
Dave Carroll es un músico canadiense que en el 2008 viajaba junto a su grupo Sons of Maxwell en un vuelo de United Airlines, en el cual, gracias al descuido y mal manejo del personal, su guitarra, una Taylor 714ce valuada en más de $3,500 dólares fue dañada. Después de varios intentos y reclamos, la aerolínea terminó por negarse a asumir su responsabilidad, por lo que el músico decidió utilizar la única herramienta que tenía a su alcance: la música, y así fue como compuso una canción titulada “United Breaks Guitars”, en donde narraba de manera cómica y sarcástica su experiencia con la aerolínea. El 17 de agosto de 2009 subió el video de la canción a la plataforma YouTube, convirtiéndose automáticamente en un fenómeno viral. En menos de quince días, el video superó los 10 millones de vistas y comenzó a ser mencionado en medios locales e internacionales.
El éxito de la canción se debió a que ésta logró empatizar con miles de usuarios que habían sufrido lo mismo que Dave, la repercusión de la canción fue tan grande que la empresa United Airlines enfrentó una fuerte presión social que se manifestó con millones de críticas en redes sociales, denuncias, creación de hashtags, videos, artículos en blogs, parodias y un sinnúmero de comentarios y reacciones.
Lo que pudo arreglarse atendiendo un reclamo de tres mil quinientos dólares, a la empresa le terminó costando aproximadamente $180 millones de dólares, lo que representa la caída del valor del 10% de sus acciones. United Airlines ofreció una compensación, pero el daño estaba hecho. Las grandes empresas como ésta simplemente ignoraban a sus clientes, pero el poder de las redes sociales los orilló a dejar su sordera atrás.
Alejandra Ceccopieri es una joven doctora de Reynosa que cansada de la soberbia y la desatención de la empresa automotriz MG de origen oriental, decidió hacer una protesta pacífica para visibilizar su caso y exigir una solución al problema que presentaba el vehículo que adquirió por medio de un financiamiento y el cual solo le pudo dar uso por un corto periodo. Revisando el caso de Alejandra, vemos que hizo denuncias en sus redes sociales y la respuesta de la empresa fue bloquearla de tal manera que ya no podía etiquetarlos en sus publicaciones, además el trato de la gerente de la concesionaria -según se denuncia- fue por demás déspota y grosero. La joven estacionó su vehículo en la entrada del área de servicio y con pintas en los vidrios hizo su denuncia. El caso usted ya lo conoce, se sumaron a la protesta influencers, grupos de motos, de vehículos 4×4, paleros, mitoteros, medios de comunicación, se sumaron negocios de comida rápida, de sonido, de postres, fara fara, mariachis y gente común que no querían perderse el nuevo fenómeno viral que las redes sociales ayudaron a crecer. Aunque la empresa trató de mediar -por cierto- de manera torpe, el daño estaba hecho, la empresa fue desprestigiada, no por la protesta de Alejandra, fue desprestigiada por su mismo servicio, simplemente las redes sociales le dieron el empujón que necesitaban.
En conclusión, todo esto se originó gracias a una mezcla perfecta: una mujer valiente y decidida con una causa sentida, unas redes sociales con un poder impresionante en nuestra sociedad y una multitud enardecida en búsqueda de una causa en la cual distraer su tiempo. El pueblo usando las redes sociales quita y pone, desprestigia y da prestigio, eleva y hunde… que esto sirva como lección para las empresas abusadoras que piensan que por su grandeza pueden maltratar a sus clientes.
De Alejandra solo puedo decir que merece todos mis respetos por su valentía y arrojo, no se achicó ni se dejó amedrentar, ejemplo para muchas y muchos. v
Reenviado
“Sobre todo, sé la heroína de tu vida, no la víctima…”.
– Nora Ephron