Desde que los restos del senador morenista Faustino López Vargas eran velados y, sin recato, brotaban las ansias desmedidas de algunos de sus “compañeros” de partido por sucederlo en la Cámara Alta, el presagio revelaba otro entuerto político local muy al estilo de las tribus guindas.
Por aquellos días en que el legislador falleció en un accidente carretero en compañía de su esposa, algunos de los ex competidores en la elección interna para definir al candidato a gobernador del Estado se fueron de bruces.
Tuvo que intervenir el presidente del Senado, Ricardo Monreal, para ubicar a los vulgares acelerados. “Parecen zopilotes, dejen que termine el novenario. Es un ser humano, primero la familia, lo demás es estar zopiloteando”.
Monreal trataba así de ubicar a aquellos morenistas urgidos de poder.
Tratando quizás de desalentar a los urgidos y muy posiblemente midiendo sus dividendos sobre el destino del escaño acéfalo que dejó el senador caído, que era el suplente del hoy gobernador Américo Villarreal Anaya, Monreal también externó que igual y no se convocaba a una elección extraordinaria.
Es decir, el escaño que le pertenció a Morena por mandato popular podría quedarse vacío hasta el término de la legislatura.
Y tal parece que esto, un voto menos para Morena en la Cámara Alta, conviene a Monreal, quien cada vez se distancia más del presidente Andrés Manuel López Obrador, de los presidenciables de la 4T, y al mismo tiempo se acerca al Prian y a MC, con miras al 2024.
Entonces, Ricardo también trae su juego en rededor del escaño vacío.
Ahora que el Prian, que sabe de antemano estar condenado a perder una elección más ante el Movimiento de López Obrador, la cuarta al hilo, ya no quieren competir, y Monreal los consecuenta.
Pero a decir verdad, aunque por ley el Senado tiene la facultad -una vez que declaró vacante el escaño- a convocar a la elección extraordinaria, los morenistas también cosecharían pérdidas.
En cuanto dieran el banderazo los aspirantes tratarían de descuartizarse en la arena, con la injerencia obvia de monrealistas, obradoristas, cuadros del actual gobierno y un largo etcétera.
Se exhibirían como ellos saben muy bien hacerlo en pleno 2023, cuando se acerca la madre de todas las batallas.
Más aún, se tendrían que invertir algunos millones para la elección de un senador, habría veda electoral y el gobernador que apenas se acomoda en su silla, afina proyectos y da sus primeros pasos, sería parado en seco.
Luego entonces, con el escaño vacío las pérdidas son menos, pese a que Morena lo ganaría con cualquier candidato o candidata. Cuestión de enfoque.