
En 1940, Lázaro Cárdenas no solo dejó la presidencia, dejó un altar. Su sexenio estuvo cargado de nacionalismo y de exaltación popular, la expropiación petrolera le había dado demasiados bonos y su cercanía con los que menos tienen lo convirtieron en una figura casi sagrada para los mexicanos. Su sucesor, Manuel Ávila Camacho, sabía que gobernaría no solo con el peso del poder, sino con la sombra del mito. En público mantuvo la reverencia y el respeto, pero en privado comenzó a desarmar lo que Cárdenas había construido: apaciguó a los sindicatos, frenó la radicalización agraria y acercó al régimen a los empresarios. Nunca lo denunció, nunca lo traicionó abiertamente, pero sus actos fueron un ajuste silencioso en beneficio del rumbo del país. Gobernó con la mirada puesta en el retrato del viejo líder, pero con los pies bien puestos en otro camino, su propio camino.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, intenta despegarse de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, pero eso sí, en público no le falta al respeto ni reniega de él, lo defiende en las conferencias mañaneras, lo enaltece, lo trata como un caudillo de la democracia, pero en privado hace esfuerzos por distanciarse de él. La corrupción que inundó el gobierno, y que hoy tiene pasmado a este gobierno es una herencia insostenible. Las obras faraónicas, los programas sociales populistas y su narrativa le cuestan a la presidenta miles de millones de pesos al año y aunque el movimiento que el formó la mantiene en altos números de popularidad, sus bonos con el vecino país la mantienen a la baja.
No me queda duda que en cada una de las acciones que se han realizado en combate a la corrupción y las acciones que está llevando a cabo el vecino país en contra de objetivos mexicanos, son producto del distanciamiento que a diario opera la presidenta.
El acto soberbio de ignorarla en un evento multitudinario en el Zócalo fue la llave que abrió la puerta para expulsar a todo lo que huela al pasado. Sin embargo, Claudia es muy inteligente, no será ella quien los ponga en una hoguera, será la justicia que opera su principal aliado en este momento: el presidente Donald Trump.
Tenemos muy claro que en los tiempos convulsos que hoy se viven en México, desmontar un mito no requiere destruirlo; basta con que la gente se dé cuenta por sí misma de la mentira que se repitió a diario por seis años.
Reenviado
Con relación al sobreprecio en la compra de medicamentos, la presidenta Claudia Sheinbaum señaló que tanto la Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno como la Auditoría Superior de la Federación, son las instancias encargadas de auditar al Gobierno Federal, precisando que su administración no tiene competencia para revisar la cuenta pública de 2022, correspondiente al sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
“A nosotros nos corresponde observaciones de 2023 que se presentan en 2024 y 2025”.
-Claudia Sheinbaum Pardo, conferencia del pueblo del 13 de mayo de 2025