
Tom Cruise y Cameron Diaz, dos de los rostros más taquilleros de Hollywood, se juntan para formar un Encuentro Explosivo.
Las resonancias de otros hitazos en los que han participado por separado anticipan una película excepcional.
Pero lo único excepcional que tiene este esta comedia de acción familiar es la singular presencia de las dos supernovas juntas por vez primera, en una mezcla que parece irrepetible e indeseable, porque ni funciona, ni trasciende.
El interesante director James Mangold usa un argumento desaseado para apretarlos en una aventura que se sostiene con muletas y que, al final, termina por caerse por su carencia de elementos.
Cruise es un súper agente secreto que manipula a Diaz, una chica de vida ordinaria, para que lo ayude a pasar algunos filtros migratorios. Esta relación inicial se convertirá en una pesadilla para la chica, que deberá involucrarse forzosamente en el mundo violento y lleno de acción del espía que sale de un enredo para meterse en otro.
El nudo es sencillo: el galán inesperadamente es perseguido por sus aliados que quieren eliminarlo y él debe conocer las razones y, claro, sobrevivir.
Y así, en una sucesión repetida de balazos y estallidos, termina una de las historias cinematográficas más caras, anticipadas y fallidas.
Encuentro Explosivo no es una producción orgánica. Faltan aglutinantes para juntar todos los pedazos que la componen. Los actores de sonrisas millonarias parecen desbalagados dentro de la cinta, sin dirección. Cruise hace algo de trabajo físico en escenas sin doble, pero sus espectaculares saltos son como los de un mono que brinca en un video game de un reto a otro.
Diaz, igual de experimentada frente a las cámaras, solamente grita, sonríe y luce los últimos suspiros de su otrora atractiva figura, que ya evidencia el paso de los años y el efecto de la gravedad.
Los dos se encuentran constantemente, al borde del precipicio histriónico, sobreactuados, esforzándose demasiado por ser simpáticos para el público que los adora, olvidándose de aportarle verosimilitud a sus papeles.
La pareja tiene una gira internacional en la persecución y en la búsqueda de la verdad. Cumpliendo el anhelado sueño de sus pobres y mortales fans, recorren medio mundo escapando de los malos, mientras su mutua atracción crece.
No hay novedad, ni aportación. Todo el material en esta película ya ha sido quemado en miles de producciones de acción previas.
Se agradece que Mangold se vea bien intencionado, tratando de presentar una historia de humor y acción de fácil digestión. Pero pudo haber hecho algo mucho mejor si hubiera elevado un poco más la sofisticación del libreto plagado de absurdos aceptables, propios del género, pero también escaso de ideas.
Cruise, como un dios del cinema, brilla como héroe de acción en la mayoría de sus películas, con algunas excepciones, como esta, en la que se espera mucho más de él, por su nombre, su prestigio y su ya comprobada capacidad para actuar.
La cinta es un únicamente un puente para la siguiente película del astro. Cuánto más pronto regrese a la pantalla con nuevo material, más rápido se olvidará esta propuesta que tendrá una vida efímera y no será la favorita de nadie.