
Qué mal empezó la administración de Egidio Torre Cantú como gobernador de Tamaulipas: con la amenaza de los maestros de realizar un paro indefinido de labores a partir del lunes 7 de enero –mismo que fue abortado de última hora–, pues dos distinguidos miembros de la Sección 30 habían sido ignorados como funcionarios de la Secretaría de Educación.
Al final Torre Cantú tuvo que torcer el brazo cuando la maestra Elba Esther Gordillo, líder nacional del magisterio, presionó para se negocie la incorporación al gabinete de Cecilia Robles Riestra y de Luis Humberto Hinojosa Ochoa.
Cuando se le cuestionó a Diódoro Guerra Rodríguez, secretario de Educación de Tamaulipas, la fecha para que ambos regresen a la nómina de la dependencia, respondió que es el gobernador quien designa o ignora a sus colaboradores.
Al más puro estilo de Pilatos, el ex director del Instituto Politécnico Nacional y ex precandidato a la gubernatura se lavó las manos, mientras entre muros de la sección 30 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hubo requete hartas sonrisas y se destaparon las botellas de champaña para festejar la victoria de Arnulfo Rodríguez Treviño y sus compinches.
Esta es la primera derrota del gobernador a quien se le olvidó respetar los acuerdos que hizo su difunto hermano Rodolfo Torre Cantú con la maestra Gordillo, pues no hay que olvidar que el PRI fue en coalición con Nueva Alianza y el Partido Verde en las elecciones de julio del 2010.
Por cierto, no hay que olvidar que una de las manzanas de la discordia, Luis Humberto Hinojosa Ochoa, tiene antecedentes de vende-plazas de maestros, cuando fue dirigente magisterial en el sexenio de Tomás Yarrington Ruvalcaba. Nada nuevo dentro del SNTE.
Es bien sabido que los secretarios de Educación en las entidades y en la Federación son simples figuras decorativas, porque el magisterio siempre ha impuesto su ley. Y Guerra Rodríguez no será la excepción en Tamaulipas.
Otro compromiso que tampoco ha respetado el nuevo ejecutivo estatal se refiere al congelamiento de Manuel Muñoz Cano, ex coordinador de la campaña de extinto Rodolfo Torre Cantú, cuyo nombre nunca apareció como funcionario de primer nivel de la actual administración.
Se hablaba que Muñoz Cano, en vez de integrarse al gabinete de Egidio, ocuparía la dirigencia estatal de Partido Revolucionario Institucional –que no se descarta aún–, sin embargo, la bufalada volteó a ver a Oscar Almaraz Smer, ex tesorero de Eugenio Hernández Flores, como el probable sucesor del polémico Ricardo “El Negro” Gamundi Rosas.
Y cuando el río suena… es que agua lleva. Así que no hay que descartar a Almaraz Smer como el pastor que guíe el rebaño del tricolor hacia las elecciones federales del 2012. El domingo 16 sería el día cuando salga el humo blanco.
Al respecto Gamundi Rosas podría ocupar una cartera relevante dentro del nuevo PRI, después del ungimiento como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdez, llevando como su brazo derecho en la secretaría general a la diputada federal con licencia y ex alcaldesa de Guadalupe, Nuevo León, Cristina Díaz Salazar.
Otro personaje de la política estatal que hasta el momento no tiene chamba es Enrique Cárdenas del Avellano, uno de los supuestos seguros para arropar a Torre Cantú por afilado colmillo.
Quien también se quedó silbando en la loma fue el doctor Donato Saldívar Rodríguez. Originario de Ciudad Mante, el ex director de la prestigiada Facultad de Medicina y del Hospital Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León, hasta había renunciado al último puesto porque tenía en sus manos la secretaría de Salud de Tamaulipas cuando vivía su amigo Rodolfo.
Pero la inesperada muerte del entonces candidato del PRI a la gubernatura cambió el proyecto del doctor Saldívar Rodríguez de regresar a su estado natal.
Y ante ese escenario Egidio Torre Cantú se tomó la libertad de colocar al doctor Norberto Treviño García Manzo como titular del Secretaría de Salud, quien rápido enseñó el cobre de ser “mocho”, pues prohibió a las secretarias acudir a las oficinas con minifaldas y escotes, seguramente para evitar una epidemia de gripe ante las bajas temperaturas. Sí cómo no.
Donde se vio que Egidio sí respetó los compromisos que hizo su hermano Rodolfo fue en designar a los hermanos matamoreses, Raúl César y Mónica González García, como secretarios del Trabajo y de Desarrollo Económico, respectivamente.
Un nombramiento polémico porque mientras algunos como Muñoz Cano y Cárdenas del Avellano están fuera del presupuesto, dos miembros de una misma familia fueron nombrados apóstoles del gabinete estatal.
Por lo pronto, hay que apuntar el nombre de Raúl César González García como fuerte aspirante a la candidatura del PRI a las lejanas elecciones para alcalde de Matamoros en el 2013.
Para terminar, el alcalde panista de Río Bravo, Juan Diego Guajardo Anzaldúa, pintó su raya al no incluir a ex funcionarios de Cabeza de Vaca en su equipo de principales colaboradores.
Sobre todo porque el corrupto Cabeza de Vaca respaldó la campaña de Guajardo Anzaldúa, por lo cual se suponía la presidencia municipal de Río Bravo iba a estar infestada de roedores.
Aplausos.
ATENCION EN REYNOSA
En el Ayuntamiento de Reynosa hay quejas sobre persecución y animadversión en contra de algunos empleados de mediano y bajo nivel que trabajaron en la pasada administración de Oscar Luebbert Gutiérrez.
Las nuevas autoridades deben poner atención porque los agraviados forman parte de un andamiaje que Luebbert Gutiérrez cimentó para ganar elecciones, como sucedió con Everardo Villarreal Salinas, en 2009 como diputado federal y, el año pasado, la alcaldía de Reynosa.
Ojalá no se minimice esta situación porque se correría el riesgo de repetirse la historia de 2004, cuando se perdió la alcaldía de la ciudad más grande de Tamaulipas.
Por lo pronto el PAN ya se puso las pilas y tiene ganas de revancha. Y su principal carta se puede ver en panorámicos por toda la ciudad: estamos hablando del diputado local José Ramón Gómez Leal.
Así o más claro.