no por eso se puede decir que el cabrito ya salió del ataúd para embuchacarlo.
Por la razón de que lo que han pulsado las firmas mercadotécnicas es una tendencia electoral, falta ver si el día de la jornada electoral los que le van a Sheinbaum o López Obrador acuden a las urnas. Lo mismo va para Xóchitl, si su 30 por ciento disminuye el día “D” la coalición PAN-PRI-PRD sufrirá una estrepitosa derrota electoral que los dejará listos para el arrastre.
En cambio, Sheinbaum puede ver descender hasta un tercio de la preferencia electoral que las encuestas dicen tiene, y con eso le bastaría para ganar a Xóchitl con todo y su 30 por ciento.
Así que todavía hay mucho que ver, y hasta la próxima.