
El reto para el espectador que ve Up, Una Aventura de Altura, es no llorar durante los primeros 10 minutos de historia.
La nueva creación de Pixar es la más conmovedora de todas sus maravillas animadas, con los personajes más entrañables que han presentado.
El inicio de la cinta es de contrastes brutales. Muestra, de inicio, a un par de chiquillos conociéndose, congeniando y enamorándose en su más pura inocencia y, a continuación, un proceso de vida juntos, una mala jugada del destino y el final natural de la existencia.
Pixar no se había atrevido a llegar temáticamente tan lejos, como ahora, al exponer a los niños a la cruel realidad de los procesos biológicos que inician y culminan, y los problemas emocionales que esto trae. Afortunadamente, los genios que crearon esta brillante historia lo hicieron con una agradable sutileza que aleja a los niños de revelaciones traumáticas, acercándolos a un drama emocional y humano.
En el primer acto, durante la presentación del personaje, los chicos contemplan, por vez primera, la posibilidad de que ellos algún día envejecerán, como el señor Fredricksen, que es presentado como un niño, hasta llegar a los 78 años, edad en la que inicia su odisea.
Y eso es sólo es el inicio.
El anciano solitario vive amargado. Siente que la vida ya no le depara nada y se sienta en su casa desolada, esperando a que transcurran sus últimos días. La modernidad crece a su lado. A su alrededor se construyen grandes edificios, pero él se aferra a su casa vetusta, llena de recuerdos fantasmales. Es, ya, un hombre de otra época, un desecho de la despiadada sociedad que relega a los viejos.
Una injusta acción hace que el viejo sea obligado a residir en un asilo. Pero momentos antes de ser recluido, decide emprender lo que, parece, será su última acción: viajar hasta Sudamérica, y asentarse en el lugar idílico donde a su esposa le hubiera gustado vivir. Pero para viajar ata centenares de globos a su casa y se va en ella, pasando sobre países, en un viaje fantástico hacia el sur.
Por una afortunada peripecia, es acompañado, en el viaje, por un simpático boy scout, que le ayuda a redescubrir el significado del amor, el valor, la solidaridad y de la aventura.
El héroe de Up es absolutamente atípico. Confirma que el buen cine está hecho de formas, más que de fórmulas. Por lo general, los protagonistas son jóvenes, apuestos y simpáticos. Este es todo lo contrario: viejo, amargado y gruñón. Pero su personaje se va transformando hasta ser empático. El veterano con cabeza de cubo comienza a aprender de la vida cuando se acerca su propio fin, y quien le enseña es un chiquillo valiente y decidido.
Con su epopeya en la selva, buscando un lugar para descansar, el señor Fredricksen se da cuenta de que cualquier momento es bueno para recomenzar, que la vida aguarda siempre gratas sorpresas y que siempre, hasta el último momento, hay esperanza.
La casa voladora del hombre es una bella metáfora de su espíritu aventurero que nunca pereció, pese a su senectud. El hombre siempre quiso volar lejos, y al emprender el largo viaje, consigue concretar el antiguo anhelo al que no se había atrevido a acceder.
Como es la constante en Pixar, hay un gran talento en la animación. Además de la pareja dispareja, aparecen otros personajes atractivos: unos canes parlantes, un enternecedor pajarraco de extraño plumaje y un villano de doble cara. Todos ellos son respaldados por brillantes trabajos de doblaje.
Up confirma, también, la presencia de un excelente guión detrás de una gran película. Pese a abordar temas complicados –y hasta pesados–, como la muerte y la paternidad frustrada, nunca se queda lejos del alcance de los niños, que pueden entender perfectamente las venturas y desventuras del sorprendente viejito que se da una nueva oportunidad en el atardecer de su vida.
La historia, mágicamente narrada, contiene lágrimas, risas y muchas sorpresas que disfrutarán tanto niños como adultos.
Wall-E parecía el límite de excelencia creativa al que Pixar podía acceder. Up rompe con todo lo anteriormente hecho por la casa de animación y alcanza alturas insospechadas, como la casa voladora del canoso héroe.
Up es una obra maestra.