Poco tiempo le llevó al votante tamaulipeco darse cuenta que el anhelado cambio no se concretó en el estado a partir de la llegada del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, pues más allá de incurrir en la continuidad de las anteriores administraciones priistas, el cabecismo protagoniza una gestión excluyente, corrupta y fallida, en la que el pueblo sigue viviendo bajo el temor por los índices de inseguridad y la violencia.
Tal como su amigo Vicente Fox decepcionó al país con la llegada del PAN a Los Pinos, al encabezar una administración de la mano de su esposa Martha Sahagún en la que los hijos de ésta, los Bribiesca, hicieron jugosos negocios y saqueos por todo el país, Cabeza de Vaca defraudó a los tamaulipecos.
Por eso en las urnas en junio pasado Morena se impuso en votos en la mayoría de los distritos locales y federales, y por ello, desde hace más de un año el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador supera por mucho al PAN, que carga con el desprestigio del gobernador, y con el suyo propio.
Y aunque el ejecutivo estatal se esmeró en pregonar durante su sexto informe de gobierno lo que desde su punto de vista son avances, la realidad lo contradice por todos lados.
Algunos números son elocuentes. El Instituto Mexicano de la Competitividad, IMCO, Tamaulipas revela que el estado es el noveno con el mayor gasto en compras y el de menos inversión pública en el país. Esto se ve a leguas.
Basta echarle un ojo a los 679 millones de pesos que ha erogado de los dineros del pueblo de Tamaulipas el desaforado gobernador para costear su imagen y publicidad, lo cual sumado a los 2 mil 847 millones de pesos gastados en los cinco años anteriores da un total de 3 mil 526 millones de pesos.
En cambio, el estado, como la federación en las pasadas administraciones, abandonó los hospitales, los apoyos para infraestructura en las principales ciudades, mientras que la obra pública social fue ínfima o nula.
Es cierto que el gobierno estatal gastó del presupuesto 156 millones de pesos en despensas, pero también es real que, así como las obras públicas las asignaba su clan solo a sus constructores favoritos, las ayudas prácticamente se etiquetaban para panistas y no para el universo de la gente que las requiere, como ocurre con los programas de la federación.
El actual representante del Ejecutivo estatal aseveró en su último informe que las carreteras de Tamaulipas ¡son las más seguras del país!, mientras las desapariciones, homicidios dolosos, robos y balaceras siguen lacerando a los tamaulipecos.
Así como las encuestas y sondeos serios ubican desde hace más de un año a Morena sobre el PAN, el PRD y el PRI juntos, la aceptación hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre Cabeza de Vaca ha sido superior desde 2018, y por momentos se ha revelado una diferencia abismal.
El contexto es tal, que el cabecismo ve al precandidato de Morena a la gubernatura, Américo Villarreal Anaya, como el adversario favorito a vencer, por lo que, ante su ventaja, está incurriendo en una guerra sucia para atacarlo en forma sistemática.
Tan atrás se ubica el partido oficial panista, que ha pedido la ayuda del cada vez más desfondado PRI, porque muchos cuadros han preferido aliarse a Morena, y le ha solicitado al PRD aparecer en la boleta como su aliado, aunque en la práctica no le aporte votos.
En la mayor parte de los estudios demoscópicos del año pasado, la mayoría tamaulipeca ha plasmado su intención de buscar una alternancia ante el panismo que gobierna la entidad en el presente sexenio que fenece el último de septiembre próximo.
La derecha asegura que su candidato ha tenido un crecimiento repentino, algo no creíble. Aún falta que se revelen en tiempo y forma encuestas -verdaderas y de prestigio- ya en el arranque de las campañas, cuyo banderazo es este 3 de abril.