
La lírica del corrido de Jacinto Treviño es el resultado de una fusión de dos historias que se desarrollaron durante la segunda década del siglo XX. Es el imaginario colectivo el que decide recoger el nombre de uno de los protagonistas y extrapolarlo a una historia diferente de la misma época. Creando así un superhéroe imaginario que confronta a los “rinches” o “rangers de Texas” dentro de la cosmovisión que manejaba la sociedad mexicana en ambos lados del bajo río Bravo o Grande, durante esos años de la revolución.
Desde la primera década del siglo XX, el ferrocarril trajo a la parte sur de Texas los sistemas de riego por bombeo, los especuladores de tierras del norte de los Estados Unidos y un considerable número de nuevos pobladores angloamericanos, trabajadores mexicanos de Tamaulipas y de estados circunvecinos. Estos inmigraron a un territorio donde habían dominado los ranchos ganaderos y algunos agrícolas que se habían desarrollado desde la Época Colonial en el siglo XVIII, en lo que fue la jurisdicción de Reynosa. A pesar que las tierras en la parte norte del río habían pasado a ser parte de los Estados Unidos con el Tratado de Guadalupe en 1848, predominó la población mexicana en ese lado del río hasta finales del siglo XIX.
Durante los primeros años de 1900, el nuevo orden socioeconómico en la parte de Texas pronto provocaría violencia entre los mexicanos y los nuevos vecinos llegados del norte. Fueron los “rangers” y las autoridades del orden público de ese país, los que producían las muertes de mexicanos, sin seguir un lineamiento legal. El número de muertos incrementaría, llegando a su pico en el año de 1915, en tiempos que surgió el Plan de San Diego.
Para entonces habían sucedido dos eventos independientes, uno en San Benito y otro en Brownsville, Texas, donde los protagonistas llevaban el mismo apellido, Treviño; uno llamado Ignacio y el otro Jacinto.
FUENTES HISTÓRICAS
SOBRE LOS TREVIÑO
La historia del enfrentamiento de Jacinto con las autoridades de Texas en las inmediaciones de San Benito es contada por Frank Cushman Pierce en su libro “Brief History of the Lower Rio Grande Valley” publicado en 1917. El reconocido antropólogo folclorista Américo Paredes rescató el corrido y la historia de la confrontación de Ignacio Treviño en su libro “A Texas Cancionero” (1976). Aunque no pudo rescatar el corrido original de Jacinto, Paredes recuperó la versión larga de este corrido ya modificado.
Nuestro amigo Francisco Ramos, actual cronista de Cd. Victoria, rescató algunas notas sobre Jacinto y las versiones nuevas de este corrido en su obra “Historia del corrido Tamaulipeco”. Las notas periodísticas en el diario el Heraldo de Brownsville no muestran los detalles de esa era turbulenta en la frontera de Texas.LA HISTORIA DE JACINTO
El abogado Frank Cushman Pierce narra que fue en el mes de mayo de 1910 cuando Jacinto Treviño asesinó a James Darwin. Ramos dice que fue un 28 de mayo. Una semana antes, Darwin había abofeteado al primo de Treviño porque había insultado a su esposa, según cuenta el abogado Pierce. El americano era el ingeniero encargado de la planta de bombeo de la “Compañía del Canal de San Benito”, en el sur de Texas.
El asunto consternó a la comunidad de San Benito, obviamente a la anglosajona, quien daba una recompensa por la captura de Jacinto Treviño. Ramos cuenta que fue el viejo Sam Robert, dueño de la empresa de San Benito, quien ofreció setecientos dólares para quién lo atrapara vivo o muerto.
Según la versión recabada por el folclorista Américo Paredes, Jacinto era un ranchero que vivía pacíficamente de su arduo trabajo cerca de lo que es ahora el Puente Internacional de Los Indios. El cronista Ramos explica que era en un rancho de 70 acres entre Las Rusias y Los Indios, en el lado de Texas. El hermano de Jacinto, y no su primo, había sido golpeado por el hombre anglosajón, para quién trabajaba. Esto le había causado la muerte poco tiempo después.
El Cronista de Ciudad Victoria basa su historia en una entrevista de un periódico hecha a Agapita Treviño, hija de Jacinto. La entrevista narra que el hermano de Jacinto, Natividad Treviño, era un carpintero. Éste trabajaba junto con sesenta hombres mexicanos bajo contrato con el empresario Sam Robert. El capataz James, “Jim” Darwin, visitó la obra donde laboraba Natividad, ordenándole con insultos permaneciera en su trabajo hasta el día siguiente. Éste le contestó que no podía, pues tenía varias semanas trabajando doble turno. Indignado, Darwin lo esperó en una sala de descanso, donde lo golpeó con un revólver hasta dejarlo inconsciente. Natividad murió al día siguiente.
Jacinto buscó a Darwin y lo mató, cruzando después el río Bravo hacia México. Cuenta Pierce y Paredes, que un primo de Jacinto de 18 años de edad, llamado Pablo, ofreció entregarlo a las autoridades de Texas. El último día de julio de 1910, Pablo les informó que Jacinto intentaría cruzar el río desde el lugar donde vivía en México, con varios de sus primos, con el propósito de matar a uno de los oficiales americanos en San Benito, quien había lanzado amenazas para capturarlo.
Pablo iba a engañar a su primo para que cruzara el río hasta unos matorrales donde sería emboscado. Dos partidas de “rinches”, ayudantes del sheriff y algunos civiles que los acompañaron dejaron sus automóviles cerca de la carretera militar y se encaminaron a pie al punto designado. Según Pierce, los “rinches” oyeron ruidos de alguien acercándose por lo que dispararon, mientras que el bando contrario abrió fuego matando al teniente George Carnes de las Fuerza Estatal de los Rangers de Texas, al ayudante del Sheriff Bennie Lawrence y al sobrino de Jacinto, Pablo. Quedaron heridos el “rinche” Pat Craighhead y el alguacil de San Benito Earl West. La hija de Jacinto contó después que su tío Joaquín había participado también con su padre en esa batalla, de donde decía habían escapado de entre más de sesenta personas a caballo.
A los mexicanos no se les vio más, en el reporte oficial decía que todos habían escapado ilesos. El Juez del Condado, John L. Bartlett de Brownsville, ordenó al Capitán George Head que colocara 25 rifleros en ese lugar, pero ya de nada les sirvió.
Cuenta Agapita que Jacinto anduvo a salto de mata por tres años, hasta que se unió a las tropas del General César López de Lara, con las cuáles llegó a obtener el puesto de Capitán Primero del Estado Mayor. Abandonando las filas, regresó al cultivo de sus tierras en Matamoros donde falleció en 1928. Américo Paredes asume que la lucha de Jacinto contra la injusticia del mexicano en el Valle de Texas, fue originalmente contada en un corrido, el cual no perduró hasta nuestros tiempos. El nombre de Jacinto Treviño sería utilizado para representar o protagonizar otra historia.
LA HISTORIA DE IGNACIO
Por el año de 1912, Ignacio Treviño trabajaba como policía en Brownsville bajo el mando del marshal José “Joe” Crixell. En ese año el partido político conocido como “Democratic machine”, estaba basado en el clientelismo político o “boss rule”. Este grupo representado por anglosajones era desafiado por un partido independiente compuesto en su mayoría por méxico-texanos. Los primeros eran conocidos como los demócratas o azules y los últimos como independientes o rojos.
El 2 de abril de 1912, el marshal de la ciudad de Brownsville fue reelecto por el partido independiente de los rojos. Ignacio Treviño era uno de los agentes de la policía del marshal Crixell, quién había nacido en un barco antes de llegar y vivir en Matamoros. El marshal vivió también en Corpus Christi antes de moverse a Brownsville, donde sirvió por tres años como jefe de la policía. En 1910 y de nuevo en 1912, el voto méxico-texano le había dado el puesto de marshal de la ciudad a Joe Crixell, a pesar de una fuerte oposición por parte del departamento del sheriff del condado y de los rangers del estado de Texas, quiénes eran incondicionales partidarios de los azules.
Desde el inicio del año 1912, los rangers presionaron al marshal deteniendo a su hermano Vicente. Fue un año turbulento para la policía local, cuyos miembros serían confrontados, arrestados y algunos asesinados por ser de descendencia mexicana. Fue de este contexto que surge los versos de este corrido de Jacinto e Ignacio Treviño que comienza y termina con las mismas líneas:
“Ya con esta van tres veces
que me he lucido bonito,
(que se ha visto lo bonito)
la primera fue en Macalen,
en Brónsvil y San Benito.”