
El Club de Futbol Monterrey dio una de las notas del presente torneo al declararse en huelga televisiva frente a los malos tratos que, alegó, recibía de parte de Televisa, la empresa con la que ha tenido un contrato de exclusividad durante los últimos 14 años.
En México, el futbol se divide en un duopolio que es, en realidad un monopolio de Televisa que le deja migajas a TV Azteca, la otra empresa que compite en la transmisión de los equipos del circuito nacional.
Rayados había tenido tratos permanentes con la difusora capitaneada por Emilio Azcárraga, uno de los jóvenes magnates mexicanos, propietario de este que es el consorcio de telecomunicaciones de habla hispana más grande del planeta.
Pero al principio del presente torneo Apertura 2010, Jorge Urdiales, presidente de Rayados, dijo no más. Estaba indispuesto a seguir siendo tratado como un equipo de segunda categoría y quería obtener una posición privilegiada junto con América y Guadalajara, los las dos organizaciones que acaparan la mayoría de las preferencias de los aficionados y las transmisiones de la televisión.
Para negociar los directivos de Rayados recurren a las cifras recientes y se inflan buscando prerrogativas que nadie más obtiene: quieren que les dupliquen las ganancias multianuales y que les cambien el horario.
Alegan recientes campanazos. Un campeonato en 2003, otro en 2009 y un liderato reciente.
En sus 65 años de historia, Rayados presume tres campeonatos, en promedio uno cada poco más de 21 años. No es para presumir, que digamos.
Claro, ahora están en la cresta de la ola y quiere surfear. Pero sigilosamente se olvidan de mencionar que el futbol es cíclico y que el Necaxa que quemó la liga en los 90 ya tuvo su descenso en años recientes.
Rayados tiene ahora a un muy bien armado cuadro con el Chupete Suazo, Aldo Denigris, Luis Pérez y Walter Ayoví, por mencionar algunos. Su entrenador Víctor Manuel Vucetich, candidateado para dirigir a la Selección Mexicana acaba de hacerlos campeones, pero también ha tenido fracasos monumentales con otros equipos.
Esto, por supuesto que lo saben los directivos, que la magia terminará en algunos meses, algunas temporadas, pero se han encargado de omitirlo bien en sus informes a la prensa y en sus comparecencias ante los medios. Claro, están en lo suyo. Como dicen en México, hacen su luchita.
No se sabe aún cuál fue el arreglo al que final llegaron Rayados y Televisa, que en la conferencia de prensa para anunciar su reconciliación lucieron la mejor cara de la hipocresía empresarial para decir que nunca hubo diferendos, algo que nadie creyó, pues la empresa en Monterrey vetó durante el tiempo del desencuentro todo lo que significaba la marca de Rayados. Estos, en cambio retaron a Televisa transmitiendo sus juegos por Internet.
Me gustaría ver cómo queda el arreglo entre las partes cuando el equipo regiomontano entre en una racha decadente y los aficionados pidan la cabeza de Vucetich, como ocurrirá tarde o temprano. Y cómo harán los Rayados para pedir que les den trato de galácticos cuando el equipo vuelva de nuevo a su lugar tradicional de media tabla.