
De pronto la vida les cambió a los hermanos Vargas Chávez. Como un cuento sin final feliz, estos seis hermanos se encuentran ante su primer Navidad solos, sin el resguardo de sus padres.
Y es que hace unos meses Sandra Anete, la madre del clan, falleció a causa de una enfermedad, dejando solos a Luis Yaced de 21 años, Vanya Fernanda de 14, Alexandra Naomi de 13, Ernesto Tadeo de cuatro y las gemelas Anete y Alison de siete.
A partir de entonces Luis Yaced tuvo que convertirse en la cabeza del hogar, con la misión de sacar adelante a sus cinco hermanos en una situación que muy pocos jóvenes deberían de enfrentar.
Sentado en la sala de la casa de una tía materna, quien aceptó ofrecerles un hogar en la colonia Petrolera de Reynosa, Luis Yaced reconoció que apenas está empezando a asimilar lo que es su nueva vida.
“Obviamente es algo que uno no espera para nada. Al comienzo uno no sabe qué hacer, se le nubla mucho la visión y el panorama de para dónde va a ir, pero somos hermanos y al final de cuentas eso es lo que te motiva a ser tal vez no el jefe de familia, pero sí alguien que ve por ellos en la mayoría de los aspectos posibles”, expresó.
Para este joven quien aspira a un día trascender con su banda de música, los cambios no han sido sencillos, pues el ritmo de vida al que se había acostumbrado tuvo que cambiar tras el fallecimiento de su madre.
“Al principio no sabía qué hacer. Cada quien tenía acostumbrado su ritmo, sus cosas, a hacer cada quien sus cosas. Pero ya poco a poco con el tiempo se me fue despejando un poco la cabeza y ya platicando con mis familiares, con amigos, me di cuenta de que era cuestión de tener orden en las cosas”, indicó.
Luis Yaced, quien gracias al apoyo que le dieron unas amistades obtuvo un empleo en el Ayuntamiento de Reynosa como funcionario en el Departamento de Obras Públicas, expresó que entre las primeras cosas que tuvo que aprender, fue a contender la necesidad de ser sobreprotector con sus hermanos, además de conocer con más detalle sus necesidades, defectos y virtudes.
“Alison es muy sensible y es muy tierna también. Tadeo es un comediante andando, es un torbellino, nada más que sí a veces le cuesta un poco de trabajo la obediencia, pero es un buen niño. Vanya es la que más me apoya, cocina muy rico. Naomi es muy inteligente, tiene muchas ideas, es muy ocurrente. Cada quien tiene sus defectos y virtudes”, apuntó.
En este proceso, Luis Yaced
encontró que también ha aprendido cosas de sí mismo.
“Voy a hacer como una referencia a una canción que tenemos en el grupo que dice: ‘Aún puedo reír…’. Creo que aprendí que tengo la capacidad de salir adelante. Antes tenía una actitud muy derrotista, decía ¿para qué me levanto? y ahora si se ocupa algo con los niños, pues vamos a buscar la manera de hacerlo. Aprendí que puedo salir adelante y no derrotarme tan fácil. Ellos me han demostrado que pueden y pues yo también. Me agarro de sus energías para seguir”, sentenció.
Reconoció que en esta labor cuenta con el invaluable apoyo de su tía y abuela maternos, además de sus dos hermanas mayores.
“La persona obviamente encargada de ello ya no está y ahora yo asumí ese cargo de apoyarlos con las tareas. Debo decir que mis hermanas me ayudan mucho para las cuestiones de los quehaceres del hogar, y la comida. Y poco a poco tratar de darles educación.
“Mi rutina diaria ahora es levantarme a las siete de la mañana para prepararme para ir a trabajar, estoy ahí de las ocho de la mañana a las cuatro de la tarde, luego voy por mis hermanos a la escuela, después la comida, para que se alimenten, luego las tareas, que se den un baño, que jueguen un rato y al final del día que se preparen para dormir. Así es casi todos los días”, relató.
El joven indicó que aunque en lo personal está a cargo de la mayor parte de las necesidades de sus cinco hermanos, su tía y su abuela han sido un apoyo invaluable, pues además de ofrecerles un techo sobre sus cabezas, los apoyan emocionalmente.
“Son como nuestras segundas mamás. Nos apoyan tanto emocionalmente, como económicamente y no nos dejan desprotegidos, son quienes más nos han ayudado”, indicó.
Además está la otra familia, la de los amigos, que son bastantes y han hecho lo posible por ayudarlos a no pasarla tan mal en estos
momentos tan complicados para todos los Vargas Chávez.
“No puedo mencionarlos a todos porque puede que se me salga uno de la lista, pero el apoyo ha sido incondicional. A veces uno no espera este tipo de ayuda, no sabe que tiene tanto apoyo de sus amistades por lo mismo que uno anda en mil y una cosas y ya en las situaciones difíciles, en las buenas y en las malas, como quien dice, te das cuenta de quienes en realidad te apoyan. Y si, he tenido apoyo de mis amigos, de mi familia, afortunadamente”, indicó.
UNA TEMPORADA DIFICIL
Para Yaced y sus hermanos, todos los días tienen un momento difícil cuando recuerdan el cariño de su madre y los detalles que tenía con ellos, sin embargo, se han dado cuenta que es en esta temporada decembrina cuando estos momentos se repiten con mucha más frecuencia.
“Obviamente la nostalgia siempre está latente y tratamos de recordar a nuestra madre como quien fue, o sea, una buena madre. Sí nos hace mucha falta pero sabemos que ella nos dejó algo, que nos inculcó una buena educación y valores que son los que tratamos de llevar día a día para poder salir adelante.
“Vienen las vísperas de Navidad y de Año Nuevo y pretendemos pasarlos en familia y más unidos que antes”, dijo.
Incluso, Luis Yaced considera que estas fiestas serán más especiales, pues hoy se siente más cercano a sus hermanos que lo que en alguna vez haya estado en su vida.
“A lo mejor antes no tenía la oportunidad de estar tan junto con ellos, pero afortunadamente ya los conozco más, ya me acerqué más con ellos, y de esa manera pues es como siento que vamos a estar más unidos”, dijo.
Entre las cosas que más le han sorprendido, se encuentra la fortaleza que han mostrado sus hermanos más pequeños, que han sabido lidiar con la falta de su progenitora, lo que no quiere decir que no hay momentos en que los invade la melancolía.
“Han sido muy fuertes –creo que más que yo–, en esta cuestión de sobrellevar la situación, pero creo que los más pequeños a veces pues recuerdan más. Uno a lo mejor como que aprieta el corazón o algo así, pero ellos son los que sienten más y dicen las cosas tal cual y es cuando uno se da cuenta de que fueron los que lo sintieron más. Sin dejar de lado que obviamente a mi también me afectó bastante”, dijo.
Aún así Luis Yaced y sus hermanos han hecho todo lo posible por intentar tener una temporada decembrina lo más feliz posible, y para ello su tía y su abuela han tenido el tino de decorar la casa con luces multicolores y un pino de Navidad.
“Es como una tradición. Siempre ponemos el pinito, las lucecitas y cosas así. Y eso no se pierde, digamos que las personas que mueren se llevan en la mente, en el corazón, y es donde más las recordamos, por eso las tradiciones hay que mantenerlas vivas, así como a ella (su mamá) le hubiera gustado”, sentenció.
BUSCAR EL EQUILIBRIO
Cuando se le escucha hablar uno no pierde de vista que Luis Yaced es un joven de 21 años que además de luchar por sacar adelante a sus cinco hermanos, también tiene que encontrar la manera de satisfacer las necesidades de un joven de su edad.
Esta labor no es nada sencilla, pues aunque ha tenido que poner en pausa muchos de los planes que tenía trazados, espera que un día pueda llevarlos a cabo.
“Trato de mantener un equilibrio que es algo muy difícil, porque hay necesidades aquí en la casa pero también tengo necesidades personales, también tengo a mi novia, proyectos que quiero emprender, tengo un grupo de música y varias ideas que pretendo echar a andar. Necesito mantener un equilibrio y sobre todo no caer en un caos de ¿ahora qué voy a hacer? o algo así. Pretendo seguir con todo lo que tenía planeado e ir llevando las cosas paso a paso”, dijo.
Este mismo dilema lo vive con sus hermanas, quienes ya son unas adolescentes y también quieren empezar a vivir sus vidas.
“Mis hermanas que ya son ya adolescentes también me piden permiso para salir con sus amigos, ir a pijamadas o las quinceañeras o cosas así. Creo que lo importante es tratar de que todo lleve su curso.
Todos salimos y hacemos nuestras cosas pero entre semana estoy aquí con ellos, y ya el fin de semana lo aprovechamos para divertirnos o hacer otras cosas que me incumben de manera personal”, sentenció.
Sin embargo, uno de los temas más complicados en esta relación ha sido la aplicación de la disciplina, pues los niños no pueden dejar de ver a Luis Yaced como su hermano.
“Mi tía nos apoya en eso de llamarles la atención pues la ven más como una persona más grande. Yo soy joven, sigo siendo su hermano y voy a ser su hermano siempre. Por eso de repente si batallo en esa cuestión de la obediencia”, dijo.
SUS DESEOS
Aunque su empleo en el Ayuntamiento de Reynosa ofrece estabilidad a esta familia, en ocasiones el dinero no es suficiente para que puedan tener todas las cosas que desean, lo que no impide que Luis Yaced pueda soñar.
“Los cuartos son algo pequeños y las camas ya están algo viejitas, los colchones en donde dormimos pues ya están un poquito deteriorados. Eso es algo con lo que batallamos.
“En cuanto a la Navidad, pues los niños están acostumbrados no a lujos, pero si a detallitos y sobre todo en esta época. A lo mejor no se les puede comprar juguetes o ropa en el transcurso del año, pero es bonito darles un detallito. Por ejemplo ahorita que hace mucho frío yo andaba consiguiéndoles ropa de frío y algunos juguetitos de esos que les gustan a los niños. Esas son las cosas que les agradarían”, finalizó.