
Estaba un día El Apuntador reflexionando por qué de un tiempo a la fecha cada vez son menos las personas que valoran y (lo que es más importante), respetan el trabajo de los periodistas en la frontera de Tamaulipas cuando, sin querer queriendo, que nos cae la respuesta.
Todo surgió de unos desagradables hechos que sucedieron el domingo 16 de febrero, casi al finalizar la elección del nuevo dirigente del Partido Acción Nacional en Reynosa.
Resulta que ese día un grupo de militantes panistas, inconformes con el resultado, comenzaron a pelear entre ellos, lo que fue observado por Julio Guzmán Loya, corresponsal de El Universal en Reynosa, y Julio Vargas, jefe de noticias del canal de televisión por cable RCG.
De inmediato los reporteros comenzaron a tomar fotografías de la trifulca, que no fue del agrado de los panistas quienes se abalanzaron en su contra y los atacaron, provocándoles golpes y escoriaciones en diferentes partes de su cuerpo.
Tras los hechos, tanto Guzmán como Vargas reclamaron al representante de la dirigencia estatal del PAN por la agresión y anunciaron que interpondrían una denuncia penal.
Incluso, Guzmán se encargó de publicar una nota en su portal de Internet, donde asegura que uno de sus agresores lo amenazó de muerte, al asegurarle que era integrante de un grupo delincuencial.
Casi de inmediato la raza de los medios y representantes de la sociedad dieron cuenta de los sucesos en los portales de noticias y utilizaron las redes sociales para condenar la agresión.
De hecho la mayoría de los comentarios eran bastante rudos en contra del PAN reynosense, partido del que casi aseguraban, está conformado por vándalos y pandilleros mata-periodistas.
Buscando contener los daños, la dirigencia estatal del PAN emitió un boletín condenando las agresiones en contra de Guzmán y Vargas, a quienes les ofreció todo su apoyo para interponer las denuncias penales correspondientes y ayudar en la identificación de sus rijosos militantes.
Hasta aquí las cosas transcurrieron como se esperaría en un asunto tan triste como lo es la agresión en contra de unos reporteros, que lo único que estaban haciendo es su trabajo.
Sin embargo, pasaron los días y las cosas comenzaron a ponerse raras, pues uno esperaría que al lunes siguiente del ataque, tanto Guzmán como Vargas acudieran tanto a la procuraduría estatal como a la misma Procuraduría General de la República para interponer una denuncia penal en contra de las agresores.
Después de todo hay que recordar que las autoridades federales cuentan con las suficientes herramientas para investigar y perseguir los delitos cometidos en contra de periodistas.
Incluso, en el ámbito federal la fiscalía de la PGR tiene hasta un presupuesto asignado para ofrecer, en caso de que se necesite, escoltas armados y hasta un vehículo blindado al reportero agredido o amenazado. Créanos, ha habido casos de compañeros que ya cuentan con esta protección.
Aunque, ¿qué fue lo que hicieron tanto Guzmán como Vargas? Acudieron a la representación en Reynosa de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para interponer una queja en contra del PAN… y hasta ahí.
Obvio es que una cosa es una queja en la CNDH y otra muuuuuy diferente es una denuncia. Para los que no lo sepan, (nosotros tampoco lo sabíamos, pero un amigo en la PGR nos lo contó), la Comisión Nacional no es una autoridad competente para resolver en un caso como estos, la instancia adecuada es la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión de la PGR, a donde ni Guzmán ni Vargas acudieron.
De hecho, aunque acudieron a la CNDH, la PGR no tiene conocimiento oficial del caso y por lo tanto no puede actuar.
Además y para acabarla de amolar, al poner la queja en Derechos Humanos, tanto Guzmán como Vargas se están quejando contra la institución del PAN y no contra los particulares que los golpearon, lo que quiere decir que están buscando que se castigue al partido político ¿a alguien le suena que esto parece que se politizó?
Sobra decir que mucha raza está bastante extrañada con esta acción por parte de Guzmán y Vargas, quienes han externado su molestia por los hechos, han exigido respeto al ejercicio de la libertad de expresión y todo lo demás, sin embargo, no han solicitado la intervención de la autoridad cuando, se supone, es su obligación hacerlo.
Aquí es cuando comprendemos por qué la gente le ha ido perdiendo el respeto a los trabajadores de los medios, quienes no hacen nada por reclamarlo principalmente cuando alguien del gremio es agredido.
Es cierto, en México existe mucha impunidad, pero la única manera de acabar con ella es obligando a las autoridades a hacer su trabajo, y los periodistas estamos en una posición privilegiada para hacerlo.
Pero cuando somos nosotros mismos quienes no le damos a las autoridades las herramientas para hacer su trabajo (como lo es en este caso interponer las denuncias penales), ¿pues cómo reclamamos?
RETAZOS
Pasando a otros temas, en nuestra pasada entrega les contábamos del relajo que se vive en Matamoros con la lucha de poder en la titularidad de Comunicación Social en el Ayuntamiento.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que las cosas agarraran color y el pleito cobrara su primera víctima que fue, ni más ni menos, que el mismísimo Alejandro Valladares.
Hace unos días fue oficializado en Matamoros que Valladares dejaba su puesto como encargado de Comunicación Social de la alcaldesa Leticia Salazar. Y aunque hubo algunos que intentaron salvar un poco la reputación del hoy ex vocero asegurando que iba a ser reubicado a otro espacio del Ayuntamiento (se hablaba de la secretaría particular), la verdad es que al final Valladares quedó totalmente desligado del Municipio.
Oficialmente no se ha designado a nadie como nuevo titular de Comunicación Social, por mientras Nannette Sedas es quien está sacando la chamba como la encargada del despacho.
Es curioso, Nannette optó por “nadar de muertito” una vez que arrancó la administración municipal y así se la ha estado llevando desde entonces, lo que le ha resultado bastante efectivo, pues ahí sigue, trabajando.
Hay que decir que la salida de Valladares se quiere vender como una victoria de Nora González, la asesora no oficial de la alcaldesa Leticia Salazar, aunque sólo el tiempo dirá qué tan positivo es que la edil le haya hecho caso en este tema.
No olvidemos que tratándose de lealtades, Nora sólo responde a la que tiene consigo misma, lo que se ha comprobado en más de una ocasión al trabajar con la plana mayor del priismo Matamorense a quienes, ahora que el poder está en manos de los panistas, ha negado en más de tres ocasiones, peor que el apóstol Pedro.
Pasando a otros temas, el pasado domingo 23 de febrero diversos grupos de periodistas llevaron a cabo manifestaciones de protesta por la violencia que se vive en contra del gremio en todo el país.
El más reciente de estos casos es el asesinato del compañero Gregorio Jiménez, en el Estado de Veracruz.
Sin embargo, en Tamaulipas una de las protestas que más llamó la atención fue la que organizaron en Reynosa los integrantes de la Unión de Periodistas Democráticos (UPD), mejor conocida como la organización de las tres mentiras.
Miguel Turriza, dirigente de la UPD en la ciudad, fue el encargado de lanzar la convocatoria para la marcha y plantón de protesta que, hay que decirlo, pudo haber tenido una mayor participación de los compañeros.
Que Turriza intente convocar a la raza reporteril a este tipo de eventos está muy bien, después de todo está cumpliendo con su responsabilidad como representante de un grupo de comunicadores.
Incluso hay que reconocer que a la fecha Miguel ha hecho un buen trabajo al frente de la UPD, condenando oportunamente las lamentables agresiones que sufrieron compañeras como Rosalía Quintá y Norma Sánchez.
Pero hay algo contra lo que Miguel no puede luchar y que provocó que la protesta del pasado domingo no haya tenido la convocatoria que se esperaba.
Durante muchos años la organización de las tres mentiras ha estado en manos de personajes que sólo se han dedicado a lucrar con las siglas, algo que nunca pasó desapercibido por los compañeros reporteros y las fuentes informativas.
Tanto fue el cántaro al agua que al final lo terminó rompiendo, lo que en el caso de la UPD quiere decir que las acciones de sus anteriores dirigentes le han proporcionado un desprestigio tan grande, que ni un galón de sosa cáustica podría limpiarlo.
Es cierto, las buenas acciones de Miguel le dan algo de credibilidad, pero no es ni siquiera el comienzo para que al grueso de los compañeros puedan volver a creer en el grupo.
En todo caso, el único que saldría con la reputación sin manchas (a diferencia de los anteriores dirigentes), sería el mismo Miguel.
Para no soltar el tema de los grupos, les comentamos que el pasado 27 de febrero Yenni Gandiaga organizó el primer evento en su calidad de presidenta de la Red de Mujeres Periodistas.
Se trató de la conferencia “Los derechos de las y los periodistas”, impartida por Beatriz Aguilar Mireles, segunda visitadora general de la Comisión de Derechos Humanos en el Estado de Tamaulipas.
De entrada Yenni está mostrando que trae ganas de trabajar de verdad, en lugar de andar usando el grupo como un apéndice del Partido Revolucionario Institucional, como llegó a hacerlo en su tiempo la reportera/conductora/militante Paty Ortiz.
Ojalá las cosas sigan por este rumbo, pues para eso se supone que existen este tipo de organizaciones. Y antes de que alguien en la Red se emocione por lo que podría pensar son “flores” de este espacio al grupo, les recordamos que aquí se comenta de todo, tanto lo bueno como lo malo y cuando haya algo que decir, se hará puntualmente.
Pasando a cosas distintas, a quien no le fue nada bien en Tamaulipas es a la revista Proceso, que hace unos días fue objeto de un duro desmentido por el gobierno del Estado.
Resulta que “alguien” (o sea Juan Cedillo, que cobra como freelance en la revista), mandó una nota en la que aseguró que las lluvias que cayeron en algunos municipios del centro de la entidad descubrieron una serie de fosas clandestinas.
En su fantasioso relato, Cedillo relata un dantesco escenario de cientos de esqueletos humanos descubiertos por el agua, mientras las autoridades se veían rebasadas en su intento por recuperar la totalidad de los cuerpos.
Sin embargo, con lo que no contaba el freelance de Proceso, es que las autoridades tamaulipecas pueden soportar una nota “volada” (¿recuerdan aquella de que la delincuencia gobierna la entidad?), pero dos ya no.
Es por ello que de inmediato la Procuraduría General de Justicia en la entidad emitió un boletín donde aclaró que las supuestas fosas clandestinas no existen, sino que se trató de “diversos fragmentos calcinados de restos humanos”.
En su comunicado la autoridad detalló el descubrimiento de algunos cabellos y ropa tanto de hombre como mujer, pero nunca una fosa clandestina o cuerpos humanos.
Sobra decir que el desmentido cayó como balde de agua fría a los jefazos de la revista fundada por Julio Scherer, quienes no quedaron nada contentos que un freelance que vive en Monterrey pero escribe de lo que sucede en Tamaulipas, les haya enviado dos notas “voladas” con puros datos “de oídas” y nada de sustento.
Es curioso que esto haya sucedido, pues hace apenas unas entregas les habíamos comentado lo triste que resulta que los jefes de Proceso hayan relajado tanto los criterios para autorizar un reportaje o nota que publican en su revista.
La verdad sea dicha no tenemos información de qué es lo que ha sido del freelance que vive en Monterrey pero escribe de Tamaulipas, apenas nos enteremos, les pasamos todo el dato.
Pasando a otras cosas mucho más agradables, queremos mandarle sendas felicitaciones a algunos compañeros que están de celebración.
Empezamos con los de casa, pues Paola Almaraz celebró su onomástico con una gira por Reynosa y Matamoros donde sus amigos y su esposo, Héctor Hugo Jiménez, la apapacharon de lo lindo.
Otro que andaba de manteles largo es el conductor radiofónico Polo Reyna, quien cuenta la raza malhora ya dejó de contar los años que cumple, pues son tantos que las matemáticas ya no tienen un número que lo exprese.
Es más, hay versiones de que Polo venía dentro del asteroide que cayó en la Tierra y provocó la extinción de los dinosaurios. Sea cierto o sea mentira, feliz cumple compañero.
Y ahora sí no nos vamos sin antes dejarlos con la gustada pregunta de la quincena: ¿En qué municipio se espera una posible guerra entre los medios y el Ayuntamiento por el desprecio que su jefe de Comunicación Social ha mostrado hacia la raza?