
Las actuaciones que ha ofrecido en las últimas semanas Javier Hernández Balcázar en el Manchester United han dado lugar a apologías diversas. Hay quienes lo ubican como un émulo de Di Stéfano y otros que lo consideran un jugador más completo que Lionel Messi. Se han establecido comparativos que señalan que tiene paso de estrella, porque ha marcado más en los primeros juegos que figurones como el uruguayo Diego Forlán, el argentino Carlos Tévez o hasta el portugués Cristiano Ronaldo, entre otros.
El muchacho, conocido en México como “Chicharito”, ha brillado con un fulgor de rock star en sus primeros meses de internacionalización, después de un paso afortunado en lo individual en el Mundial de Sudáfrica 2010.
Sin embargo, a sus 22 años, parece que sus promotores lo han empujado en una absurda carrera desbocada hacia el éxito y la comercialización, buscando hacer que su imán taquillero produzca más millones de los que debe proporcionar.
En la vorágine de las compras y ventas, se espera que el “Chicharito” sea comida chatarra, de fácil digestión pero de nulo valor nutritivo. El muchacho tiene un paso inicial en la liga inglesa y el entrenador lo lleva despacio, dándole minutos de relevo que el atacante tapatío ha sabido capitalizar eficientemente con goles.
Parece que en el caparazón del Old Trafford, estadio donde entrena y donde juega, el muchacho tiene un ámbito privado saludable para su buen desarrollo profesional y espiritual. Javier entrena al parejo de sus compañeros y, hasta donde se sabe, no goza de ningún privilegio.
Sin embargo, hay una nube de comercialización lujuriosa que lo envuelve cuando sale del terreno de juego. Se ha involucrado en campañas de pan blanco, en tiendas departamentales, en ropa y refrescos. En la meca de la prensa sensacionalista, ya comenzaron a endilgarle romances con actrices y ya le han dedicado un espacio en la agenda mediática para envolverlo en los chismes y correrías más propias de la farándula que del ámbito atlético al que genuinamente pertenece.
“Chicharito” ha tenido un debut decoroso y ha cautivado a la formal liga inglesa por su extranjerismo, su aroma latino y modos tropicales de mexican curious. Pero todavía no ha despegado en su carrera. En torno a él hay una vorágine que busca hacer plata a sus costillas y no se sabe aún si el chico puede responder a la presión que le representa ser la vanguardia de su propia empresa en la que están involucradas decenas de personas que buscan exprimir el encanto de sus piernas potencialmente mágicas para hacer que triunfe en una de las ligas más competitivas del orbe, como es la Premier.
Es necesario esperar algunos meses para ver cómo evoluciona el mexicano. Espero que sus jinetes no lo revienten, al hacerlo correr en este inicio y lo conserven para que tome su ritmo y transcurra su evolución natural de la adolescencia a la madurez futbolística.