Gregory Nava, reconocido director de “la raza” mexicana que vive en Estados Unidos se lanza a explorar otra problemática social con Verdades que Matan, que es su visión muy particular sobre el extraño fenómeno, aun sin explicación, de las mujeres ultrajadas y asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua.
El realizador californiano tiene un gran poder de convocatoria. Aunque es una producción pequeña, pudo incluir en su elenco a Jennifer López como protagonista y a Antonio Banderas en un personaje secundario. Completan el cuadro las mexicanas Maya Zapata y Kate del Castillo.
López –a quien Nava ya había dirigido en la cinta Selena– es una imposible reportera de origen mexicano establecida en Chicago, que viaja a la frontera mexicana para investigar los feminicidios irresueltos. Para ello se asocia con un antiguo amor, Banderas, quien es el combativo editor de un pequeño periódico local.
Maya Zapata es una trabajadora de maquiladoras que puede ser testigo clave en el caso.
La historia que presenta la película es inverosímil e ingenua. Ni los reporteros se comportan como los presenta el universo de Nava, ni los periódicos se manejan así. La cinta es un indefinido drama social con matices de periodismo, aunque carece por completo de pasión reporteril y adolece de extravío en sus conclusiones sobre el caso.
A través de la “audaz” reportera, Nava hace una critica sobre la corrupción en los dos lados de la frontera, y sobredimensiona el impacto del TLC en los sistemas de justicia de los dos países. Atribuye las muertes a un intercambio comercial injusto, que deviene en explotación para las trabajadoras mexicanas y en indefensión de éstas frente a los peligros que las acechan en el entorno de las maquiladoras.
En este mundo, simplificado para darle al público el problema a cucharadas, la frontera es un lugar sucio y maloliente, de gente malvada. Las trabajadoras de las maquilas son iletradas y supersticiosas, como si vivieran en una jungla aislada de la civilización.
En uno de los múltiples vuelcos improbables de la trama, López se infiltra como reportera encubierta en una de las fábricas, pero no para escribir su reportaje sino ¡para atrapar al asesino! Inmersa ya en el destino de las chicas juarenses, siente tanta “rabia” e “impotencia” que decide emprender su propia búsqueda de culpables.
Nava señala directamente como corruptos a los gobiernos de México y Estados Unidos. Los acusa de indiferencia frente a la tragedia. Pero el discurso cinematográfico de denuncia no sirve de nada ante un abordaje tan poco serio de uno de los grandes misterios policíacos de la actualidad.
López y Banderas, como las grandes figuras que atraen taquilla al film, parecen desganados en sus actuaciones, como obligados por alguna deuda de gratitud con Nava.
Verdades que Matan es una película fallida, nada creíble, que no arroja luz sobre los crímenes en la frontera chihuahuense.