
Por Jorge Chávez
En Tamaulipas estamos inmersos en una espiral de “pre campañas” en las que abundan más las mentes brillosas que las mentes brillantes.
Hacer campaña hoy en día es sencillo. No necesitas ni talento, ni discurso, incluso me arriesgaría a suponer que las ideologías salen sobrando.
El marketing político de hoy requiere solamente de dos elementos: Una buena cámara digital y una cuenta en Facebook.
Pareciera hoy en día que ni falta que hace resolver los problemas que aquejan a la ciudadanía, es suficiente una visita intrascendente en cuanto a los resultados de solución de problemas a las colonias populares.
Lo que vale es la foto oportunamente tierna de un diálogo irrelevante con los protagonistas antagónicos de la vida comunitaria. Por un lado el o la probable candidato o candidata visitando el decorado de miseria de las colonias populares y por el otro el rostro de la pobreza en su expresión de mayor impacto mediático electorero.
Lo único que le queda a la gente visitada es la intangible imagen brillosa de un o una precandidato (a) que “es bien lindo (a)”, pero que a fuerza de constantes visitas que no se comprometen a nada quedan en el inconsciente colectivo para que, eso sí, a la hora de las encuestas esté presente en la mente de los futuros electores.
Las encuestas pudieran ir enfocadas más que al conocimiento de los protagonistas por parte de los electores, a la efectividad en la resolución de los problemas que aquejan a la comunidad tan visitada por los aspirantes.
La política no puede limitarse tan sólo a las simpatías que pudiera despertar una visita cordial en territorio.
¿Qué resuelve una foto oportuna en casa de “Doña Tencha” o de “Don Lupe”? Estamos corriendo el riesgo de poner como autoridades a personas muy populares pero poco efectivas en el ejercicio del poder. Incluso de ex alcaldes que ya han demostrado su poca efectividad en el gobierno pero que saben que mientras estén presentes en la mente de los potenciales electores seguirán política y perversamente con una cínica vigencia.
Una prueba de insensibilidad política es las famosas cabalgatas.
¿Qué porcentaje de la ciudadanía puede mantener a un caballo? No es poca cosa los insumos propios que consumen los equinos. Cuando un político convoca a una cabalgata proyecta lo que es la insensibilidad que tendrá a futuro para con la ciudadania de escasos recursos a quien se debe. Por qué no promover mejor una caminata o si mejor le parece, un paseo en bicicleta ya que en un país en vías de desarrollo como en el que vivimos es más factible que sus ciudadanos puedan tener este tipo de vehículos.
Los mejores candidatos que pudiera tener Tamaulipas no debieran ser solamente populares y debieran tener mayor sensibilidad para con el potencial electorado y que sus visitas de cortesía sean mucho más que sólo eso y se conviertan en verdaderas plataformas para resolver problemas de la comunidad. El tiempo hablará.