
Fue en diciembre de 1984 cuando se inauguró el Teatro de la Cuidad de Monterrey, con un repertorio de lujo que, durante una semana, deleitó al exigente público regio acostumbrado a demandar espectáculos de alto nivel cultural. Y fue la cantata Carmina Burana, del autor y compositor alemán Carl Orff, la que abrió el gran telón.
Durante esos días desfilaron figuras como Lola Beltrán en concierto sinfónico; las voces del canto nuevo como Betsy Pecanins, Eugenia León y Guadalupe Pineda; una gala de opera y un espectáculo de danza contemporánea, entre otros. Eran los tiempos de Miguel de la Madrid, en la presidencia de la República, y de Alfonso Martínez Domínguez, gobernador de Nuevo León.
Meses después la marquesina del Teatro de la Ciudad anunció la presentación del Ballet Bolshoi de la entonces Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, nada más y nada menos que el mejor ballet clásico del mundo.
Sin embargo, un día al entonces director, Eliseo Garza Salinas, se le ocurrió negociar con televisa la grabación del programa En Familia con Chabelo, lo cual iba claramente en contra de los reglamentos y estatutos del recinto que impedían presentar eventos –en la gran sala– que no contribuyeran a incrementar la cultura de los neoloneses.
Promotores de la cultura, galeristas, directores de teatro, pintores, escultores y directores de museos privados, entre otros, alzaron la voz para impedir que el programa de Xavier López Chabelo se hiciera en el recién inaugurado Teatro de la Ciudad, cuando en otros años se había grabado en lugares como la Plaza de Toros Monumental.
Y no se trataba de empezar una cacería de brujas en contra de En Familia con Chabelo ni de crucificar a su conductor, quien después se supo fue el menos culpable al designar el recinto cultural para grabar su programa. Al contrario, porque esas voces opositoras, sus hijos y nietos crecieron viendo el programa dominical, deleite de muchas generaciones de mexicanos.
Se trataba de aclarar qué eventos o espectáculos eran considerados del tipo cultural y qué otros entraban en la categoría de entretenimiento. Y Chabelo, sin duda, sólo entretenía, por más que los funcionarios estatales, encargados del Teatro de la Ciudad, buscaron el ángulo cultural para justificar su renta.
Al final el poder del dinero de Televisa se impuso, se grabó En Familia… como estaba en el contrato, pero se dejó un precedente: nunca más se permitió la profanación del recinto con otro evento similar. La cultura se impuso sobre intereses económicos.
Eso pasó en Monterrey hace más de 25 años. Y parece que en Reynosa, un cuarto de siglo después, el tiempo se quedó estancado en ese mismo tema.
Y se preguntarán: ¿a qué viene esta remembranza?, ¿qué mosco le picó al columnista?
Pues resulta que media Reynosa sufrió un colapso cuando vio anunciado al comediante de la cola de caballo, Teo González, para el jueves 14 de octubre donde presentará su “cultural” espectáculo en la sala principal del Centro Cultural Reynosa.
Para los que no saben, el señor González viene de desparramar cultura en los terrenos de la feria de Nuevo Laredo, donde se presentó gratis, en un espacio al aire libre entre lodo, tierra y piedras, como parte de los eventos del teatro del pueblo.
Entonces ¿cómo es posible que al cómico de la cola de caballo, con chistes de cantina, se le permita pisar el escenario del Centro Cultural Reynosa? Ese mismo donde el domingo 3 de octubre se presentará el Ballet Bolshoi de Bielorrusia con la obra Don Quijote de la Mancha.
La verdad y con todo respeto no se vale que chafeen tan pronto ese recinto con eventos que son un fracaso de taquilla, como sucedió con la obra Los Alacranes, con Niurka, Latin Lover y Gabriel Soto, a la cual asistieron apenas 300 personas en un teatro con mil 182 asientos.
Y todavía peor: la segunda función se canceló porque menos de 100 compraron sus boletos, prefiriendo los actores no salir a escena.
En serio que Miguel Ancona, director artístico del Centro Cultural Reynosa, debería poner un alto a los promotores que quieren irrumpir en la sala principal, cuando tiene el teatro adjunto con una capacidad de cerca de 400 personas, donde bien pue presentarse Teo González, “el costeño” y Polo Polo.
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A TRES MESES DEL RELEVO
Everardo Villarreal Salinas, alcalde electo de Reynosa, sigue deshojando la margarita para elegir a los mejores colaboradores para integrar su gabinete a partir del primero de enero de 2011, donde no se descarta que varios actuales funcionarios municipales puedan repetir en la nómina, además de los dos diputados locales que están a punto de abandonar sus curules.
Quien debería de tener un lugar seguro en el Ayuntamiento de Reynosa, sin descartar en el gabinete estatal, es el legislador José “Pepe” Elías Leal, quien además es el dirigente estatal de la CNOP. Tiene el perfil para titular de la Secretaría del Ayuntamiento.
Con toda su experiencia en la función pública –primero como legislador federal, en el servicio exterior mexicano cuando estuvo en la embajada de México en Roma, en la década de los noventa, y luego en el Congreso local–, Pepe Elías pudiera recibir una invitación de Everardo o del próximo gobernador, Egidio Torre Cantú.
Es sabido que Pepe Elías no es del equipo de Oscar Luebbert Gutiérrrez (que bien podría afectar su ingreso a la nómina municipal), pues pertenece al club de Ricardo “el negro” Gamundi Rosas, su actual jefe en el Congreso, otro que podría tener una importante cartera con Torre Cantú.
El otro legislador local saliente de Reynosa, Omar Elizondo, también encontraría cabida en el Ayuntamiento y ya suena para la Secretaría de Desarrollo Económico, donde despacha el ojiverde Armando Zertuche Zuani.
Otro fiel y cercano colaborador de Everardo es el profesor Narciso Ortega, su fiel escudero cuando el alcalde electo fue secretario de Desarrollo Social, puesto que podría recaer en Chicho.
Por otra parte, la novela Río Bravo parece que no terminará con la confirmación de la victoria del panista Juan Diego Guajardo Anzaldúa por parte del Tribunal Estatal Electoral, quien acató la resolución del Trife.
Javier Garza de Coss, dirigente estatal del Partido Acción Nacional, quiere que se actúe conforme a la ley contra los miembros de la Comisión Electoral de Río Bravo, quienes despojaron de su triunfo a Guajardo Anzaldúa. El último capítulo de la telenovela aún no termina.
En Matamoros, por otro lado, las abundantes lluvias que dejó el huracán “Karl” pusieron en jaque las autoridades encabezadas por el presidente municipal, Erick Silva Santos. Hasta el periódico El Bravo resultó damnificado ya que sus oficinas estuvieron inundadas y dos días no salió a la circulación.
Y 2010 todavía no termina. Dios agarre confesados a los tamaulipecos.