
Reynosa se ha consolidado como el municipio que lidera el consumo de refrescos en Tamaulipas, lo cual se ha asociado con enfermedades como la diabetes y obesidad entre otros padecimientos, según informaron expertos en la nutrición.
En el desayuno, en la comida, en una cena, incluso cuando el sol comienza a calentar, se antoja un refresco de cola, y es que esta bebida gaseosa se ha convertido en uno de los productos básicos que no pueden faltar en la cotidianidad de las familias.
Además, es considerado como un artículo de la canasta básica, y pese a las campañas emprendidas a nivel nacional e internacional, año con año se incrementan las ventas de este producto azucarado.
Recientemente, el secretario general de la Sección 125 del Sindicato de la Industria Embotelladora, Filiberto López Adame, manifestó que Reynosa es la ciudad de Tamaulipas que más refresco consume y que las familias lo ven como parte de la canasta básica.
Un ejemplo son las ventas en Reynosa de la marca reconocida a nivel mundial, que son las más altas en la región. Algunos datos aseguran que la empresa refresquera logró vender 1 millón 200 mil bebidas en un sólo día caluroso, mientras que en tiempo de invierno se venden entre 25 y 30 mil cajas.
El dirigente sindical de los embotelladores en la ciudad expresó que en los últimos días que se ha incrementado la temperatura, también asciende la venta, logrando números desde 45 a 60 mil cajas que contienen 24 sodas cada una.
“A pesar de que ha habido campañas por todos lados, la gente como quiera ya lo ve como un artículo más de la canasta básica, la verdad que en cualquier colonia que ande uno te topas a los niños, madres de familia, con el refresco, no puede faltar. Está considerado ya como un artículo de primera necesidad”, explicó.
‘ME SIENTO DESESPERADO’
Para Jairo Reyes Saucedo, de apenas 35 años de edad, el refresco de cola es indispensable para convivir en una carne asada y hasta para mitigar el calor que ya se siente en la frontera, ya que al agua no le encuentra el sabor y por lo mismo no le satisface.
Relató que desde muy pequeño, para ser exactos a los 7 años de edad, él ya era un consumidor de las bebidas azucaradas llegando a tomar hasta siete refrescos diarios en envases de vidrio de 355 mililitros porque dice que le agrada mucho su sabor; actualmente, en botella desechable es mejor porque durante el horario laboral amerita.
“Desde muy chico tomaba mucho refresco, y me aventaba a veces seis o siete por día, a veces no tomo agua, el agua no me cae, pienso que no me satisface, no me quita la sed”, dijo.
“Oye, ya no tomes refresco”, le dicen sus conocidos, pero él prefiere ignorarlos ya que argumenta que no la puede dejar.
“Me desespero sin tomar, me siento ansioso y desesperado por tomar refresco, yo a veces digo: no pasa nada, no pasa nada”, añadió.
Para Jairo Reyes, la presentación que viene en botella de plástico es la mejor, ya que conserva su sabor y el gas, en cambio la de lata pierde su concentrado estando mucho tiempo en el refrigerador.
Sin escatimar sus recursos, platica que ha llegado a gastar hasta 300 pesos diarios en comparar estas bebidas recalcando que mínimo se toma 50 sodas por mes.
Pensando un poco, hace un comparativo, él se declara buen consumidor de la bebida como aquellos que fuman cigarros. “No te hayas, no estás tranquilo sin fumar, es lo mismo que el cigarro, no puedes dejarla”, señala reflexionando que en un futuro puede repercutir en su salud.
Sin embargo, el consumo continuo de gaseosas puede afectar a la salud de las personas, por tal motivo la Secretaría de Salud, desde el inicio de la pandemia a la fecha implementó medidas en las etiquetas que advierten de un alto contenido de azúcar.