
En su tendencia hacia las segundas partes, Pixar olvida la calidad argumental. Cars 2 es la peor de la lista de hits de la fábrica de sueños que fue absorbida por Disney.
Pero ahora, con Monsters University, antecedente de Monsters Inc., Pixar involuciona.
La universidad monstruosa sienta las bases de lo que es la franquicia estrenada en 2001. En la primera entrega, se presentaron los personajes adultos del monstruo azul Sulley y el cíclope Mike, en una aventura extraordinaria que revolucionó la animación y las texturas de la imagen.
Doce años después se lanza la precuela, que muestra los inicios de la pareja imbatible. Son unos muchachos que ingresan al colegio con el propósito de convertirse en asustadores profesionales, una singular ocupación que se encarga de ingresar a la habitación de los niños para ocasionarles temor.
Con los gritos, se genera el combustible que le da vida al mundo de los monstruos.
Son jóvenes y cuando se conocen, se rechazan, pero al encontrar coincidencias en sus muchas diferencias los dos monstruos forman una dupla genial.
Monsters University es una historia mucho más sencilla que la anterior y está compuesta por todos los clichés de las comedias estudiantiles de los 70. No hay una sola escena que no haya sido filmada, en una variable más o menos aproximada, en alguna otra película de jóvenes alocados en su época universitaria.
La mitad de la cinta muestra viñetas de su estampa estudiantil, con secuelas interminables de chistes sobre las fraternidades y la siempre cómica exploración del autoconocimiento en esa etapa crucial en el aprendizaje existencial.
En la segunda parte, la película se concentra en su nudo, que es una competencia interna en la que Mike y Sully, en su papel de víctimas propicias, por su incapacidad para descollar en alguna actividad, se juntan con otros perdedores nerds y forman un equipo.
Aunque en un inicio son considerados para ser eliminados rápidamente en las olimpiadas del susto, van ganando el respeto de sus compañeros, debido, principalmente, al corazón imbatible de Mike, que muestra una determinación absoluta para convertirse en un asustador profesional.
Los amigos le demuestran al mundo que deben atreverse a la grandeza y a cumplir sus ambiciones con el máximo esfuerzo. La deshonestidad, debe ser siempre castigada, se enseña al final.
El final es muy inferior a la película de origen. A diferencia de la mayoría de las exhibiciones de Pixar, y aún en contra de las convenciones de las aventuras para niños, aquí no hay una gran escena cargada de adrenalina y velocidad.
En cambio, hay una gran exhibición de gritos y sustos que prueban que los monstruos protagonistas pueden ser tan buenos como el mejor, si se lo proponen.
Monsters University es una historia formadora, de entretenimiento familiar, que ofrece algunos chistes y una fina factura visual.
No es, en lo absoluto, entrañable, como lo fue, en su momento la relación de Sulley y Boo, pero mueve a la reflexión y deja el aprendizaje sobre el duro proceso de aprender.
Pixar todavía está en deuda con los fans, Para su próxima cinta debe, por lo menos, alcanzar la maestría de Up, para recuperar terreno.