
Scott Pilgrim vs Los Ex de la Chica de Sus Sueños (Scott Pilgrim vs the World) es una cinta singular, muy extraña y brillante.
Comprometida con el humor del nuevo milenio, toma elementos multimedia, con un formato de video game ochenteno y se lanza a la conquista de un mercado adolescente, con una temática con mucho humor, sin desnudos, y un manejo del lenguaje para todo el público.
El realizador Edgar Wright sorprende con un humor que abandera la filosofía juvenil en la era del Facebook, materializada en la necesidad de los satisfactores instantáneos, pero con una búsqueda permanente de una identidad propia que se adquiere mediante el atrevimiento, y ya no por aceptación de los pares.
La cinta viene envuelta en todas las tendencias y modas del high school como la afición por la música independiente, el anhelo de formar una banda de rock, la comunicación a través de los mensajes de texto telefónicos, las amistades gays y las decepciones amorosas magnificadas por la falta de experiencias previas.
Basada en el denso cómic de Bryan Lee O’Malley, la película se involucra en la vida de un muchacho reflexivo, preocupado por su entorno pero sin mover un dedo para transformarlo. Literalmente, encuentra en sueños a una chica que luego se materializa en la vida real.
Por ese accidente onírico, de ambigua precisión, siente que su destino está atado al de esa ensoñación, lo que lo hace involucrarse en una serie de situaciones cada vez más hilarantes con un grupo de compañeros que son atractivos personajes secundarios que lo apuntalan en su disparatada odisea romántica.
Michael Cera, en su rol protagónico de Scott Pilgrim está más acá de lo patético. En esta interpretación repite la rutina del chaval despistado, al borde del llanto, en una clonación de sus apariciones en Juno, Año Cero y, más recientemente, Súper Cool, bajo la tutela del productor Jude Apatow, comandante del humor de esta década que fenece.
El británico Wright mete a Scott en serios predicamentos. El joven busca olvidar a su ex saliendo con una chica de preparatoria que lo adora, aunque cuando la relación empieza a ponerse seria aparece la chica de los sueños. Pero para conquistarla, tiene que derrotar en combates virtuales a sus siete malvados ex.
Encarrerado ya en su cruzada, el muchacho realmente no sabe lo que desea pero siente un irreductible anhelo por conquistar a la mujer con la que ha decidido atar su sino.
Kieran Culkin es uno de los personajes gays más dignos del cine adolescente. No muestra amaneramientos, sólo una clara proclividad homoerótica perfectamente compatible con su compañero hetero con el que vive en una simbiosis incómoda y, por lo mismo, hilarante.
Scott Pilgrim es una propuesta divertidísima que se interesa en los arquetipos y rompe con las convenciones cinematográficas, al mostrar una cinta que explora nuevas formas narrativas.
Los chicos se van a sentir comprendidos en esta búsqueda de la propia identidad a través de las inevitables decepciones que ofrece este mundo hostil donde, pese a todo, se ofrecen infinitas posibilidades de diversión.