
El neolaredense Ernesto Ferrara Therior tendrá la misión de organizar la elección interna para elegir al próximo presidente estatal del Partido Acción Nacional, pero sobre todo para pavimentar el camino al alcalde Carlos Canturosas Villarreal en sus aspiraciones –todavía no muy públicas–, para ser candidato a la gubernatura de Tamaulipas en 2016.
El actual secretario del Ayuntamiento de ese municipio fronterizo tendrá la responsabilidad de organizar, se supone que de manera imparcial, el proceso que deberá llevarse a cabo en enero, aunque de antemano será vigilado con lupa por los otros cuatro miembros de la comisión organizadora electoral.
Un punto a destacar es que solamente uno de ellos, Leopoldo García Hinojosa, es del equipo del corrupto senador Francisco García Cabeza de Vaca, mientras los otros representan los intereses de panistas de Matamoros, Ciudad Victoria y Mante.
Esta es una nueva derrota de Cabeza de Vaca dentro del PAN, pues solamente pudo colocar al ex delegado estatal de Economía en el grupo de “cardenales azules” que van a perfilar al futuro dirigente albiazul, mismo que tendrá la responsabilidad de enfrentar el vendaval rumbo a los comicios de 2016.
Cabeza de Vaca estaba urgido en que se eligiera rápido al sustituto de José Alberto López Fonseca antes del Día de la Virgen de Guadalupe, bien amarrado con una fracción de grupo de Reynosa encabezado por el diputado federal Humberto Prieto Herrera, pero sus pretensiones sonaron bofo.
En esta ocasión el próximo presidente de Acción Nacional será electo con el voto de toda la militancia en Tamaulipas, cifra que ronda en casi siete mil 200 panistas activos, ya nunca más por los consejeros donde la manipulación del voto a favor de sutano o perengano era más fácil.
Un punto relevante es que está por darse una rasurada del padrón, al conocerse que el senador inscribió como militantes del PAN a personas del centro y sur del Estado que no reunían los requisitos, pero que obviamente estarían a sus órdenes para cuando se convocara a elecciones internas.
Pero el Diablo se apareció con Carlos Canturosas Villarreal y Leticia Salazar Vázquez, alcaldes de Nuevo Laredo y Matamoros, respectivamente, quienes encabezan municipios gobernados por Acción Nacional, tienen recursos económicos y, sobre todo, muchas ganas de sacar de la jugada a Cabeza de Vaca.
Los panistas de Reynosa, cuidad donde desde 2007 ese partido político no gana contiendas locales, se regresaron desilusionados de Ciudad Victoria el fin de semana pasado, al confirmar que Nuevo Laredo y Matamoros tienen la sartén por el mango y hartas ganas de pelear.
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El asunto este de la supuesta alerta epidemiológica para evitar la llegada del ébola al Estado de Tamaulipas se ha convertido en una verdadera vacilada.
La verdad esto no es culpa de las autoridades locales de las jurisdicciones sanitarias, que solamente están cumpliendo con las ridículas instrucciones que recibieron del secretario de Salud, Norberto Treviño García-Manzo.
Decimos que la vigilancia es una vacilada, porque no hay otra forma de calificar los módulos que ponen de 8 de la mañana a las 3 de la tarde en el área de arribo de peatones del puente internacional Reynosa-Hidalgo, donde apenas y revisan con un termómetro digital a algunas de las personas que van llegando.
La selección de quienes son revisados es bastante arbitraria, además de que sólo se está chechando a los que llegan a Reynosa a pie… como si un enfermo de ébola no pudiera entrar al país en automóvil.
Para acabarla de amolar, al contar con este horario tan burócrata, las autoridades no están verificando a un grupo que, desgraciadamente, es uno de los más vulnerables a traer esta o cualquier otra enfermedad: los migrantes.
Resulta que muy pocas personas son deportadas en el horario en el que están los bonitos módulos por lo que no sabemos en realidad cuántos enfermos están ingresando
al país.
Esto no es culpa más que del gobierno mexicano y las autoridades de migración, quienes nunca quisieron enfrentar a los gringos para exigirles un trato justo y humanitario a los migrantes que desalojan de su país.
Es una verdadera vergüenza ver que mientras en Estados Unidos están tomando muy en serio el peligro que representa el brote de una enfermedad como el ébola, en este lado de la frontera las autoridades hacen lo que mejor saben: hacer como que trabajan.
Habrá que checar cuánto dinero cuestan estos supuestos módulos de vigilancia, pues es muy probable que para estas alturas del partido, algún vivo ya encontró la forma de ganarse un billete con ellos.
Así es nuestro amado México.
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Ahora que Carlos Leal abandonó la titularidad de Protección Civil en Reynosa, hay un montón de elementos de la corporación que le están rezando a cuando santo y diablo existen rogando por que se presente un incendio o accidente en la ciudad.
Todos están desesperados por presentar chamba ante el nuevo jefe quien, se dice, como buen militar viene con el machete bien afilado y dispuesto a darle una rasurada a la nómina de Protección Civil y Bomberos.
Es por ello que desde la semana pasada es posible ver que en cualquier accidente, incendio o simple torcedura de pata de un niño en un partido de futbol, llegue el camión de bomberos, las ambulancias de Protección Civil, las camionetas de rescate rápido y hasta el perrito Labrador de la corporación.
Todos andan desesperados por mostrarle al nuevo jefe que sí son necesarios, no vaya a ser que entren en los planes de recorte presupuestario que, se dice, se están preparando.
Independientemente del negro horizonte que se vislumbra para algunos agentes de Protección Civil que nunca hicieron algo por desquitar su sueldo, quien parece que al que no le va a ir nada mal es al ex titular de la dependencia, Carlos Leal López.
El ex funcionario es un tipo que ha demostrado ser un verdadero sobreviviente pues aguantó haber salido de la titularidad de Seguridad Pública durante la administración de Everardo Villarreal y seguramente aguantará salir de Protección Civil ahora con Pepe Elías.
Es más, que nadie se espante si en unas semanas empiezan a candidatear al muchacho para una diputación federal… ya verán.