
“No puede haber caridad si no va acompañada de justicia”, dice una de las reflexiones de San Vicente de Paul y muchas veces el ser humano confunde este concepto al creer que está siendo “generoso” cuando, en realidad, no está siendo equitativo.
Actualmente las personas que padecen una discapacidad son sujetas a una discriminación y un rechazo de la sociedad que solo quien la vive de cerca puede saber lo que hace sentir.
La falta de oportunidades para desenvolverse con facilidad dentro de una sociedad, que muchas veces suele ser cruel, ha estereotipado a todos aquellos a quienes la vida les negó la posibilidad de ser una persona “normal”.
El 22 de Octubre de 2004, se puso a funcionar en Reynosa un lugar cuya única finalidad era ayudar a personas con capacidades especiales.
Hoy en día, la Catequesis Especial Vicentina se ha convertido en un apoyo no solo para quienes viven con una capacidad diferente, sino también para las familias que se ven en dificultades para encontrar una institución donde puedan brindar el cuidado necesario a sus hijos.
Con el único afán de dar atención a quienes ellos llaman sus “amigos especiales” y a sus familias, esta catequesis inició sus labores en la Parroquia de San Pio X. Integrada por la Asociación de Laicos A.C., su objetivo es servir a personas que padecen una discapacidad intelectual o física como Síndrome de Down, Autismo, Parálisis Cerebral, Inmadurez Mental, Déficit de Atención e Hiperactividad.
Desde sus inicios, este espacio ha recibido a todas las personas que necesitan de ayuda o simplemente estar bajo el cuidado de personas quienes con paciencia y cariño los acompañan mientras sus familiares trabajan.
La misión de este centro es ofrecer a los “amigos especiales” y a sus familias una alternativa en cuidados especializados, capacitación, educación, asesoría, grupos de apoyo y oportunidades de empleo, siendo este último una herramienta que los ha motivado a salir adelante y contar con un empleo donde aparte de tener una distracción reciben un salario.
Judith Aidé André Guerrero, directora de esta estancia, dio a conocer que gracias a la aceptación que ha tenido este espacio, se ha extendido a otros estados y municipios del país.
Lo que buscaban es que los niños asistieran a un lugar donde estuvieran bien atendidos y cubrieran sus necesidades de forma integral y sobre todo que sus padres estuvieran tranquilos.
“Es una asociación que se dedica a evangelizar y apoyar a las familias con amigos especiales; inició en San Pio X y de ahí se extendió a diferentes iglesias, actualmente tenemos siete iglesias y ya ha traspasado lo que es Reynosa, porque tenemos en Rio Bravo, Matamoros, Ciudad de México, Baja California, entre otros lugares, el objetivo general es apoyar a la familia para que se integren y sus hijos reciban el apoyo que requieran”, apuntó.
Actualmente la Catequesis Especial Vicentina da atención a casi 15 niños en diferentes horarios, ahí se les enseña diversas actividades dependiendo de la discapacidad que tenga el joven.
“Se trabaja la cuestión motora, tanto fina, gruesa entre otras cosas, y como es una estancia católica, se les fomenta también la catequesis, solamente los lunes; es una hora a la semana; aunque hay diferentes actividades, hemos tenido gente voluntaria que a veces quiere venir y participar con ellos y les enseña alguna habilidad que ellos pueden ir desarrollando”.
Y agregó: “Se ha trabajado desde hacer brocheta de bombones, manzanas; les gusta también trabajar mucho la masa como actividad de motricidad fina. Esta actividad a ellos les gusta mucho, les divierte, los relaja y en parte aprovechan su capacidad creativa, porque se emocionan al ver lo que pueden hacer”.
Debido a que es una estancia que da atención a menores con capacidades especiales donde se trabaja prácticamente todos los días, se requiere de solvencia económica para poder sostenerla y para ello se realizan actividades para obtener fondos.
“Existe un patronato, el cual se dedica a realizar actividades para obtener fondos, hay benefactores, muchas personas que son generosas, diferentes grupos que donan cosas en la gran mayoría en especie… son tres actividades al año, con las cuales se trata de obtener dinero y de esta forma podemos tener el sustento para mantener la estancia”, dijo.
TAMBIEN SON EMPRESARIOS
Aparte de enseñarles cosas básicas para su mejor desenvolvimiento en sociedad, todas las personas que son atendidas en este lugar fueron integradas a un taller para elaborar escobas y trapeadores.
Eso les ha permitido aprender un oficio y sobre todo recibir un pago por ello, dijo Judith André Guerrero.
“Entre los proyectos que había desde hace muchos años era el de contar con un taller cooperativa de escobas y trapeadores, donde los jovencitos con diferentes capacidades aprendieran este oficio y por fin este año, específicamente en el mes de marzo se cumplió y se inauguró el taller”, precisó.
Esta idea surgió de la doctora Leticia Ascencio de Lomelí, quien siempre tuvo la visión de crear un taller-cooperativa y lo logró. Gracias al trabajo desarrollado en este lugar, se han tenido grandes resultados sobre todo por el esfuerzo que estas personas con capacidades especiales le han puesto.
“Asombrosamente los jovencitos han aprendido a hacer escobas, trapeadores, y cuando llega el día viernes que es cuando les pagan, pues están felices de la vida porque de acuerdo a lo que produzcan es lo que ganan”, precisó.
Y por si esto fuera poco, la venta de los utensilios de limpieza es buena, sin embargo se está buscando colocarlos en tiendas grandes donde la gente pueda comprarlos sin problema alguno.
“Las escobas se venden; aquí es el principal punto de ventas, pero se ha buscado la manera de colocarlas en negocios grandes, se han hecho ventas grandes en maquiladoras, en diferentes grupos y también de particulares y te puedo decir que la misma gente viene a comprar estos productos”, precisó.
Y agregó: “Todavía se necesita mucho apoyo, porque ellos todos los días hacen escobas, trapeadores, pero la idea es que no solamente hagan, sino que se vendan y aprovecho para hacer un llamado para que apoyen este gran proyecto, de hecho yo soy la primera en asombrame de ver como ellos felices trabajan en armonía y han aprendido este oficio increíblemente y que les llena de orgullo”.
Por lo tanto, invitó a la población a consumir lo que estos muchachos con sus propias manos elaboran con mucho esmero y que relativamente el costo de estos productos no es caro.
“Se manejan precios de mayoreo y menudeo, aquí mismo se pueden hacer pedidos y con todo gusto se les atiende”, finalizó.