Las mega marchas de noviembre solamente sirvieron para confirmar algo que ya era público y notorio, como lo es que un 60 por ciento de los votantes siguen respaldando al presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras que un 30 por ciento lo detesta permanentemente.
En consecuencia, esos guarismos reflejaron una tendencia política que si no acontece una catástrofe económica de aquí al 2024, el Morena con cualquiera de sus corcholatas estará con ventajas para ganar la elección presidencial.
La anterior deducción se basa en algo que fue muy evidente: La marcha del 13 de noviembre estaba compuesta por sus inamovibles detractores, mientras que la del día 27 por sus fieles fanáticos aunque una parte fueron inducidos o acarreados.
Sin embargo, para un político como López Obrador que está ávido de reconocimiento no fue cosa menor, que la clase media de la Ciudad de México haya salido a increpar pretenda desaparecer el INE que en los hechos no hay tal cosa.
Pero así vendieron la idea a los clasemedieros capitalinos, regiomontanos y tampiqueños, entre otros, y así salieron a desahogar su amlofobia, derivada en unos, de sus divergencias políticas, y en otros, de un innegable clasismo.
Y es que argüir que la inconformidad deviene por el amor al INE, es algo que resulta inverosímil en un país en que la clase media habitualmente no acude a votar en un 50%.
Pero independientemente del móvil, la repulsa clasemediera del día 13 es obvio, resultó motivo de preocupación para el presidente, ya que en su tarea de gobernar, que un millón o incluso 500 mil manifestantes tomen la calle, es para inquietar.
Son un número muy significativo para reflejar una protesta social, con todo y que en lo electoral frente a 90 millones de votantes es mínima esa oposición.
No se debe soslayar que en política las matemáticas cuentan, y con base en ellas si votara el 50 por ciento del padrón electoral serían 45 millones de votos, y si de esos 45 la mitad fueran para el candidato del Morena tendría 22.5 millones de sufragios.
Por ende, el millón de manifestantes de aquí al 2024 deben convencer a 20 votantes cada uno, para estar en la pelea, si es menor la suma de adeptos, AMLO y sus corcholatas estarán tranquilos.
En resumen: AMLO ya tiene identificados los núcleos de inconformidad, y la oposición ya comprobó que en la clase media tienen un aliado, pero les falta encontrar el Adalid que entusiasme a ese segmento y por ende que detone un crecimiento incesante de aquí al 2024.
Una figura con esas características no la tienen el PAN ni el PRI, tendrán que recurrir a un externo como el senador Ricardo Monreal, pero que los azules postulen a un “zurdo” aún en coalición no parece despertar entusiasmo entre la cúpula panista.
EL PULPO CABECISTA
En el Congreso del Estado ya iniciaron la tarea de cortar los tentáculos del pulpo que le endilgó Francisco García Cabeza de Vaca al Gobierno de Tamaulipas, ojalá solo requieran del bisturí, y si no, pues a machetazos.
La inteligencia, disuasión y decisión, son básicas en este tipo de tareas, de ahí la necesaria armonía entre Tania Contreras y Héctor Joel Villegas. La Consejera Jurídica orquestando la forma de desembrollar, y el secretario General de Gobierno, platicando por las buenas y mostrando los dientes si es necesario.
Por su parte, diputados locales como Úrsula Salazar, Armando Zertuche y Magaly Deándar, entre otros, tendrán que hacer a un lado diferencias con sus homólogos panistas para convencerlos de la dañina herencia de la 64ava legislatura, aunque varios de ellos formaron parte de ella.
No es cuestión partidaria la que está de por medio, sino el correcto funcionamiento del gobierno estatal. Los transexenales de García Cabeza de Vaca tanto en el Poder Judicial, como en el Ejecutivo y las Fiscalías, ya están neutralizados.
No tiene objeto conservarlos, no gozan de la confianza del pueblo, la derrota electoral del pasado 5 de junio también los alcanzó a ellos, pero hay que legislar para que los actos jurídicos sean eso.
Los empapelamientos en las Agencias del Ministerio Público y las órdenes de aprehensión por consigna en los juzgados, son inadmisibles en este sexenio, y por tanto, la remuda de Ministerios Públicos, Jueces y Magistrados es indispensable.
¿Que los obligaron?. Entonces fueron indignos de la función que desempeñaban porque pistola no les pusieron, simplemente decidieron conservar el puesto por encima de someterse al imperio de la ley.
En resumen, mucho trabajo legislativo a la vista que se aligerará con buena fe de los diputados panistas, pues si se oponen, pasará lo que en los circos cuando fortuitamente se abre la jaula de los leones: no corran que es peor.
Y el que está en Dallas, no vendrá a rescatarlos.
Y SE NOS CASA CLAUDIA
Súbitamente Claudia Sheinbaum anunció matrimoniarse con un científico de nombre Jesús Marúa Tarriba, se infiere que la afinidad les deviene por la ciencia y no por la política, esperemos que también no por los negocios.
El caso es que este inminente matrimonio como se anunció a 9 meses de que inicie el proceso electoral 2023-2024, despierta especulaciones sobre si no se trata de un casamiento para despertar simpatías entre las audiencias telenoveleras.
Recordemos el “matrimonio” de Enrique Peña Nieto con Angélica Rivera, una historieta que vaya si ayudó al mexiquense en su aventura de llegar a la Presidencia de México.
La diferencia es que el inminente marido de Sheinbaum por razones obvias no tiene la popularidad de un artista, aunque Claudia dice que toca la guitarra y la acompaña en la cantada.
No creo que veamos a Tarriga en Cantando por México, pero sí en un dúo con Claudia frente a cámaras y micrófonos. Todo sea por la popularidad.
Aunque no hay dudas que entre ambos debe haber más armonía que la de EPN y la Gaviota, quien con todo y su experiencia de actriz no pudo ocultar su falso papel de cónyuge, es más, ni siquiera pudo encarnar a una Primera Dama porque por el DIF nunca la vieron.
Veremos cuántas simpatías le despierta el matrimonio a Claudia Sheinbaum, que si no cambia de intención, tiene proyectada una visita a Reynosa en la primera semana del inminente diciembre.
Y hasta la próxima.